Fernando Jáuregui

TRIBUNA LIBRE

Fernando Jáuregui

Escritor y periodista. Analista político


El 23-F y el "lavado de cara" de Juan Carlos I

19/02/2021

Dice Podemos, por boca del portavoz parlamentario Echenique y del representante del partido de Pablo Iglesias en la Mesa del Congreso, Gerardo Pisarello, que el recuerdo del 23-F, un hecho del que el martes próximo se cumplen cuarenta años, "no puede ser un lavado de cara de Juan Carlos I".

Incluso han llegado a pedir a la presidenta de la Cámara Baja, Meritxell Batet, que ponga sordina a lo actuado por el entonces Rey aquella noche infausta en el acto conmemorativo que se celebrará el propio martes en el Congreso, con asistencia de Felipe VI y Pedro Sánchez. Otro lío al canto, ya verán.

Temen los 'morados' que, en este aniversario 'redondo', que sin duda va a ser muy citado en televisiones y periódicos, la figura de Juan Carlos de Borbón, que desactivó, con su aparición televisiva aquella noche de febrero de 1981, el golpe urdido por, entre otros, Milans del Bosch y Tejero, quede engrandecida precisamente en estos momentos. Unos momentos en los que los republicanos pretenden que una comisión de investigación parlamentaria ahonde en los 'puntos negros' de otras actuaciones posteriores del llamado emérito, actualmente fuera de España.

La pretensión de Podemos incluye, entiendo, hasta una revisión histórica de lo que ocurrió hace cuatro décadas: "hoy sabemos que Juan Carlos de Borbón conocía las operaciones golpistas del 23-F, estuvo implicado en algunas de estas operaciones, aunque al final desautorizara a Tejero", dice Pisarello. Una curiosa manera de deformar una verdad histórica, de la que se han ocupado centenares de investigadores, entre los cuales no me consta que Pisarello figurase. Porque la verdad, constatable en la reproducción de la aparición del Rey ante las cámaras de televisión aquella noche, es que fue él quien desmontó un golpe que, escenificado por la salvajada de Tejero, nada tenía que ver con las preocupadas conversaciones que partidos e instituciones habían mantenido en unos momentos de seria crisis política que hizo dimitir a Adolfo Suárez de la Presidencia del Gobierno.

Creo que Pisarello, Echenique y su jefe deberían revisar, a la luz de los hechos puros y duros, la Historia. Insinuar que Juan Carlos I tuvo algo que ver con la asonada golpista es, simple, lisa y llanamente, una falsedad. No hay falsedad mayor que la que se practica con la Historia, y bien debería considerarlo Pablo iglesias a la hora de lanzar sus injustas y 'trumpistas' invectivas contra los medios de comunicación a los que acusa, cuando le conviene, de manipuladores .

Creo que lo correcto es colocar a Juan Carlos de Borbón en el pedestal que merece por sus méritos en favor de la democracia y en el reproche que sin duda también merece por sus actuaciones al margen de su papel como jefe del Estado. Claro que yo no espero objetividad periodística por parte de quienes denigran a los periodistas, les hurtan información, les mienten y quieren someterles a 'controles democráticos' (¿quién sería el controlador?), mientras, por otra parte, tratan de hacerse con el poder de los medios públicos, la televisión especialmente, por supuesto para llevar el agua de la información a su propio molino.

Solo nos faltaba ya que quien más ha denigrado, desde un creo que voluntario desconocimiento, la transición del 78 se erija ahora en 'reescribidor' de la Historia de unos años que fueron difíciles pero, en muchos aspectos, gloriosos. Aquella patochada del 23-F, que a todos los españoles de bien les hizo enrojecer de ira y de vergüenza, significó una vacuna para siempre contra las tentaciones golpistas de algunos militares; hoy, nuestras Fuerzas Armadas son, creo, un ejemplo de sentimiento democrático, de limpieza de actuación y de preparación. Y tengo que decirlo: Juan Carlos de Borbón, algunas de cuyas actuaciones en otro ámbito tanto me han indignado, tuvo bastante que ver en esta transformación, tan positiva, de nuestros militares. ¿Eso también lo va a tergiversar alguien que, como Pablo Echenique, el hombre que alogia las algaradas callejeras, jamás debería ser portavoz parlamentario de un partido que forma parte de nuestro Gobierno?

Otro frente, el de la 'otra' memoria histórica, se abre en nuestro ya dividido Ejecutivo. Creo que el entendimiento entre las dos fracciones del Gobierno se hace crecientemente imposible: son dos concepciones diferentes de la política, de la economía, de las reglamentaciones sociales, de la (des)información, de la estética y puede que de la ética. Hasta el recuerdo del 23-F, ya ve usted, les separa. Creo que no les falta razón, por muy en la oposición que estén situados, a Ciudadanos y al PP cuando reclaman a Sánchez que cese ya a Pablo Iglesias.