Pilar Cernuda

CRÓNICA PERSONAL

Pilar Cernuda

Periodista y escritora. Analista política


Las citas de la Fiscal General

06/03/2021

Dolores Delgado, que provocó polémica al pasar directamente desde el ministerio de Justicia a la Fiscalía General del Estado, lo que hizo dudar de la obligada independencia del cargo aunque lo nombre el gobierno, se ha reunido esta semana en Madrid Eduardo Inda y Manuel Cerdán. Dos conocidos periodistas de investigación fundamentales en la divulgación de las cintas del ex comisario Villarejo, y a los que muchos profesionales de la información y también de la policía consideran que mantienen vínculos con Villarejo que van más allá del estrictamente periodístico. Hablando en plata: que conciertan con Villarejo cómo y cuándo publicar determinadas informaciones en función de los intereses del ex comisario, al que recientemente se le ha concedido la libertad condicional.

Nada impide que la Fiscal General se entreviste con dos periodistas; es más, pocos periodistas hay que no se hayan entrevistado con los diferentes fiscales generales, forma parte de su trabajo conseguir la información más contrastada posible y eso obliga a acudir a todas las fuentes.

Lo que sorprende en este caso es que Delgado no ha citado a los dos periodistas en su despacho, que es lo habitual, sino en un piso perteneciente a su pareja, el ex juez Garzón, que hoy ejerce la abogacía y es defensor de al menos dos de los policías implicados en los diferentes casos que tiene abiertos Villarejo … personaje que por otra parte mantiene una relación de amistad, o de confianza, o como se quiera llamar, con Garzón. No hay más que recordar la publicación de la cinta que recogía la conversación mantenida por el ex comisario durante un almuerzo con Garzón y Dolores Delgado. Conversación grabada por Villarejo sin conocimiento de sus interlocutores, y que provocó escándalo por los comentarios de los tres y también por el tono hiriente y soez de algunos de esos comentarios.

De qué habló Delgado con Inda y Cerdán no se sabe, aunque lo imagina cualquiera que esté al corriente de las peripecias de Villarejo. Pero el hecho de que la Fiscal General tomara tantas precauciones para que no trascendiera el encuentro significa que ella misma no lo debía considerar muy ortodoxo, pues si así fuera citaría a los periodistas en la sede de la Fiscalía. O quedarían en un restaurante si preferían cambiar impresiones sin que les preocupara ser vistos en un lugar público porque no tenían nada que ocultar.

El asunto es grave. No para los periodistas, sean las que sean sus relaciones con Villarejo, si efectivamente tienen las relaciones que se dice que tienen. Es grave para Dolores Delgado. Porque el secretismo es siempre inquietante, y más aún cuando es inevitable llegar a la conclusión de que la reunión implicaba intercambiar información sobre un ex comisario que ha hecho tambalear las estructuras del Estado y del mundo político y empresarial. Y que, desde que salió de Estremera, no hace más que decir que tiene mucha más munición para disparar.