La maraña de cables de Daoiz 'pende' del Acueducto

D. A.
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Arranca la obra con el soterramiento del cableado entre los principales objetivos, si bien el canal del Acueducto y otros elementos limitan la capacidad del subsuelo

Vallas y señales del corte de tráfico instaladas en la confluencia de Daoiz con La Merced. - Foto: Rosa Blanco

Con casi 900.000 euros de presupuesto y un plazo inicial de 15 meses arrancaba el pasado miércoles (aunque sin más avances en los primeros días que la instalación de vallas, casetas, señales y el corte de tráfico) la reurbanización del eje Catedral-Alcázar. Uno de los proyectos viarios más esperados de la última década, pero también de los más complejos y delicados a nivel técnico, social, económico... Y evidentemente, por todo ello también a nivel político. Los comerciantes tiemblan ante el próximo desvío del flujo de turistas por otras calles, igual que los residentes por las molestias que se avecinan, aunque nadie discute la necesidad de una intervención de la que empezó a hablarse en torno a 2007 y que llegó a contar con tres proyectos redactados desde 2013, entonces concebidos de manera independiente para Daoiz, la plaza de la Merced y Marqués del Arco.

El proyecto definitivo se adjudicó en septiembre a la empresa segoviana Opyser, la única que presentó oferta durante un concurso especialmente exigente por la condición de que, quien estuviera interesado en hacerse con este contrato, debía elaborar una memoria específica de ejecución. Pero el proceso de licitación relativo a la asignación de la dirección facultativa y la arqueológica ha sido más lento, y además quedó desierto en un primer intento, circunstancia a la que se han atribuido estos últimos meses de demora. 

La ejecución se ha dividido finalmente en dos tramos, de tal forma que, al menos los seis o siete primeros meses (hasta julio o agosto), las obras se centrarán en Daoiz, desde diez metros antes de la plazuela de Juan Guas hasta la entrada a la plaza de la Merced; y después el resto, hasta Marqués del Arco a la altura de la calle Doctor Castelo, contigua al enlosado de la Catedral.

Trasiego de peatones segovianos y turistas por Daoiz, en una imagen tomada el pasado jueves.Trasiego de peatones segovianos y turistas por Daoiz, en una imagen tomada el pasado jueves. - Foto: Rosa Blanco

Según la información facilitada por el Ayuntamiento, Juan Guas se renovó en 2013, y el tramo de Marqués del Arco hasta el enlosado de la catedral, en 2000; pero ni siquiera tiene datos sobre cuándo fue la última intervención integral en este eje que, si no hubiera imprevistos, se terminaría de reurbanizar en abril de 2024, aunque obviamente todo está por verse.

Ya sólo la mera presencia del canal del Acueducto bajo su castigado pavimento y la gran cantidad de 'puntos calientes' marcados a lo largo del trazado, por posibles hallazgos arqueológicos, apuntan a condicionar sobremanera el avance de los trabajos; mientras el alarmante impacto estético de la maraña de cables de servicios y telecomunicaciones que ahoga las fachadas no deja de recordar la necesidad de cambiar la cara del principal eje turístico de la ciudad. El objetivo es soterrarlos, en ello se confía y así lo ha señalado en las últimas semanas la propia alcaldesa, Clara Martín, durante las reuniones que ha mantenido con vecinos y comerciantes afectados; pero todo dependerá de lo que se encuentren los obreros cuando vayan abriendo cada calle y comprueben hasta qué punto afecta y limita «el escaso espacio disponible en el subsuelo», tal y como se reseña en la documentación del proyecto. Una incógnita que, además, podría no despejarse al menos hasta junio o julio, si es que se cumple el programa de trabajo inicialmente previsto, que sitúa en el quinto y sexto mes de obras el abordaje de las redes de telecomunicaciones y datos dentro del primer tramo, así como en el decimotercer y decimocuarto mes (febrero y marzo de 2024) dentro del segundo tramo. Aunque, por otro lado, previamente a estos trabajos, el 6 de febrero concretamente, se prevé realizar tres catas arqueológicas en Daoiz "para conocer exactamente por donde discurre el Canal del Acueducto en dicho tramo, así como la profundidad a la que está ubicado", lo cual puede aportar información fundamental para aclarar esta cuestión.

La reurbanización urge desde hace más de una década por el deterioro general de estas calles, afectadas por humedades, un pavimento salpicado de remates y parcheados y otras patologías propias del paso del tiempo, pero también por ese grave problema estético que salta a la vista de cualquiera, y más con su sobreexposición a ojos del visitante. Cables en desuso que no se retiran mientras se ponen nuevos, algunos sujetos de mala manera con cuerdas agarradas a balcones y otros elementos de las fachadas, pasando por delante de escudos heráldicos de casas palaciegas, e incluso colgando en algunos casos casi al alcance de la mano de quien pasea a pie de calle. 

