Las estadísticas de la Liga Asobal revelan que el portero vasco firmó en 60 minutos 21 paradas en 43 lanzamientos, un registro de locura al que se suman las sensaciones: Lamariano se convirtió en un gigante en el Palacio Municipal de los Deportes de León. El Nava compareció en ese escenario con piel de cordero aunque también avalado por sus números en este primer tramo de temporada. Ante uno de los históricos del balonmano español, volvió a dejar claro que no quiere estar de paso en la élite.

El Ademar no respiró tranquilo hasta el pitido final. Los de Daniel Gordo le sometieron a un partido agobiante a partir de la figura de su portero y de un juego coral. Oleg Kisselev y Agustín Casado lideraron el primer avance navero en un duelo repleto de alternativas en el marcador. Tan pronto se ponía un equipo arriba como lo hacía el otro, sujetado el Ademar también por el papel de su portero, Slavic, e impulsado el Nava en otros instantes por la efectividad de Nicola D'Antino.

En la segunda parte llegó el turno de la dupla Carlos Villagrán-Darío Ajo, que se asoció hasta dejar boquiabierto al público leonés. El Nava estaba cada vez más cerca de un objetivo que cualquiera hubiera creído impensable al inicio del choque -llegar con opciones de ganar o empatar al final-, pero un apagón ofensivo de escasos minutos permitió a su rival marcharse de cuatro goles.

Ni así tiró la toalla el equipo de Daniel Gordo, que vio agigantarse de nuevo a Lamariano con un catálogo de paradas espléndido: en los extremos, en disparos exteriores, en penetraciones, desde los siete metros... Lástima que la fatiga y un punto de precipitación en algunos ataques en los últimos minutos no permitiera a sus compañeros culminar su obra de arte. Además, un ex del Nava, David Fernández, ejerció de verdugo con cuatro goles en momentos clave. Ya espera el Barça en el histórico choque que se celebrará este próximo martes en el Pabellón Guerreros Naveros.