Ignacio Fernández

Ignacio Fernández

Periodista


El botón

07/04/2022

A la chita callando, Elon Musk se ha hecho con un paquete de acciones de Twitter que, al parecer, le da la suficiente fuerza como para entrar en su directorio y plantear a las claras lo que lleva tiempo pidiendo desde fuera: un botón de edición que permita editar los tuits una vez publicados.
Sería un gran avance para la política regional. Muchos «tuiteros» politiqueros confunden publicar con vomitar. Abogan por la educación de calidad, aquélla de la que carecen cuando escriben. Sustentan sus cargos en mandatos de concordia, antagonista de la discordia que frecuentan en sus «timeline». Muchos adolescentes (pero muchos, ¿eh?) superan en madurez y solvencia el talante de sus señorías cuando pían con el pajarito.
La primera víctima de esta batalla es la reputación de los cargos públicos y sus aledaños: el uso de las redes como vertedero, aliviadero de bajas pasiones, sumidero de testosterona mal empleada, eleva a alguno de nuestros próceres a la altura del betún. La elegancia no es una cualidad externa, en realidad es la parte visible del interior de las personas. Y algunos tuits revelan por dentro médulas bastante macarras.
Y la segunda víctima es la verdad. Una cosa es la soflama partidaria y otra el engaño y la mendacidad, que es a lo que parecen dedicarse quienes en lugar de emplear esta herramienta maravillosa para comunicarse con sus deudos, es decir, los que pagan, es decir, sus votantes, la usan como manifestación inmaterial del papel higiénico.
Total, que, devoto como soy de Twitter como el principal instrumento de desintermediación entre los hechos y sus espectadores, prevengo contra el abuso que de él hacen algunos de nuestros sabelotodos políticos autonómicos. El botón que viene sería su purgatorio. El infierno encendido, su puñetera forma de tuitear. Qué coñazo.