Vallas y casetas de obra instaladas en la plaza de la Merced.Vallas y casetas de obra instaladas en la plaza de la Merced. - Foto: Rosa Blanco

Con toda seguridad su aspecto general mejorará con esta intervención pero, como ya informaba El Día el pasado verano, es el texto del mismo proyecto de ejecución el que recoge que aún es una incógnita hasta qué punto. «Uno de los principales objetivos es soterrar la red de infraestructuras y eliminar el cableado que discurre por las fachadas y cruces de calles», puede leerse, pero «teniendo siempre presente la conservación de lo existente» en el subsuelo. Así, «si en el momento de la obra un hallazgo arqueológico no permite dicha posibilidad, deberá buscarse una alternativa viable, y en caso de que no exista, estas redes discurrirán por las fachadas, como ocurre actualmente».

La advertencia no es gratuita, ni mucho menos, y más aún cuando bajo estas calles discurre el trazado subterráneo del Acueducto, «lo que implica una gran complejidad en la ejecución de los trabajos tanto por el escaso espacio disponible en el subsuelo como por su gran interés arqueológico». El canal es de granito, está «en perfecto estado de conservación» y podría datar de una reforma realizada durante la época de los Reyes Católicos, en el siglo XVI. Pero se sitúa a tan poca profundidad que «en algunos casos se reduce al espesor de los adoquines del pavimento sin losa que lo recubra, mientras que en otros puntos sí existen dichas losas, aunque partidas por el excesivo peso de los vehículos que circulan por la calle, lo que ha provocado numerosos baches en superficie».

Además, a pesar de las placas de bronce que se colocaron años atrás en el pavimento para señalizar por dónde va el canal, lo cierto es que catas posteriores revelaron que no coinciden con el trazado real, algo que también se espera corregir ahora, recolocando mejor estas mismas placas sobre el nuevo pavimento y poniendo más, así como losas en lugar de adoquín para marcarlo. 

SOTERRAR ES «LA INTENCIÓN PRELIMINAR». Preguntado por las opciones de ocultar o no todo el cableado, el concejal de Obras y portavoz del Grupo Socialista, Miguel Merino, recuerda que una Administración local, por ley nacional, está obligada a facilitar las canalizaciones, «y es competencia usual de las compañías de suministros, tanto de telefonía como de energía, que se soterren», siempre y cuando dispongan de las debidas preinstalaciones, que son las que se esperan acometer ahora en esta zona, para que se puedan utilizar en adelante. «No obstante, el Ayuntamiento, aprovechando que está toda la obra en marcha, va a hacer el esfuerzo de soterrar esos cables, o por lo menos esa es la intención preliminar», matiza. «Según lo que nos trasladan los técnicos, incluso los que han redactado el proyecto, es verdad que el espacio es limitado y que se deja ese margen de prudencia (relativo a la posibilidad de que deban discurrir tendidos por fachadas), pero la idea es abordar el soterramiento de cables», insiste.

En este sentido, y también respecto al riesgo de parones por hallazgos arqueológicos, Merino recuerda que ya a finales de 2020 la entonces concejala de Patrimonio Histórico y ahora también alcaldesa (sin dejar de ser responsable directa de dicha área) decidió encargar unos trabajos de prospección con georradar por estas vías para contar con toda la información previa posible sobre la ubicación de las redes e infraestructuras que discurren por su subsuelo, reduciendo también en lo posible el margen a sorpresas desagradables. «De hecho, aquello motivó una modificación del proyecto antes de sacarlo a licitación, así que ahí al menos tenemos una serie de información añadida a la que inicialmente se redactó», valora.

El proyecto consta de casi 500 páginas y en él se definen, entre otras cuestiones, las obras necesarias para la renovación de todas sus redes actuales de infraestructuras menos la de abastecimiento, que ya está cambiada en todo el eje viario salvo en dos pequeños tramos de La Merced que se abordarán en los próximos meses. También se incluirán nuevas infraestructuras con previsión de realizar acometidas subterráneas para todos los inmuebles y parcelas para que puedan disponer de la opción de contratar gas natural, que aún hoy no existe allí, con la excepción de algunos inmuebles que recurren a tomas de calles aledañas; y también fibra óptica. 

PAVIMENTO Y TRÁFICO. Aunque todo el eje pase a ser de preferencia peatonal, el Ayuntamiento ha decidido mantener el pavimento de adoquín para soportar el tráfico que seguirá habiendo de residentes, servicios municipales y emergencias (sin descartarse alguna excepción más, de acuerdo también con el plan de implementación de la llamada Zona de Bajas Emisiones en el recinto amurallado), pero con la calzada reducida al mínimo, 2,5 metros, para asegurar la reducción de la velocidad de paso, que se considera que hoy por hoy es excesiva. Sobre todo en la parte más estrecha, por Daoiz, donde se hace especialmente difícil la convivencia de vehículos y grupos de turistas.

