Nueva Segovia, entre bolardos y cucarachas por el carril bici

David Aso
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Tras una discutida primera fase, la segunda se estrena en NuevaSegovia con una proliferación de bolardos que disgusta a los vecinos y critican los profesionales del transporte. Días después de ratificar el plan, la alcaldesa ya promete reajustes

Un bolardo dañado y otro ‘desaparecido’, el miércoles, en el acceso a Nueva Segovia desde Gerardo Diego. El jueves se repusieron. - Foto: Rosa Blanco

Si la primera fase del itinerario ciclista de Segovia ya generó polémica desde mediados de 2022, entre otros motivos, por permitir que las bicis circulen en sentido contrario por la adoquinada calle Blanca de Silos, la segunda no está siendo menos. Esta vez, por el uso (¿o abuso?) de bolardos por Nueva Segovia.

Cierto es que el equipo de Gobierno celebró varias reuniones con representantes de la asociación de vecinos a las que acudieron el concejal de Obras, su homóloga de Seguridad, el jefe de la Policía Local... Pero aun así la «sorpresa» que se llevaron hace dos semanas fue notable, según su presidente, Francisco Fernández-Caro; aparte de que ya de inicio recelaban de la supresión de aparcamientos y de la propia implantación de carriles bici por las avenidas principales. «Nos dijeron que pondrían bolardos por los pasos de peatones y se estuvo hablando de usar de los que son como chinchetas (también denominados 'cucarachas'), pero no esperábamos esto». Ni tantos ni de este tamaño, aunque el concejal de Obras, Miguel Merino, matiza que «no se ocultó nada y no se ha cambiado nada dal plan inicial». Subraya que con los bolardos se pretende «generar una alerta en los conductores para que bajen la velocidad y se gane seguridad en los entornos de los colegios y pasos de peatones, lo cual era algo que pedía el barrio», a través de la asociación vecinal y las ampas de los colegios Nueva Segovia y Elena Fortún, fundamentalmente. Sin embargo, «es verdad que ahora los coches van más lentos, pero después de armarse un embolado que ha enfadado a todo el mundo», replica Fernández-Caro.

Los bolardos dañados, doblados o arrancados desde los primeros días de servicio (al menos media docena) retratan los puntos donde más problemas se están registrando, que coinciden con los que destacan tanto los vecinos como los profesionales del volante, si bien esta semana, el jueves, operarios municipales repusieron unos cuantos.

Curva de Vicente Aleixandre hacia Dámaso Alonso.Curva de Vicente Aleixandre hacia Dámaso Alonso. - Foto: Rosa Blanco

En el acceso al barrio desde Gerardo Diego hacia Vicente Aleixandre, junto al CEIP Nueva Segovia, los dos carriles habituales se han quedado en uno para bicis y patinetes y otro para tráfico convencional. «Ahora vamos muy justos con el giro que tiene que hacer el autobús de la línea 4», admite el presidente del comité de empresa de los urbanos, Juan Manuel Ayala.De hecho, la mayoría termina tocando bolardo a un lado o subiéndose a la mediana por otro, y la huella de neumáticos lo delata con claridad. Pasa parecido con el acceso al barrio desde la carretera de La Granja, donde está el tramo más prolijo en bolardos, por el CEIPElena Fortún, con alrededor de 80 encorsetando el carril. «No digo que no entremos, pero tienes que abrirte más y andar con cuidado porque vas muy justito», advierte Ayala. Y más de lo mismo, o parecido, con los autobuses de la línea 7 a la hora de incorporarse a Gerardo Diego desde el barrio de la Comunidad de Ciudad y Tierra, ya que ahora «invaden en parte» el segundo carril para sortear el de bicis; o con los giros para acceder a Dámaso Alonso desde Baltasar Gracián, Jorge Manrique o Tirso de Molina. «No hace falta ser un experto para ver que hay puntos por los que ya no pueden pasar los tráileres del Mercadona», ejemplifica el director de la patronal de transporte Asetra, Fernando García, que echa en falta que desde el Ayuntamiento les hubieran consultado «al menos». Aunque Merino afirma que sí contactaron con responsables del súper y no pusieron objeciones (tienen alternativas para modificar su ruta por el barrio si lo precisan).

Casi a la misma altura, en Calderón de la Barca con Gerardo Diego, los vecinos ven peligroso el corte de mediana que se ha hecho para que los ciclistas no tengan que subir a la rotonda para dar la vuelta, así que ahora cruzarán la avenida.

«Igual sí que se han puesto un montón de bolardos, pero ha sido sobre todo por proteger al peatón», aprecia por otra parte el portavoz de Bicicla, Roberto Segovia. «Habrá que verlo como mal menor y confiar en que poco a poco la gente se adapte». 

El grupo municipal Ciudadanos también preguntó en el pleno del 3 de marzo y entonces el PSOE aún atribuía el problema a la «velocidad inadecuada» de los vehículos, mientras aseguraba que las dimensiones de los carriles resultantes era la correcta. Este jueves, en cambio, la alcaldesa, Clara Martín, ya admitía que, sobre todo para facilitar el giro de los autobuses, tocará recolocar bolardos y cambiar algunos por 'cucarachas', tal y como se denomina a los resaltos bajos y alargados, que pueden ser pisados por los vehículos.

Claro que la polémica ya está servida, y con previsión de rematar esta segunda fase en próximas semanas con su extensión a la Comunidad de Ciudad yTierra, La Albuera y El Salvador con una inversión total de casi 250.000 euros, incluidos más de 100.000 en señalización y balizamientos, aparte de los 306.000 de la primera fase.