La atención primaria pide medios en primera línea de batalla

A.M.
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Los profesionales de los centros de salud ven una oportunidad y un reconocimiento, aunque hay quien pide más medios, mientras la Administración busca desesperadamente cubrir 50 plazas de enfermería.

Responsables de Salud Pública del Área de Segovia - Foto: D.S.

El nuevo papel de la atención primaria en el control de la pandemia, aislando a los nuevos casos y haciendo un seguimiento de su entorno, para controlar los contagios, está siendo recibido por los profesionales de la sanidad como un reto importante, anque entienden que es necesario reforzar con personal, el primer escollo con el que se encuentra la Administración, quien busca  50 enfermeras y enfermeros. 

En una consulta a un buen número de sanitarios distribuidos por centros de la capital y de la provincia, algunos que han preferido permanecer en el anonimato,  se valora esta nueva misión:«Más que problemas vemos ventajas, porque tanto el médico como la enfermera de atención primaria, tenemos una visión longitudinal de los pacientes y de las familias, somos la vía más accesible de entrada al sistema sanitario y los pacientes tienen mucha confianza en nosotros y es muy fácil accesibilidad para poder ponerse en contacto cuando lo necesitan».

La médica coordinadora de El Espinar, Cinthya Paola Guachan Salazar,  lo explica gráficamente al señalar que «ahora somos los de la primera línea [contra la pandemia], estamos de acuerdo, lo hemos venido intentando pero hemos padecido falta de recursos, que hemos ido teniendo poco a poco, estableceremos el control de la propagación y de los casos sospechosos, que es nuestro objetivo». 

Ahora hay test rápidos, PCR, se ha impartido formación y equipos de protección, lo que le lleva a decir a Guachan que se sienten «más amparados». Recuerda que El Espinar es el segundo municipio más grande de la provincia, frontera con Madrid, lo que les provocó ciertos problemas de masificación, tras la declaración del estado de alarma, donde se registraron unos 2.000 desplazados,  aumentando el número de tarjetas por médico, que pasó de 1.200 a 1.500.

De cara al verano, en esta zona residencial al pie de la Sierra de Guadarrama, se mantendrá el plan de guerra en los peores momentos de la pandemia, estableciendo retenes y consultorios cerrados, mientras que trabajará la plantilla al 50%, a la vez que la otra mitad toma sus vacaciones.  La falta de personal es patente, a excepción de los contratos de la enfermera de salud pública, «pero está asumido».  

Un médico rural llama la atención sobre el hecho de que sus superiores «no están favoreciendo esta desescalada [sanitaria] al ponernos dificultades con personal necesario y material defectuoso que se nos ha suministrado y en material plástico». No obstante insiste en el compromiso de los sanitarios rurales con la sociedad en estos dificiles momentos.

Como enfermero rural de la zona nordeste de Segovia, otro profesional advierte que, dado que gran parte de la responsabilidad y el trabajo va a recaer en la atención primaria, «debemos de ser conscientes, tanto los equipos como la Administración, de estar preparados y con los medios suficientes,tanto recursos humanos como materiales, para poder afrontar lo que nos pueda venir encima».

La secretaria provincial del Sindicato de Enfermería Satse, miriam Rubio, es consciente del problema de la Administración para contratar personal de enfermería, nada menos que 50 plazas, después de que en el Hospital General se llegaron a hacer un centenar de contratos por encima de la plantilla.

Con una bolsa de empleo agotada, Rubio advierte de la posibilidad de que se recarguen servicios, en caso de que no se encuentre personal, y le preocupa cómo pueden afectar las secuelas emocionales y físicas de la pandemia a los profesionales: «Están cansados psíquicamente, los diferentes responsables sanitarios pueden haber hecho lo que estaba en sus manos, pero no ha sido suficiente con los equipos de protección individual (epis) y el personal, los que sí han cumplido son los profesionales, las enfermeras y enfermeros,  han dado la talla y ahora esperemos que se tengan en cuenta las ratio enfemera-paciente, casi estamos llegando a la situación de los médicos, donde se va a producir una gran carencia en breve por jubilaciones».  

control. Los responsables de la red de vigilancia epidemiológica de los casos nuevos y contactos del Área de Salud de Segovia, papel encomendado por la enfermera encargada de salud pública, van a estar controlando tanto el caso positivo, como los contactos, para tener una idea global de la evolución de pa pandemia. 

Como colectivo, en declaraciones a este periódico, consideran que «da más visibilidad tanto a la enfermería como a la atención primaria, siempre parece que estamos como en un segundo plano frente a la atención hospitalaria y somos el grupo más cercano a la población, siempre en contacto con ella, también en atención social, hacemos un poco de todo».

En cuanto a medios,  subrayan que, ahora mismo, «estamos mucho mejor que al principio, en otras ocasiones anduvimos escasos de mascarillas y epis,  la Gerencia nos ha agrupado en centros a todo el equipo para poder rentabilizar bien los medios». Se centraliza la atención, de esta manera hay una zona Covid y otra no Covid, dos circuitos diferentes, para que no haya contaminación». 

Entienden que «medios humanos siempre hacen falta, estamos bien provistos pero estaría mejor si aumentan plantillas, un par de personas, aunque luego vayamos sustitutos a apoyar, hay zonas que se triplica población, aunque al ser un año distimto, no sabemos lo que nos vamos a encontrar». Como otros compañeros, en una coincidencia unánime, piden que la gente no baje la guardia porque hayamos pasado de fase, «no se puede hacer vida normal, hay que mantener la distancia, ponerse la mascarilla, lavado de manos, ser conscientes de que la cosa está más tranquila pero no quiere decir que el bicho no esté».

Desde otro centro de salud, en unas respuestas consensuadas por todo el personal de enfermería, se subraya que «la Atención Primaria  viene realizando esa  labor [ahora de prevención y control] desde siempre, especialmente desde el inicio de la pandemia,  nos hemos anticipado haciendo educación para la salud  a la población  sobre medidas de protección, aislamiento, inicio de síntomas o  seguimiento, aparte de continuar con nuestra labor habitual de atención a pacientes crónicos,  agudos y pediatría», entre otros. 

Del material dicen que les llega a cuenta gotas y no siempre de la calidad adecuada, «tenemos que agradecer la aportación  de material de manera desinteresada por parte de la población, aunque hemos notado mejora en la dotación de material de detección diagnóstica, test o PCR».

En cuanto al personal, a su juicio, «sigue habiendo la misma deficiencia de  profesionales médicos  que veníamos arrastrando desde hace años sumando ahora la falta de personal de enfermería; en estos días se ha suspendido el apoyo de enfermería  en las guardias  de los subcentro, lo que implica que esté un médico  solo para prestar atención  sanitaria».

También insisten en que, en  las zonas rurales se prevé  un aumento importante de la población,  que ya se está  notando a pesar del confinamiento, y matizan que, «si este aumento ya se producía otros veranos, este año será  mucho más elevado por la situación  de pandemia, con la carga de trabajo que esto supone para una atención primaria ya debilitada y no reforzada». 

En cuanto a la apertura de los consultorios rurales, entienden que «deben ofrecer medidas de higiene y seguridad tanto para los pacientes como para los profesionales, según las instrucciones  de la Gerencia Regional de Salud», porque no todos cumplen con la premisa de tener dos circuitos diferenciados para atender pacientes. 

Mientras no este controlada la alerta, en opinión de la enfermera de otro centro de salud de la ciudad, «parece prudente no dejar libre el acceso a los consultorios a toda la población por que podría haber algun infectado y repercutir sobre el resto de los pacientes».