Fernando Aller

DESDE EL ALA OESTE

Fernando Aller

Periodista


Anestesiados por las cifras

04/06/2021

El prestigioso periódico New York Times publicó días atrás una estremecedora portada con las fotografías de 69 niños (67 palestinos y dos israelís), víctimas mortales del último conflicto entre el ejército de Israel y la milicia palestina Hamas. La noticia ha tenido un gran impacto internacional, fundamentalmente porque ha sido la primera vez que un medio de comunicación de Estados Unidos se desvía de la tesis abiertamente proisraelí de la Casa Blanca. Pero al margen de esta circunstancia, que supone de facto una contundente crítica a las prácticas belicistas de Israel por la desproporción en el número de víctimas infantiles de uno y otro lado, los 69 rostros de niños y niñas, fotografiados sonrientes en su inocencia anterior al conflicto, se revelan como el más sólido y contundente puñetazo al lector, quien de otra forma seguramente quedaría impasible, acostumbrado a leer como letanía las cifras de tragedias entre tostada y tostada del desayuno.
Es la misma indiferencia en la que se han instalado las cifras de muertes a consecuencia del Coronavirus. La reiteración, el goteo que no cesa de víctimas, ha acabo por anestesiar a la sociedad ante el dolor del vecino. Las fiestas ilegales se perciben en el telediario como si se tratara de un pulso entre policías en exceso rigurosos en su cometido y jóvenes llevados por el inocuo placer de sortear imposiciones sociales. Hace tiempo que se ha perdido la noción que relaciona exposición al contagio y muerte, inconsciencia y drama en la familia propia o entre los mayores del grupo de amigos.
En el fondo no deja de ser un mecanismo de defensa liberador de la propia angustia. Necesario por tanto. Las cifras como meras abstracciones. Algo similar al ambiente vivido en las redacciones de los medios de comunicación, desligado de la menor empatía cuando se trabaja con la tragedia en cifras. Al dolor hay que ponerle rostro. No lo hemos sabido hacer con los 80.000 fallecidos en España, casi siete mil en Castilla y León… Un número desbordado de familiares y amigos que no se han merecido sufrir la tragedia en soledad.