Fernando Lussón

COLABORACIÓN

Fernando Lussón

Periodista


Nepotismo y puertas giratorias

06/06/2020

Del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se significa su capacidad de rectificarse a sí mismo y de hacer lo contrario de lo que había asegurado que no haría. Está por determinar si esa actitud deriva de la soberbia, de una manera absolutista de entender el ejercicio del poder, de una actitud “sin complejos” del mismo modo que la derecha para imponer sus criterios, o si algunas de ellas están mediatizadas por la aritmética parlamentaria que es preciso tener en cuenta para que las cuentas salgan y que se haya conformado por primera vez desde la Transición un gobierno de coalición de izquierdas.

Precisamente por todas esas causas y por la existencia de la maldita hemeroteca son más que criticables las decisiones del Ejecutivo que tiene que ver con una actuación propia del nepotismo y por las puertas giratorias, dos cuestiones que han estado siempre en el punto de mira de los partidos de izquierda y que han aparecido en todos los programas de regeneración democrática, como dos de los problemas que afectan a la política española que no solo había que evitar, sino que erradicar. En una semana el Gobierno de coalición, en su parte socialista mayoritaria ha cometido dos errores no forzados en estos ámbitos de difícil explicación, a no ser que, en una interpretación benévola, Pedro Sánchez haya decidirlo cometerlos todos de golpe, lo más alejado posible de cualquier consulta electoral, para que la ciudadanía olvide sus despropósitos. Pero la cuestión es si seguirá manteniendo las actitudes ‘cesaristas’ que le recrimina Pablo Casado, si seguirá traspasando líneas rojas que pueden ser entendidas como provocaciones –la más grave el nombramiento de su exministra de Justicia, Dolores Delgado, como fiscal general del Estado- que podría ahorrarse y que más que proporcionarle apoyos le resta coherencia política.

Que los exministros de Rodríguez Zapatero, José Blanco y José Montilla hayan recalado como consejeros independientes en Enagás –participada en un 5% por la SEPI- es un caso de puertas giratorias incomprensible a no ser que se quiera agradecer algunos servicios prestados, a la generación anterior de dirigentes socialistas. El caso de Montilla es todavía más delicado dada su situación de expresidente de la Generalitat, con estatus propio en Cataluña. También se sumará al consejo de administración de la empresa el asesor de Podemos en materia energética, Cristóbal Gallego, para un órgano de dirección en el que también hay dos exministras del PP.    

El caso de noepotismo está referido al nombramiento como director general de Agenda Urbana y Arquitectura a Ignacio Carnicero, su mejor amigo desde la época de estudiantes, revitalizando una figura política típicamente española como es la del ‘compañero de pupitre’ que llevó al de José María Aznar, Juan Villalonga a la presidencia de Telefónica, sin duda un puesto muchísimo mejor retribuido.

El nepotismo y las puertas giratorias tienen una connotación despectiva y negativa con respecto al lógico y habitual nombramiento de personas afines para la dirección de organismos que realiza cualquier gobierno cuando toma posesión. Pero Pedro Sánchez parece estar dispuesto a hacer buenas todas las críticas que la oposición le dedica sobre su falta de congruencia, y ni tan siquiera se preocupa ya de que la mujer del césar parezca honrada.