Allá donde se pueda se ensanchará la acera, que seguirá siendo de losas de granito pero al nivel de la calzada, sin escalón; y donde no sea posible porque no haya espacio suficiente, directamente se eliminará la acera y todo será como la calzada, de adoquín, pero contando con que el peatón tenga preferencia en todo el ancho de la vía.

Durante las horas en que se realicen los trabajos «se restringirá el paso de peatones únicamente a los residentes y el acceso a locales», mediante «pasarelas móviles colocadas de forma segura para el citado tránsito», pero también se procurará asegurar la opción de paso en todo momento para «emergencias que se pudieran producir».

EN CARTERA DESDE 2013. Resumiendo, serán molestias importantes para el tráfico, los residentes, peatones segovianos y turistas, así como para los comerciantes, por supuesto, con temor evidente a que la actividad de sus negocios decaiga mientras se prolonguen unas obras que, por otra parte, urgen desde hace demasiado tiempo. No puede olvidarse que Marqués del Arco, La Merced y Daoiz contaban con tres proyectos de reurbanización independientes ya redactados desde 2013 y con un coste global que entonces era de poco más de 600.000 euros, pero no llegaron a ejecutarse. Se iban a financiar con cargo al programa de rehabilitación del barrio de las Canonjías, que incluía aportaciones del Gobierno y la Junta, pero la implicación pública en reurbanizaciones viarias a través de este programa (denominado ARCH y después ARU) dependía del grado de implicación de los particulares de esta zona: cuantas más reformas hicieran en sus viviendas susceptibles de subvención, más dinero se generaría para reformas exteriores en el barrio, y al no alcanzarse los objetivos previstos, el 'castigo' se lo llevó el principal eje turístico de la ciudad, que se quedó como estaba mientras otras calles del entorno se arreglaban.

Pero ahora, pasados todos estos años en los que se dio prioridad a otras inversiones, ignorando incluso mociones apoyadas por el PSOE que instaban a ejecutar ésta «en cuanto fuera posible», el Gobierno local ha aprovechado la oportunidad de captar apoyo externo alternativo con fondos UE. Una buena maniobra y prácticamente un afortunado 'premio' a un retraso tan indefendible, mientras se cruza los dedos por que hipotéticos hallazgos arqueológicos o el canal del Acueducto no condicionen en exceso la ejecución y el resultado final de la obra.

 

 

LA REURBANIZACIÓN DEL EJE CATEDRAL-ALCÁZAR, EN BREVE

PRESUPUESTO: 851.200 €. El Ayuntamiento sacó el contrato a concurso por 889.527,9 euros, pero Opyser, la única licitadora, mejoró la oferta.

EL PROYECTO. Abarca Daoiz, desde 10 metros antes de llegar a la plaza de Juan Guas; la plaza de La Merced y Marqués del Arco hasta donde empieza el enlosado de la catedral. Y aunque soterrar el cableado es uno de los principales objetivos, se trata de una reforma orientada a la conversión de este eje en vía de prioridad peatonal. De hecho, el Ayuntamiento lo ha enmarcado en el plan de implementación de la zona de bajas emisiones, que supondrá ampliar a todo el casco histórico, antes de 2024, el área de tráfico restringido que hoy sólo conforman la Plaza Mayor y sus calles aledañas.

EN DOS TRAMOS. La complejidad del proyecto, mayor por su alto interés arqueológico y el riesgo de hallazgos que por su propia dificultad técnica, ha llevado a plantear su ejecución en dos tramos: por un lado Daoiz hasta su confluencia con La Merced; y por otro, de La Merced a Marqués del Arco. En el primero se trabajará al menos durante seis o siete meses; y después en el segundo. El plazo inicial total, 15 meses.


CABLES. Las redes de electricidad y telecomunicaciones de Unión Fenosa y Telefónica discurren ancladas a las fachadas y con numerosos cruces sobre los viales; y la de alumbrado también es aérea. Con las obras se espera soterrar todo el cableado, introducir canalización de Gas Natural (no hay actualmente, aunque muchos inmuebles tienen opción de tomar ese servicio de otra calle) y fibra óptica de Vodafone-ONO.

 

PAVIMENTO. Mantendrá la estética del entorno, con adoquín de granito en la calzada y losas de granito en las aceras, que estarán al mismo nivel. La calzada se reducirá al mínimo, 2,5 metros, para dejar todo el espacio posible al peatón, y donde no haya anchura suficiente para mantener aceras amplias, directamente no se pondrán, contando siempre con que el peatón tendrá prioridad de paso. Sobre el nuevo pavimento se pondrán las placas que señalizan el canal del acueducto, marcado con losas de granito dispuestas en el sentido de la circulación.