La industria local asume más subidas y pone placas solares

David Aso
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Las empresas calculan que su gasto energético ya multiplica hasta por seis el de 2020, mientras las suministradoras, e incluso proveedores de otras materias primas, ligan sus tarifas a las subastas de electricidad o gas según la fecha de cada pedido

Naturpellet señala que sus precios se han duplicado en un año, pero asegura que sus costes de producción han escalado más, mientras la demanda de pellets no deja de crecer, y también su plantilla. - Foto: Rosa Blanco

Hace ya más de un año que las empresas segovianas, como las de tantos otros territorios, empezaron a coleccionar cartas de sus compañías eléctricas y gasísticas en las que les comunicaban la cancelación de los acuerdos de tarifas que tuvieran vigentes, acogiéndose para ello a cláusulas de descuelgue. Alegaban que se habían quedado desfasadas ante una escalada energética que entonces ya era importante; y ahora más. Pequeñas, medianas y grandes empresas con contratos de precio fijado para varios años, incluso firmados pocos meses antes, que tuvieron que renegociar para encajar unas subidas que, según la Federación Empresarial Segoviana (FES), entonces ya llegaban a alcanzar el 40%. Pero ese porcentaje no ha dejado de crecer, con empresas que ya calculan sobrecostes energéticos de hasta el 500% (seis veces más) con respecto a 2020; y además, según el presidente de la patronal provincial, Andrés Ortega, en la antesala del invierno económico más frío y más caliente, «ahora las compañías están obligando a indexar los precios». 

De esta forma, en lugar de abordar renovaciones de contrato con propuestas de revisión de tarifas en un porcentaje concreto, «que es como se hacía hasta hace cuatro días», ahora se vinculan al precio de subasta. «Si va bien pues bien; si va mal, pues mal», resume, trasladándose la volatilidad de las energías, y por tanto la incertidumbre, a unos costes de producción que así terminan cambiando prácticamente cada semana; y con ellos los precios que paga el consumidor por la repercusión de tales oscilaciones. No obstante, como reseñaba semanas atrás la asociación Empresa Familiar de Castilla y León, presidida por Pedro Palomo, según una encuesta remitida a sus 170 empresas asociadas (17 de ellas segovianas), «el 92% no está pudiendo transferir, o no lo suficiente, las subidas de costes energéticos a sus clientes», aunque «todas se están viendo afectadas por la subida de la electricidad y casi el 70% por la del gas».

De hecho, las propias proveedoras de materias primas están empezando a aplicar rejillas de precios indexadas a la variabilidad de la energía, con comunicaciones a empresas segovianas donde, según las que ha podido leer El Día, se habla del shock energético, la tensión en Europa del Este y la continua escalada de los costes de las materias primas, los materiales de envasado y el transporte, para justificar un escenario empresarial complejo que se describe como temporalmente insostenible. Así se acaban pagando también las subidas no sólo en las facturas energéticas, sino en las de las materias que se adquieren para la fabricación o el envasado, ya sean aluminio, cartón, cristal, plástico, madera u otras. Igual que el ciudadano de a pie también sufre sus propias subidas de luz y gas y las de los artículos que compra en el mercado minorista, dentro de una endiablada cadena de producción y distribución que multiplica las consecuencias de la escalada energética con un calambrazo en cada eslabón. «Aquí no oímos disparos, pero sufrimos una guerra económica en la que Europa es la gran perjudicada, mientras se benefician EEUU, los países BRIC (Brasil, la misma Rusia, India, China y Sudáfrica) o incluso Latinoamérica», sentencia Ortega.

Huercasa cifra en torno a un 90% su subida del gas, un 30% la luz, y contando materias primas, un 23% de incremento general de costes. Está subiendo precios, pero matiza que tarde y en menor proporción.Huercasa cifra en torno a un 90% su subida del gas, un 30% la luz, y contando materias primas, un 23% de incremento general de costes. Está subiendo precios, pero matiza que tarde y en menor proporción.

