"Mis padres me insisten en que no me preocupe por el dinero"

Nacho Sáez
-

Tras debutar en Primera División el pasado domingo en San Mamés, el segoviano Jorge de Frutos repasa sus inicios y su progresión hasta alcanzar la máxima categoría del fútbol español. Juega en el Valladolid cedido por el Real Madrid.

Jorge de Frutos conduce el balón durante su debut en San Mamés. - Foto: Iñaki Sola Real Valladolid

La lesión de su compañero Pablo Hervías le abrió un hueco en la convocatoria para el partido que su equipo tenía que afrontar el pasado domingo en San Mamés contra el Athletic de Bilbao, pero Jorge  de Frutos (Navares de Enmedio, 20 de febrero de 1997) cree que esa citación fue el premio al trabajo que ha hecho en los entrenamientos desde que este pasado verano llegó al Real Valladolid en calidad de cedido procedente del Real Madrid. Saltó al césped junto a Pedro Porro en sustitución de Javi Moyano y de Toni Villa, y lo primero que hizo fue jugar «balones fáciles» para tratar de calmar los inevitables nervios ante un momento así. Todo salió perfecto porque su equipo sumó un punto y él pudo disputar sus primeros minutos en la máxima categoría del fútbol español. 

Ya es historia del deporte segoviano, que hacía una década que no veía a uno de sus futbolistas jugar en Primera. Juan Pablo de Miguel ‘Juanpa’ y Asier Arranz habían sido los últimos. Ahora ha llegado Jorge de Frutos con la intención de quedarse, tal y como señala en esta entrevista realizada vía telefónica con El Día de Segovia. 

Ha dicho que no se esperaba debutar en este partido. ¿Qué le dijo su entrenador, Sergio González, antes de entrar?

Que lo hiciera como estoy entrenando, que estuviera tranquilo y que lo diera todo.  

¿Cómo describiría las sensaciones que se experimentan al entrar a un escenario como San Mamés el día que además debuta en Primera División?

Fue increíble. Como he dicho, no me lo esperaba, estaba nervioso... Pero bueno, supe controlar un poco los nervios. La verdad es que en los primeros momentos estaba muy nervioso, pero al final jugando tranquilo conseguí calmarme y salió un buen partido. 

¿Da tiempo a quedarse mirando hacia arriba en un estadio así?

No. Cuando estás preparado para entrar, ya te olvidas de la gente. Se te hace un vacío y no escuchas nada. 

¿Quién es el primero que le felicita al acabar el partido?

Pues... Pufff. Ahora mismo no sé. Saludo a Iker Muniain, que le tengo al lado. Me da la enhorabuena porque se lo digo, que debuto y eso, y luego no sé si fue mi compañero Joaquín o Masip los primeros que me felicitan. Es un momento en el que estoy súper contento y tampoco recuerdo mucho quién fue el primero. 

¿Se llevó la camiseta de alguien?

Sí, me llevé la de Iker, me llevé la de Muniain. La mía me la quería llevar también porque era la del debut así que me la dio él. Muy contento. Me quedé la mía y la de él. 

Cuando llega al vestuario y enciende el móvil, lo tendría colapsado de mensajes ¿no?

Pues sí, más de los que me esperaba, pero bueno. Los primeros mensajes, la familia, mi novia... La verdad es que estaba muy contento y todavía no me lo creía. 

¿Le ha hecho más ilusión alguna felicitación?

Bueno, al final, todas. Que te feliciten tus padres y tu familia es lo que más te agrada, es lo más importante. 

¿Y le han contado si se organizó algo en su pueblo, en Navares de Enmedio?

No. Yo creo que no hubo nada. Era un fin de semana que no había nada especial en el pueblo y como tampoco estaba previsto que fuera convocado, ya que fue de sorpresa, no hubo nada. Mi padre y mi hermano estuvieron en el campo y mi madre se quedó en el bar y sí que hubo algo de gente. Estuvieron animando desde allí y le dijeron a mi madre que, cuando me viera, me diera la enhorabuena. 

¿Cómo es la vida de Jorge de Frutos ahora cuando vuelve al pueblo?

La verdad es que igual. Los niños sí que se vuelven un poco locos cuando me ven, y la gente me pregunta qué tal. Les hace ilusión verme. 

¿Siguen viviendo allí los amigos con los que jugaba al fútbol de pequeño?

