Mañana llega a España una comisión de Control Presupuestario del Parlamento Europeo encabezada por la alemana Monika Hohlmeier que indagará sobre la ejecución de los fondos europeos concedidos a España y que hasta este momento ascienden a 31.000 millones de euros. La visita viene precedida de un episodio bastante desagradable protagonizado por Calviño y la misma Hohlmeier a propósito de una carta que la vicepresidenta española envió a la funcionaria alemana quien se la encontró publicada en la prensa antes de que incluso le diera tiempo a leerla, según ella misma ha explicado. La tensión es máxima también porque esta comisión quiere entrevistarse con la ministra Reyes Maroto y con la responsable en su día de los fondos y que dimitió sin dar muchas explicaciones, y el Gobierno no está por la labor. Algo en sí mismo ya bastante sospechoso.
Está claro que esta visita incomoda al Gobierno, ya que viene precedida de una reunión mantenida entre los responsables del Plan de Recuperación de la Comisión Europea y el Tribunal de Cuentas Europeo, que ha puesto en duda que España haya cumplido algunos de los hitos comprometidos, pero sí haya recibido los fondos ligados a esos compromisos. La tensión se palpa, aunque el viernes, apenas 48 horas antes de la llegada a España de la comisión de control, el Gobierno recibió la buena noticia de que la CE había aprobado de forma preliminar el desembolso de otros 6.000 millones por entender que se habían cumplidos los compromisos, sobre todo la puesta en marcha del sistema informático de auditoría y control.
Se entiende muy mal y no extraña la desconfianza que cada vez más ciudadanos europeos tienen en sus instituciones. ¿Cómo es posible que desde el Parlamento se dude del destino de los fondos y desde la Comisión se nos de más dinero? Habrá que esperar, lógicamente, al resultado de la investigación de Holhmeier, tras las entrevistas que mantendrá no sólo con miembros del Gobierno sino también con empresarios y representantes de las Comunidades Autónomas, a las que por cierto Calviño ha responsabilizado también en la ejecución de los fondos europeos, cuando apenas les han dejado tener arte ni parte y a las que más bien han puesto todo tipo de trabas y escasas herramientas.