PALIATIVOS Y RIESGOS. La reacción más habitual de las empresas segovianas está siendo instalar placas solares fotovoltaicas. Ontex y Drylock llevan tiempo en esa línea, y otras como Huercasa, Naturpellet, Ambientair, Innoporc o Verescence también están en ello. «Ese autoconsumo ayuda, aunque no suele cubrir toda la demanda ni mucho menos, y en Segovia ya hay empresas que se están planteando cerrar líneas de producción, aparte de cambiar rutinas, horarios y demás», advierte el presidente de FES. Y actualizando precios en la medida que el mercado se lo permite, un tema especialmente delicado cuando hay que vender en el exterior, mientras empresas de otros continentes ganan competitividad frente a las europeas y, por extensión, frente a las segovianas.

«La situación nos está perjudicando», reconoce a El Día el jefe de compras de Verescence, Javier de la Vallina. «En comparación con EEUU o China, lo nuestro es completamente diferente, y además de las subidas de luz, gas y materias primas estamos teniendo las del transporte por el precio del gasoil, como todos», recuerda, con lo que eso supone al ir aplicando actualizaciones de sus precios de venta. ¿Y lo asumen sus clientes? ¿Lo comprenden? «Pues hay unos que sí y otros que no, aunque van entrando más», responde. «Costaba más las primeras veces, pero cada vez son más conscientes de la situación».

Verescence exporta a los cinco continentes y, eso sí, De la Vallina aclara que mantienen todos sus mercados abiertos. «Afortunadamente seguimos con una cartera de clientes significativa. Con dificultades por las subidas, pero seguimos con nuestra actividad de manera normal». Al menos «a día de hoy, porque mañana no se sabe qué pasará», matiza, pero lo cierto es que la fábrica granjeña de frascos y de aisladores de vidrio para líneas eléctricas no ha dejado de aumentar plantilla prácticamente desde que la pandemia la llevara a caer por debajo de la barrera psicológica de los 400 empleados, y ahora ya cuentan con 463, concretamente.

Ambientair calcula escaladas energéticas «de hasta un 40%» en el último año, porcentaje que eleva al 75-80% si incluye la subida de las materias primas. Actualmente estudia poner placas fotovoltaicas.Ambientair calcula escaladas energéticas «de hasta un 40%» en el último año, porcentaje que eleva al 75-80% si incluye la subida de las materias primas. Actualmente estudia poner placas fotovoltaicas.

Lo que no puede plantearse Verescence es cambiar rutinas u horarios de trabajo para adaptarse a las circunstancias. «Lo tenemos complicado porque ya trabajamos a cinco turnos», explica el jefe de ventas. «Pero sí que tenemos sobre la mesa un proyecto para instalar placas solares en las cubiertas de la fábrica, y también contamos con completar la sustitución de alumbrado antiguo por led, además de otras medidas».

En Ambientair sí que han alterado algo sus rutinas. «Nos hemos visto obligados a tomar medidas como la adaptación de horarios de trabajo, de manera que el aumento de los costes energéticos incida lo menos posible en nuestra producción», explica su director financiero, Andrés Ortega López (hijo del fundador de la empresa, el también presidente de FES, Andrés Ortega García). «Esto pone de manifiesto que la crisis energética ha afectado directamente al empleo, ya que muchas empresas se han visto obligadas a reducir sus turnos de trabajo», opina, a la vez que avanza que están «estudiando instalar placas fotovoltaicas».

Ortega López calcula que en Ambientair han asumido escaladas energéticas «de hasta un 40% en el último año, lo que unido al aumento del coste de las materias primas ha hecho que nuestros costes de producción se hayan visto incrementados en un 75-80%, aproximadamente». Al menos asegura que han encontrado cierta «comprensión en la mayoría» de sus clientes para poder repercutir costes en sus precios para seguir siendo viables, aunque hace un año tenían unos 110 trabajadores y ahora son 90.

Innoporc estima sobrecostes energéticos de entre el 250 y el 500% en sus centros de producción en dos años, mientras ponía más de una decena de instalaciones solares en granjas y su fábrica de piensos.Innoporc estima sobrecostes energéticos de entre el 250 y el 500% en sus centros de producción en dos años, mientras ponía más de una decena de instalaciones solares en granjas y su fábrica de piensos.

