"Ves lo que le ha pasado a Ángel y se te quita la tontería"

Nacho Sáez
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El portero del Viveros Herol Nava Yeray Lamariano ha estado veinte días confinado, pero se considera un afortunado al lado de su compañero que ha pasado por la UCI.

"Ves lo que le ha pasado a Ángel y se te quita la tontería"

Dentro del brote de coronavirus que ha afectado al primer equipo del Viveros Herol Nava, una de las situaciones más particulares la ha vivido Yeray Lamariano, confinado en una habitación durante veinte días. Si la mayoría de sus compañeros dieron positivo el 8 y 9 de octubre, él no lo hizo hasta una semana después a pesar de que tenía síntomas desde días antes. La PCR se resistía a dar positivo hasta que el jueves 25 de octubre comenzó a notar que le quemaba el pecho al respirar. «Me vino a buscar una ambulancia y me llevó al Hospital Clínico de Valladolid», inicia su relato de estas casi tres semanas en las que ha sufrido de todo: fiebre, malestar, pérdida del olfato y del gusto, náuseas, diarrea y los citados problemas para respirar.

Él no esperó a tener la confirmación de que se había contagiado para aislarse en una habitación dentro de su propia casa. «No contagiar a mi familia era suficiente para hacerlo, pero luego ves que Ángel ha tenido que estar en la UCI y se te quita toda la tontería sobre la incomodidad que supone estar encerrado en un cuarto unos días», argumenta recién reincorporado a las sesiones de entrenamiento junto al resto de sus compañeros. Está feliz de haberse reencontrado con ellos y con la inmensa satisfacción de haber conseguido que ni su mujer ni sus hijos de tres meses y seis años se contagiaran.

Al principio reconoce que pasó miedo e incluso estuvo seis horas en observación en el hospital, pero los buenos resultados que arrojó la radiografía que le realizaron  le ayudaron a tranquilizarse. «Anímicamente ahora estoy bien. Yo ya era de gustos sencillos y durante la cuarentena he aprovechado para leer y estudiar, que estoy haciendo prácticas en una gestoría», cuenta el guardameta vasco, que aún no ha recuperado el olfato y el gusto ni tampoco el tono físico: «Ayer (por el martes) salí a correr y todavía lo notaba».

Pero esa circunstancia no quiere ponerla como disculpa si las cosas empiezan a ir mal sobre la cancha en las próximas semanas. «Me parece una vergüenza que nos hagan jugar el sábado, es una decisión arbitraria de un órgano arbitrario y va a suponer que haya lesiones. Pero nos tenemos que centrar en el partido y no rasgarnos las vestiduras. Ya en la primera charla de la temporada el entrenador nos dijo que iba a ser un año imprevisible, así que no podemos buscar excusas. Aunque ahora nos duelan las piernas y lo veamos todo mucho más complicado, hay que afrontar la situación como viene. Igual ser inmunes nos puede suponer una ventaja a medio plazo», concluye Lamariano, «muerto pero entero».