Fernando Lussón

COLABORACIÓN

Fernando Lussón

Periodista


Cayetana desnuda al PP

19/11/2021

"Políticamente indeseable", el libro de la diputada del Partido Popular, Cayetana Álvarez de Toledo, es una disección de la vida interna de su partido a la vez que una justificación de sus decisiones polémicas tanto hacia el interior como en el conjunto de su vida política. El libro ha levantado ronchas en el PP por las descarnadas definiciones que ofrece de Pablo Casado –"un bienqueda" y "veleta" - y sobre todo de su 'número dos' Teodoro García Egea al que considera instaurador de la 'teodorocracia' que causó su ostracismo en el Congreso y el estratega del acoso a la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso.  

Es una lástima que las reflexiones de la que fue portavoz parlamentaria del PP, no las hubiera realizado en voz alta cuando ocupaba esa responsabilidad, porque ahora parecen dictadas por el despecho al estar relegada a los escaños altos del Hemiciclo, y su alegato contra la resignación parece más bien el canto del cisne. Al menos dentro del PP, del que dice que sigue siendo el partido que mejor representa sus valores. O al menos de esos valores que son colindantes con los que enarbola Vox en muchos aspectos, y en este caso su posición es como la de Ayuso. Ambas podrían ejercer de banderín de enganche con la ultraderecha, pero la estrategia del PP por el momento no va por esos derroteros.  

Con la irrupción literaria de Cayetana Álvarez de Toledo, el PP tiene que lidiar con una figura que es habitual en los partidos de izquierda, la de los arrumbados, represaliados o desengañados, que se convierten en cuñas de la misma madera para atacar al partido del que proceden porque se han quedado sin hueco por distintas causas, desde la renovación generacional a su insumisión o por el cambio de liderazgos que les deja sin espacio. No es que se conviertan en 'versos sueltos' o pasen a engrosar 'la vieja guardia', sino que dan un paso más y en su soberbia intelectual o política se convierten en críticos acérrimos de lo que se decide en su partido. A ellos recurre la oposición política y mediática para subrayar las discrepancias internas.  

A este respecto, Cayetana Álvarez de Toledo relata un episodio revelador, el intento del expresidente de Ciudadanos, Albert Rivera, para que ella y el expresidente socialista de Madrid, Joaquín Leguina, formaran 'tíquet' para la comunidad y el ayuntamiento de Madrid. Leguina aún sigue siendo militante del PSOE pese al apoyo público que brindó a la candidatura de Díaz Ayuso el pasado mes de mayo y su partido lo ha dejado correr. En estos casos la posición más honesta sería la de abandonar las responsabilidades políticas, léase el escaño en el caso de Álvarez de Toledo, si no se comparten tácticas y estrategias. O la de formar una corriente si está convencida de que sus ideas sobre el partido y quien lo lidera es compartida por más militantes.  

Lleva razón la exportavoz popular cuando afirma que los partidos están llenos de subalternos del peloteo y de mediocres, o que mantienen falsas lealtades basadas en el terror, se supone que a no repetir en las próximas listas. Ocurre en todos los partidos. Estas máquinas preparadas para ganar elecciones, y actuar como las legiones romanas en formación de tortuga, pueden permitirse la existencia de un número limitado de francotiradores dedicados al fuego amigo. Álvarez de Toledo es esa cuota para solaz de los adversarios del PP.