Cuando a primera hora de este lunes descolgó el teléfono, Ángel Maderuelo no se podía imaginar que apenas una hora y media después su mujer y él iban a haber recibido la primera dosis de Pfizer. «Se conoce que alguien falló, nos llamaron por teléfono a las nueve de la mañana para ver si nos queríamos vacunar y a las diez y media ya nos habían vacunado», cuenta este taxista jubilado de 72 años, encantado con esa convocatoria sorpresiva: «No hemos notado nada. Si levanto el brazo a lo mejor tengo un poco de molestia. Estamos muy contentos».  

El último año ha estado lleno de momentos significativos para él. Cuando estalló la pandemia acababa de regresar a casa desde el Hospital después de haber sufrido un infarto. Pero lejos de desahogarse por una posible falta de atención médica celebra que el coronavirus no haya provocado ningún fallecimiento en su familia. Y su recuperación no ha tenido contratiempos: «Durante el confinamiento andaba en casa lo que podía pero bien». Incluso ha podido volver a disfrutar de su gran pasión, la fotografía. «Siempre voy armado», dice mostrando su cámara. «Ahora tengo dos exposiciones».

Respecto a la salida de la crisis tienen sentimientos contrapuestos. «Creo que quieren arruinar a los españoles para que tengamos que depender del Gobierno, pero pienso que la vacuna va a ser un paso importante para que al menos podamos vivir. No es mi caso concretamente pero hay gente que tiene miedo, que no sale, que tiene problemas en la familia de tanto estar juntos… Yo creo que de esto se saldrá como de todo. A nosotros nos quedan tres telediarios pero los jóvenes van a tener que convivir como yo de niño con la viruela».