Cicatrices aún por cerrar

G.Koleva (SPC)
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Argentina y el Reino Unido libraron en 1982 una sangrienta batalla por hacerse con el control de las islas Malvinas, un conflicto que terminó con la victoria británica. Cuarenta años después, su soberanía sigue siendo motivo de disputa

Cicatrices aún por cerrar

Cuarenta años han pasado desde que Argentina y el Reino Unido se enfrentaron en una sangrienta guerra por la soberanía de las islas Malvinas, un cruento episodio en pleno Atlántico Sur que dejó un millar de víctimas y muchas heridas que quedan todavía por cerrar.

Todo comenzó un 2 de abril de 1982, cuando las tropas argentinas desembarcaron en el remoto archipiélago -ocupado por los británicos desde 1833- e izaron su bandera durante 74 días, hasta junio de ese mismo año. Pero el conflicto llevaba siglos cocinándose, pues el descubrimiento del territorio fue siempre motivo de controversia. Así, mientras Argentina basaba su reivindicación desde la llegada en 1520 de la expedición de Fernando de Magallanes, al servicio de la Corona española, el Reino Unido defendió siempre su relación con las Malvinas, al argumentar que había sido el capitán John Strong quien había desembarcado primero en ellas en 1640. Fue precisamente él quien bautizó las islas como Falkland, como se las conoce en inglés.

Ante el eterno debate sobre quién las descubrió y quién se asentó primero, Naciones Unidas invitó a ambos países a buscar una solución diplomática en 1965. Lo intentaron durante 16 años, pero no hubo acuerdo y solo hacía falta una pequeña chispa para hacer saltar todo por los aires. La mecha del conflicto se encendió en marzo de 1982, cuando un grupo de obreros, contratados para desmantelar instalaciones abandonadas, levantaron la bandera argentina en el archipiélago de las Georgias del sur, a 1.500 kilómetros de las Malvinas y también bajo dominio británico. Su actuación acabó resucitando antiguos anhelos por recuperar la soberanía.

Cicatrices aún por cerrarCicatrices aún por cerrarAsí, bajo las órdenes del expresidente Leopoldo Galtieri, las tropas argentinas desembarcaron por sorpresa en Puerto Argentino, capital de las Malvinas. Allí acabaron desalojando a las autoridades británicas e instaurando un gobierno militar local. Ante la abismal distancia de las islas con el Reino Unido, los nuevos ocupantes estaban convencidos de que los ingleses, que nunca mostraron especial interés en ellas, iban a ser partidarios de tomar la vía diplomática para solucionar el conflicto.

Nada más lejos de la realidad. La primera ministra británica, Margaret Thatcher, decidió movilizar una férrea flota compuesta por más de 25.000 militares y un centenar de navíos de guerra. Las tropas comenzaron sus bombardeos y consiguieron gran superioridad naval en la zona, especialmente cuando uno de sus submarinos hundió el crucero ARA General Belgrano, una tragedia en la que murieron más de 320 soldados argentinos. 

El Reino Unido prosiguió su ofensiva y tomó finalmente Puerto Argentina, logrando su rendición tras 72 días de conflicto, lo que desencadenó la firma de un alto el fuego el 14 de junio. La ofensiva de Galtieri no había alcanzado su objetivo, pero las consecuencias fueron terribles a ambos lados de la contienda: alrededor de 650 argentinos y 250 británicos cayeron en combate, además de tres civiles isleños. Casi 1.000 víctimas a las que hubo que añadir los suicidios posteriores: medio millar de soldados se terminaron quitando la vida, ante la imposibilidad de superar los horrores de la guerra.

Cicatrices aún por cerrarCicatrices aún por cerrarLas consecuencias también se dejaron notar en el lado político. Ante la fallida invasión, Galtieri renunció a su cargo y la dictadura quedó claramente debilitada. Una situación completamente contraria a lo que ocurrió en el Reino Unido, donde Thatcher disparó su popularidad y fortaleció su Gobierno.

Diálogo

No obstante, pese a la victoria británica, Argentina mantiene aún su lucha por recuperar la soberanía de las Malvinas y no ha dejado de reclamarla proponiendo distintas estrategias para iniciar las negociaciones con Londres, que se niega a retomar el diálogo.

«Este aniversario nos obliga a reflexionar», recuerda el canciller argentino, Santiago Cafiero, con motivo del aniversario, pero también a no abandonar la idea de «que las Malvinas son argentinas», una resolución que, defiende, solo se puede lograr a través de la diplomacia.

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