"Ucrania ha demostrado gran capacidad de resistencia"

A.M.
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Junto con el cámara Miguel de la Fuente, con el que comparte este año el Premio del Club Internacional de Prensa, por la cobertura de la guerra de Ucrania por la invasión de Rusia, ha sido enviado especial de TVE, durante tres meses, en dos periodos

Óscar Mijallo en un directo para TVE con el fondo de un edificio bombardeado - Foto: D.S.

E periodista de TVE Óscar Mijallo Gómez (Arenas de San Pedro, Ávila, 50 años), enviado especial a Ucrania, vinculado familiarmente con Segovia, asegura en esta entrevista que «siendo muy optimista no creo que se pueda llegar a un tipo de solución diplomática [tras la invasión de Rusia], al menos en uno o dos años». Autor del 'Beso de los océanos' (Contraluz), su último libro, subraya que se ha llegado «a un estancamiento [de la guerra] en el que parece que militarmente no hay salida» .


Después de seis meses de la invasión de Rusia a Ucrania, ¿se puede pronosticar cuándo será el final?, ¿cómo está la situación?

Decir cuándo va a terminar es muy aventurado, lo que se puede afirmar es que será largo. Ucrania ha demostrado una gran capacidad de resistencia al avance ruso, sobre todo desde la entrada en escena de los sistemas de artillería modernos por occidente  –los Himars, misiles guiados por GPS;  los THZ alemanes o los Caesar franceses– que demuestran ser superiores a los de los rusos porque tienen mayor alcance e inhabilitan el poder de la artillería rusa de destruir las líneas de defensa ucranianas y penetrar con los carros de combate apoyados por la infantería. Está algo más en entredicho su capacidad de lanzar un contraataque porque llevan varias semanas anunciando uno en Jersón y otro en Járkov pero no se han producido. A no ser que el Kremlin movilice muchas más tropas, que puede hacerlo, parece que no va a ser capaz de romper la resistencia ucraniana. 
En estas condiciones la guerra será larga, otra cosa es que alguno de los dos actores, sobre todo Rusia, decida poner más recursos sobre el tablero, y luego hay un tercer factor que será cuando Occidente decida que deja de apoyar a Zelenski  porque no le interesa políticamente o porque está exhausta económicamente. Hemos llegado a un estancamiento en el que parece que militarmente no hay salida, veremos a ver en los próximos meses.

¿Puede haber alguna iniciativa diplomática de éxito para que esto acabe pronto, después de que hayan muerto decenas de miles de personas y doce millones hayan abandonado su país?


Es complicado porque Putin necesita algún tipo de éxito para justificar el fin de lo que él llama la 'operación militar especial' y, hasta que no se celebren los referéndum de independencia, en otoño, para anexionarse el sur de Ucrania, como ocurrió con Crimea, podrá intentar negociar algo. Para Zelenski será complicado porque si presenta cesiones territoriales y políticas va a perder gran parte de los apoyos, que están basados en el gran nacionalismo ucraniano. Otra cosa es que Occidente considere que es el momento de poner el fin a la guerra por el gas ruso y la subida de precios y obligue a Zelenski a negociar.  
Lo veo difícil, salvo que Putin considere que las consultas son suficientes y Occidente piense que se puedan hacer esas cesiones, pero hay países como Polonia, Hungría o Checoslovaquia –no está tan lejos la primavera del 68 [los tanques soviéticos invadieron este país]– que tienen miedo a que Rusia recupere su área de influencia.  Siendo muy optimista no creo que se pueda llegar a un tipo de solución diplomática, al menos en uno o dos años. La guerra necesita decantarse para uno de los dos bandos con el fin de que el otro se vea obligado a negociar.   

¿Qué ha supuesto para usted la experiencia de haber informado de esta situación en directo como corresponsal de TVE?, ¿ha encontrado situaciones de peligro?


Periodísticamente Ucrania ha sido muy interesante porque se da en muy pocas ocasiones una gran cobertura de este tipo en la que todas las televisiones mundiales deciden echar el resto, como en la guerra de Irak, pero la de Siria no fue tan importante por las condiciones que había… Es la primera guerra en Europa desde la que se registró en la antigua Yugoslavia, profesionalmente es muy interesante. Otra cosa es el drama humano que se vive allí con los bombardeos, que recuerdan a los de la II Guerra Mundial, viendo a los civiles cómo padecen la situación, los niños  sin colegio, marchándose en autobuses y trenes, la situación en Kiev o en Járkov, la gente durmiendo en el metro… Hay que echar un vistazo a cómo ha quedado Mariúpol o partes de Járkov… Tuvimos la suerte de esta en Zaporiyia en el momento en que los rusos tomaban la central nuclear, había tres o cuatro medios internacionales, muy pocos ucranianos, no esperaba encontrarme con una cobertura así abriendo telediarios todos los días aunque luego haya también esas situación de peligro que vives en una guerra, como cuando estábamos haciendo un directo en Kiev y de, repente, empezamos a escuchar las explosiones en la cercanía, o visitar los pueblos y estar en las trincheras a mil metros de los rusos. 
Luego, con los toques de queda y el desabastecimiento perdí seis kilos, en los primeros dos meses, no es que hubiera hambre pero sí escasez, con la intensidad del trabajo, cuando querías comer, había entrado en vigor el toque de queda, a las cinco de la tarde ya no encontrabas restaurantes abiertos y los supermercados estaban cerrados, a veces dependíamos de lo que nos daban, incluso, cuando hemos ido a grabar a algún sitio de distribución de alimentos, te ofrecían una sopa y te la comías porque sabías que no volvías a probar algo caliente en dos días...  

