Fernando Lussón

COLABORACIÓN

Fernando Lussón

Periodista


Tres cuestiones catalanas

10/09/2021

Después de un verano en el que la cuestión catalana ha ocupado las páginas pares de los periódicos, la sucesión de acontecimientos que han comenzado a aparecer y los que están previstos que se desarrollen en los próximos días han devuelto el expediente catalán al ‘prime time’ por el vuelco en las inversiones para ampliar el aeropuerto de El Prat, la celebración de al Diada el `próximo sábado y la próxima reunión entre el Gobierno y la Generalitat en Barcelona.  

De las muchas lecturas que pueden realizarse de la propuesta de AENA de invertir 1,700 millones para ampliar el aeropuerto de Barcelona una de ellas es que el Gobierno habría hecho a la Generalitat un regalo envenenado. El Ejecutivo ha retirado la inversión tras constatar que no contaba con el apoyo unánime de la Generalitat, que provocaba un amplio rechazo social y que entre los partidos independentistas catalanes había más rechazo que apoyo. Pese a que Pere Aragonés hable de chantaje del Gobierno, su propio partido iba a participar en una manifestación contra la ampliación del Aeropuerto de El Prat, en el seno de su gobierno JxCAT mantenía posiciones contradictorias sobre el proyecto, y tampoco contaba con apoyo municipal ni de Barcelona ni de El Prat para acometer la tercera pista que afectaría a un espacio protegido.  

Es evidente que el Gobierno sabía que su apuesta inversora iba a generar un conflicto en el seno del independentismo, incapaz de ponerse de acuerdo sobre una infraestructura que unos ‘indepes’ consideran básica para el desarrollo económico de Cataluña – “Cataluña capital Barajas”, se ha dicho- y que quita argumentos a los que aún mantienen el ‘España nos roba’, porque la inversión se desvanece, de momento, por su actitud. Además, el Gobierno se ha quitado de encima uno de los líos que mantenía con su socio de coalición, Unidas Podemos, que se oponía a la ampliación, no porque haya ganado esa batalla, sino porque la han perdido los independentistas ellos solos.   

Al Govern catalán, o más bien a su presidente y a toda ERC, le queda una prueba de fuego en la manifestación de la Diada del próximo sábado. Aquellos que desean que sea una muestra de fortaleza que se deje sentir en la mesa de diálogo se enfrentan a la posibilidad de un pinchazo relevante de asistencia por la división en el seno del movimiento independentista, en el que conviven los partidarios de la estrategia de la confrontación y que menosprecian esa mesa y quienes se aferran a ella con un pragmatismo que quiere pasar página de veleidades unilaterales, pese a mantener los objetivos básicos del referéndum de autodeterminación y la amnistía. Pere Aragonés y los suyos pueden sufrir un sonoro abucheo y rechazo a su apuesta por el diálogo en una manifestación convocada bajo el lema “lucharemos y ganaremos la independencia”, contradictoria con sus intenciones a corto plazo.  

También en la mesa de diálogo la pelota está en el tejado del Govern, que tiene que fijar el orden del día, de lo que se derivará la presencia o ausencia de Sánchez del encuentro. Las posiciones de partida son suficientemente conocidas y a pesar del ruido están meridianamente claras: Constitución y diálogo por parte del Gobierno; autodeterminación y amnistía por parte del Govern. Falta por ver si Aragonés, entre ambas posiciones máximas, explora algún territorio de acuerdo en una reunión que sigue blindada pese a El Prat y la Diada.