No. Con los que jugaba allí éramos cuatro o cinco y luego la mayoría venían de Madrid. La mayoría de los amigos que tengo son de Madrid, alguno de Segovia... Cada uno ya está en su casa. 

¿Y cuándo vuelve todavía ve a los niños jugar donde lo hacía usted?

Las nuevas tecnologías están quitando mucho juego de calle, pero sí. Todavía hay bastantes niños a los que les gusta jugar al balón. 

¿Dónde jugaba?

Jugaba en el frontón de mi pueblo. Antes había unas porterías que ahora han quitado y las han llevado a una especie de campo de césped. Pero yo empecé a jugar en el  frontón, que está justo enfrente de mi casa. Entre semana éramos mi hermano y yo y otros tres hermanos que también vivían allí. No éramos muchos.

El Sepúlveda fue su primer equipo fuera de Navares de Enmedio.

Sí. No tengo muy buena memoria, pero creo que era cadete de segundo año. Fue algo nuevo porque pasé de jugar en cemento en el frontón de mi pueblo a hacerlo en hierba natural. Me acuerdo que no tenía ni botas y que no podíamos ir a Madrid. Se las tuvimos que pedir a una tía mía que nos las llevara a Navares porque si no, no podía jugar el fin de semana.

¿En qué trabajaban sus padres?

Mis padres tienen un bar y mi padre también es ganadero y agricultor, así que era muy difícil que salieran del pueblo entre semana. 

¿Por qué se marchó de Sepúlveda a Cantalejo?

Hice una buena temporada en Sepúlveda y Cantalejo había subido a Regional. Me llamaron, me preguntaron que si quería ir a allí a jugar y dije que sí, que cómo no. 

Después llega el salto a Majadahonda. ¿Cómo llevó salir de casa siendo tan joven?

Siempre es difícil. Yo fui a Majadahonda a pasar unas pruebas y me pude quedar en casa de mi tía, de una hermana de mi madre. Ya cuando me cogieron, decidieron que me quedara en casa de mi tía todo el año. Por eso, salir de casa no fue tan difícil como si hubiera estado en un piso yo solo o con alguien. Me ayudaron muchísimo mis tíos y mis primos y fue más fácil. 

Sus buenas temporadas en el Rayo Majadahonda provocan que el Madrid se fije en  usted. ¿Qué es lo que más le ha llamado la atención del club blanco?

Las instalaciones que tienen. Son las mejores que he visto nunca. Son increíbles y la verdad es que estuve muy a gusto y muy cómodo allí. 

¿Confía en poder volver?

Yo ahora mismo estoy en el Real Valladolid y sólo quiero pensar en lo que tengo que hacer aquí y en entrenar bien. Y lo que llegue, llegará. 

Ha necesitado nueve jornadas para debutar. ¿Lo ha llegado a pasar mal?

Tampoco es pasarlo mal. Está claro que a nadie le gusta estar sin jugar o no ir convocado, pero sabía que cuando llegaba a Valladolid el salto era enorme de Segunda B a Primera y que no me iban a regalar nada. Tenía que entrenar y [el debut] ha llegado en la jornada nueve y estoy muy contento por ello. 

¿Cómo es su vida ahora en Valladolid?

Ha venido mi novia y la verdad es que es un gran apoyo para mí. Además estoy cerca de casa, que siempre viene bien para hacer alguna escapada que otra. Y la ciudad también es muy tranquila. Estamos muy a gusto. 

Han tenido que pasar diez años para que volviera a tener minutos en Primera División un futbolista segoviano.  ¿Le sorprende?

Sí que leí el otro día que el último había sido Asier hace diez años. Encima en el mismo equipo. Yo estoy muy orgulloso de ser segoviano y de llevarlo allá donde voy. 

Es que realmente es muy complicado llegar ¿no?

Sí. Yo empecé jugando para divertirme y al final vas subiendo escalones y escalones y te encuentras aquí. 

¿Uno de los objetivos que se ha marcado es poder dar una tranquilidad económica a sus padres?

No pienso mucho en el dinero. Ellos me lo insisten también. Que yo en lo que tengo que pensar es en disfrutar, en que es un trabajo y en que si puedo trabajar en lo que me gusta, no hay que pensar en nada más sino en divertirse. 

¿Es de los futbolistas que se marcan metas a medio o largo plazo?

No. Estoy aquí [en Valladolid] para lo que quiera el míster. Yo tengo que entrenar cada día como lo estoy haciendo y si llegan más oportunidades, pues bienvenidas sean.