Ha comentado que los primeros días, desde el 24 de febrero, fueron brutales pero, pasado el tiempo, ¿no cree que este tema pasa a un segundo plano?
 

Sin duda, pero pasa en todas las guerras, por ejemplo, la primera vez que fui había mucho interés informativo y ahora nuestra información está cada vez más abajo en el minutado del telediario, se le da menos importancia a la noticia. Ha habido un hartazgo, la gente se hastía, se acostumbra, incluso los editores, a base de estar dando todos los días noticias de algo acabamos como anestesiándonos, es una pena porque estamos olvidando dramas humanos pero sabemos que, desgraciadamente, cuando pasan unos meses y los frentes se estabilizan parece que  nos acostumbramos al nivel de violencia de las guerras. 
Yo he estado nueve años de corresponsal en Israel, en Jerusalén, y ves cómo cuando hay un estallido de violencia   interesa mucho, al principio, y a los dos meses pasa a formar parte de los conflictos olvidados.

¿En qué medida el presidente de Rusia Valdimir Putin puede haber planteado este ataque para desestabilizar Europa?, ¿cree que lo consigue a la vista de la repercusión, por ejemplo, en el freno a la exportación de cereales o los precios de la energía por el corte de suministro de gas?

A lo que aspira es a volver a restaurar el ámbito de influencia de la antigua Unión Soviética, Rusia tiene vocación imperial, para ello utiliza un arma fundamental que es la desestabilización y lo hemos visto fomentando los procesos de independencia, como en el procés, en Cataluña, donde ha quedado demostrado la influencia de espías y hackers soviéticos. Putin utiliza la guerra de Ucrania, el gas, el petroleo y toda una serie de armas que debilitan a quien considera su oponente. Lo estamos viendo también en Latinoamérica con el apoyo a los enemigos de Estados Unidos, que es otro de los grandes pilares del bloque occidental,  o con su intervención en Siria.  

¿Qué  impresión le han dado las declaraciones del embajador ucraniano, Serhii Pohoreltsev, de que no pueden decir que estén satisfechos, ni que estén recibiendo todo lo que España podría suministrar?


Hay unos países que están insuflando muchísimo armamento sin el cual no hubieran podido resistir, incluso con menos renta per capita, como Polonia o Hungría, más próximos al conflicto y que se van amenazados, si comparamos eso con España que ha prometido mucho pero no ha mandado tantas cosas, los ucranianos se sienten decepcionados. Hicimos una promesa de 40 carros de combate, después se quedó en 10 y luego parece que no se van a poder entregar. Una de las cosas que dijo el presidente Zelenski  cuando empezaron a llegar líderes occidentales a Kiev es que él no quería hacerse fotos vacías sino que lo que necesitaba era que le mandaran armas. 
Si leemos bien esas declaraciones, el embajador dice que agradecen la ayuda pero que esperaban más mientras nuestro país está en una situación económica muy complicada y con un gasto en defensa cuestionado por varios miembros del Gobierno y, en esas circunstancias, es difícil mandar armamento, además con unas Fuerzas Armadas como las nuestras que no son de las más grandes de Europa.  

¿Comparte que lo que ha dicho el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, de que su bandera nacional se ha convertido en un símbolo mundial de valentía y de quienes valoran una vida libre, cuando la otra parte le acusa de fascista?


La bandera de Ucrania se ha convertido en eso para el bloque occidental que apoya a Zelenski; para los rusos, los venezolanos, los iraníes o los chinos es un símbolo de fascismo. Zelenski es judío, no es fascista, ha llegado al poder democráticamente, en un país donde los periodistas podemos ir e informar, es cierto que cada vez con más dificultades, porque llegar al frente cada vez es más difícil,  pero nos dan acreditación mientras que en Rusia no. El ejército que está fuera de sus fronteras no es el de Zelenski es el de Putin, como hizo Hitler cuando invadió los Sudetes, llamar fascista a un ejército que no se ha movido de sus fronteras… 
Se puede ser de derechas pero eso no es delito,  si hay algún régimen que está haciendo algo parecido a lo que hizo Hitler es más bien el de Putin, no veo en Ucrania un régimen fascista sí veo  una radicalización hacia posiciones de derecha o de extrema derecha, como ocurre en muchos países que formaban parte de la Unión Soviética, como reacción contraria a  todo lo relacionado con el comunismo, a todo lo heredero de la Unión Soviética, en este caso Rusia, y a la invasión rusa, pero no creo que Zelenski sea un nazi, en absoluto.   

Como otras ciudades, Segovia ha acogido a ucranianos de los 140.000 que han llegado a España, ¿cómo ha visto esta respuesta solidaria?

Siempre podríamos hacer más, pero para un país como el nuestro la cifra no está mal, lo que pasa es que a los refugiados hay que traerlos con garantías de que se les va a poder atender y van a tener trabajo porque, de lo contrario, van a terminar despertando sentimientos de rechazo.  Segovia es una ciudad de acogida, magnífica, me ha acogido hasta a mí, llevó más de veinte años, mi mujer es de ahí y pasamos muchas temporadas. Siempre la recuerdo, me encanta comer un asado o pasear por el Acueducto y la Catedral, es una ciudad de acogida, fantástica. También he acudido a ver las fuentes de La Granja estas fiestas de San Luis...