En Naturpellet, sin embargo, perciben hostilidad. «Nos dicen especuladores y que nos aprovechamos de la situación, pero intentamos explicar no sólo que nuestro aumento de costes ha sido aún mayor, sino que el precio del gas es aproximadamente un 700% más alto que hace poco más de un año, con lo que el porcentaje de ahorro frente a otras energías es aún mayor», defiende su CEO, la también presidenta de la Cámara de Comercio, María José Tapia. «Hemos asumido una subida salvaje de costes, como todas las industrias. No sólo por la energía, sino por las materias primas, y eso ha hecho que tengamos que repercutir en precios, aunque no todo lo que nos han aumentado», asegura. «Intentamos mantener el mercado lo más sostenible posible, pero si no queremos morir, hay que subir precios», mientras la demanda de pellets no deja de crecer, y con ella la plantilla de la empresa de Sanchonuño. «En estos momentos el pvp (precio de venta al público) es aproximadamente el doble que hace un año, y como digo, no hemos repercutido toda la subida asumida», reitera. Allí también han planificado una instalación fotovoltaica que les ayude a «ser un poco más autosuficientes y no demandar tanta energía de la red». 

AGROALIMENTACIÓN. Precisamente en la planta de producción de Huercasa en Sanchonuño se han instalado placas. «Estamos optimizando al máximo los seis periodos del contrato eléctrico», señala su director general, Manuel Moracho, en alusión al ajuste de potencias contratadas por franjas horarias, «y realizando arranques de línea más continuados para hacer un menor gasto energético».

Moracho cifra en «casi un 90%» la subida de la tarifa de gas de Huercasa, y «en torno al 30%» la de electricidad. «Si tenemos en cuenta las materias primas, estamos hablando de una subida en torno a un 23% en conjunto». Y «en cuanto a la posibilidad de repercutirla (sobre los precios), se está pudiendo, pero con mucho retraso y sólo una parte».

Verescence bajó de 400 empleados en la peor etapa de covid, pero ya tiene 463 pese a las «dificultades» para competir en el exterior. Prevé poner placas y completar el paso de su alumbrado a led.Verescence bajó de 400 empleados en la peor etapa de covid, pero ya tiene 463 pese a las «dificultades» para competir en el exterior. Prevé poner placas y completar el paso de su alumbrado a led. - Foto: Rosa Blanco

EnInnoporc, entretanto, su director general, Miguel Antona, habla de sobrecostes energéticos que, según cuales fueran las fechas de vencimiento y renovación de contratos de cada centro de producción, oscilan «de un 250 a un 500%» respecto a 2020. «Estamos tratando de paliarlos con contratos a largo plazo referenciados a los futuros (compraventas diferidas cuando existe posibilidad) y con un gran esfuerzo en el control del gasto, además de que hemos realizado más de 10 instalaciones de placas fotovoltaicas en las granjas y la fábrica de piensos para autoconsumo durante los dos últimos años». Asimismo, «en la fabrica hemos paliado parte de la subida cambiando el Gas Natural por Gas Licuado del Petróleo (GLP)».

Respecto a las materias primas, «muchas» de las agrarias, básicas para los piensos y la producción animal, rondan subidas del 300% en dos años. «A este respecto la única alternativa que tenemos es tratar de hacer compras de la forma mas eficiente posible, sin apalancarnos con compras a largo plazo, y manejando la incertidumbre de las noticias y los mercados internacionales de la mejor manera posible, ya que lo que no podemos hacer nunca es renunciar a la calidad de las materias primas que constituyen el pienso que comen nuestros animales», continúa.

Aun así, asegura que el incremento general de costes que ha sufrido el sector se sitúa en torno al 40%, mientras que al cliente final se le ha repercutido «menos del 9%».«Un gran error, ya que corremos el riesgo de hacer desaparecer el sistema productivo alimentario español, con lo que dependeríamos aun más de países terceros, y con lo que eso supone en términos de escasez de alimentos, sobrecoste e impacto ambiental, por las importaciones continuas de productos. Y en muchos casos, además, producidos bajo sistemas de seguridad alimentaria y de bienestar animal muy inferiores a los europeos y españoles». Pan para hoy y hambre para mañana, podría decirse, pero con costes y precios cada día más insoportables para todos.