Sentimiento de arraigo

Patricia Martín
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'Los diez lugares' de Félix Montes, profesor de educación para adultos, exalcalde del Real Sitio de San Ildefonso y exsenador.

Sentimiento de arraigo - Foto: Rosa Blanco

Félix Montes Jort (Segovia, 1958). Diplomado en Profesorado de EGB y especilista en Educación de Adultos y Alfabetización. Entre 1986 y 1991 fue el responsable en formación de Profesorado enEducación de Adultos. Como profesor de estas enseñanzas ha tenido varios periodos y es dedicación profesional actual, en el CEPA ‘Antonio Machado’. Durante 16 años fue el alcaldel Real Sitio de San Ildefonso. Procurador  (1995-1999) y en su última etapa política como senador socialista entre 2011 y abril de este año. 

1. Según lo requiera la ocasión. Se define de bares y restaurantes, de ambos, según lo requiera la ocasión porque estos establecimientos son lugares de encuentro con la familia y con los amigos; espacios de conversación, de relax, y también para el desahogo y compartir confidencias, que a buen seguro «Los Demetrios», entienden y comparten con él esta reflexión. Destaca y reconoce la buena labor que hacen los profesionales de la hostelería segoviana. 

2. El conjunto histórico-artístico de La Granja. Unas pocas palabras bastan para definir el conjunto histórico artístico de La Granja de San Ildefonso:Barroco, Ilustración, Urbanismo, Naturaleza, Agua y Cultura. Con una relación hombre y naturaleza en simbiosis perfecta. Una definición que le parece más que acertada para describir al Real Sitio.

3. El comercio local. Afirma rotundo que le gusta utilizar el comercio local, ir a comprar en La Granja o en Segovia porque necesita la confianza y la cercanía del tendero y el comerciante. De sus años de infancia, nunca olvidará los olores de la Panadería de Felipe o de la Carnicería del señor Antonio. 

4. La Plaza de los Dolores. La plaza central y principal de La Granja. Lugar y punto de encuentro desde que era pequeño con sus amigos y lo sigue siendo porque cuando regresa a La Granja siempre le gusta acercarse a la plaza ver cómo van las cosas. Además, es el espacio donde ha disfrutado de las verbenas de las fiestas. 

5. Dos escenarios imborrables. Su infancia está ligada a dos lugares imborrables. Por un lado, la calle Ría Alta, donde vivió desde su nacimiento hasta la edad de 14 años. La calle que le vio crecer y jugar. Por otro lado , la fábrica de maderas del Real Aserrío de Valsaín, situada en La Pradera de Navalhorno, donde vivían sus abuelos paternos porque precisamente su abuelo era el guarda de esta fábrica y vivían allí en una casa. Todavía recuerda con intensidad el aroma y el olor de los pinos y la resina, así como las conversaciones que escuchó de los gabarreros y trabajadores del pinar, que fueron para él, una gran fuente de cultura. En este recinto, con la guía de sus abuelos hizo «sus primeros balbuceos» en la escritura y la lectura. 

6. Los Pinares de Valsaín. Caminar por estos parajes y dejarse envolver por los sonidos de los mil y un arroyos que serpentean los pinares. El sonido del agua pero también del canto de las aves y de otros animales, cargarse de energía por las sendas que lo recorren. 

7. Las playas de Cádiz. Sus vacaciones de verano le llevan a las playas de la costa atlántica de la provincia de Cádiz, de Tarifa hasta el Parque de Doñana, en San Lúcar de Barrameda. Le gustan por su amplitud y por la brisa. 

8. Jardines del Palacio Real de La Granja. En estos espectaculares jardines fue donde hace siglos experimentaron a la perfección ese concepto que ahora se ultilizar con tanta frecuencia:la sostenibilidad medioambiental y cívica.

9. La Fábrica de Cristales del Centro Nacional del Vidrio. Recoge otro de los pilares fundamentales de su relación con el territorio. Al patrimonio natural y cultural se une el vidrio, cuyos sonidos y olores son absolutamente inconfundibles. 

10. Las Pesquerías Reales y la Poza del Huevo. Recomienda la ruta de las Pesquerías, hasta llegar a la zona donde confluyen los arroyos en l antigua Fábrica de Luz del Salto del Olvido, que le trae a la memoria las meriendas en las tardes de primavera cuando iban a ver su padre que trabajaba allí. Además, en la Poza del Huevo, al regresar de sus paseo por los pinares, se suele dar un refrescante chapuzón.