Bajan las donaciones al Banco de Alimentos en plena inflación

Nacho Sáez
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Los beneficiarios de la entidad han aumentado un 10% y se sitúan en 2.000 en la provincia, que de momento se encuentra abastecida de productos aunque preocupa el invierno.

Bajan las donaciones al Banco de Alimentos en plena inflación - Foto: Rosa Blanco

El Banco de Alimentos de Segovia resiste. La crisis de precios tampoco ha podido al menos hasta el momento con sus recursos, que permiten seguir a todas las personas que lo solicitan a través de los trabajadores sociales y de las ONG. Pero el momento es delicado. Tal y como reconoce su presidente, Rufo Sanz, las donaciones han descendido y los beneficiarios de las ayudas han aumentado entre un ocho y un diez por ciento. A eso se suma la incertidumbre que genera la actual inflación desbocada y las noticias que llegan a los Bancos de Alimentos de que les van a cerrar el grifo de un producto esencial.

El Fondo Europeo de Ayuda a los más Desfavorecidos (FEAD) no enviará leche en 2023 a los Bancos de Alimentos. El cierre de explotaciones y el brutal aumento de precios de los últimos meses explican una decisión que afecta precisamente a un producto que figura entre los que más necesita el Banco de Alimentos de Segovia. «También el aceite. El problema del aceite cada vez es más agudo. Menos recolección, precios más altos... Aunque debido al precio de la energía también estamos promoviendo que se nos done productos precocinados cuya elaboración no cueste en casa», indica Sanz.

El presidente del Banco de Alimentos de Segovia destaca la habitual solidaridad de nuestra provincia –en la última Gran Recogida fue la segunda de Castilla y León que más recaudó–, pero la rueda no deja de girar y ellos tampoco se conforman con la labor realizada hasta el momento. «Pretendemos que todas las familias segovianas, estén donde estén, dispongan de los alimentos que necesitan. Queremos llegar a más personas, porque el nordeste lo tenemos un poco desatendido, pero para eso necesitamos contar con la ayuda de los ayuntamientos y las ONG», asevera Sanz, al frente de un equipo que cuenta de media con una veintena de voluntarios aunque aumenta con la Gran Recogida.

Leopoldo Isabel lleva 17 años y ejerce como responsable de almacén.  Cada vez hay más hambre y más necesidades. La gente prefería dar el producto más que un donativo así que las donaciones están regular. Los grandes almacenes sí que nos mandan cosas pero sí antes dábamos 40 ahora diez porque no hay más», explica. Dámaso Martínez, en cambio, empezó hace dos semanas como voluntario. «Está la cosa muy mal, como todos sabemos, y hay que ayudar hasta donde podamos. Aquí hay muchísimo trabajo y hace falta mucha gente para que los voluntarios estén más desahogados. Yo donaba y vi que hacía falta ayuda», cuenta.

HORIZONTE. Entre todos hacen posible que unos 2.000 segovianos estén atendidos. «Si hay un vecino que lo necesita, hay que ayudarle. Nosotros buscamos la forma», subraya Sanz, preocupado no obstante por el horizonte de 2023. «Hay que ayudar al empresario, que es el que crea el trabajo», reclama. Las donaciones procedentes de empresas han descendido, pero el presidente del Banco de Alimentos de Segovia hace hincapié en que «hasta ahora no nos ha faltado la ayuda de las industrias segovianas afortunadamente». «Nos debemos mucho a las empresas y están haciendo un esfuerzo, pero debido a la crisis de precios y la ley de desperdicio alimentario sus producciones están más ajustadas. Pero con los donantes actuales podemos, y en la feria de alimentación que hubo este pasado fin de semana hemos contactado con empresas que no sabían cómo trabajábamos».

También justifica a los particulares. «Es que al final pedimos desde la parroquia, desde el colegio, desde las asociaciones... Y la gente está muy apretada. Además, el inicio de curso es un momento de muchos gastos para las familias», reflexiona. Los problemas de abastecimiento de leche los salvan gracias al acuerdo que mantienen con la cooperativa segoviana Mesenor, pero al mismo tiempo se les han disparado los gastos bancarios. Aun así Sanz prefiere calificar el actual escenario como «distinto» antes que preocupante. «Esperamos que, cuando en noviembre hagamos la Gran Recogida, los segovianos muestren su solidaridad habitual. Segovia es solidaria y lo demuestra siempre», concluye.