Fernando Aller

DESDE EL ALA OESTE

Fernando Aller

Periodista


La foto del éxtasis

31/07/2020

El encuentro convocado por Sánchez con los presidentes autonómicos en San Millán de la Cogolla sustancialmente tiene dos objetivos de gran alcance: concertar a medio plazo un programa de inversiones para paliar los daños económicos que está ocasionando la covid-19 y establecer criterios de mayor eficacia ante los rebrotes del virus. Ninguna mente sana esgrimiría argumento alguno en contra del hecho y de los propósitos. El problema es que los protagonistas son políticos y sus intereses son personales, por encima del obligado bien común. 
Pedro Sánchez busca la foto del éxtasis, más allá de su inapelable éxito en el reparto del fondo europeo para la reconstrucción. Es el colofón a un par de semanas de vítores y aplausos con los que ha levitado ante los suyos. De ahí que haya exigido la presencia corpórea y no virtual de todos los presidentes autonómicos. Incluidos los más aquejados de fiebres nacionalistas, temerosos de que en sus respectivos pueblos les reciban a la vuelta con recriminaciones de vasallaje, por más que traten de explicar que respondieron a la invitación del presidente de España forzados por éste y con el único afán de apiñar la mejor parte en el reparto del botín. Cualquier ausencia velaría la foto.
El debate parlamentario del miércoles también desveló las reticencias de los partidos de la oposición. No se pueden oponer a la Conferencia de Presidentes y, en consecuencia, su estrategia ha sido negar la importancia de los acuerdos. Abascal, el caballero de Vox, ha ocultado el criterio de su partido con la elevación de la apuesta: Ante Europa y los rebrotes, moción de censura. Casado navega cono puede atrapado en sus contradicciones. Quiere corregir su pasado, la oposición al Estado de Alarma, que legitimaba la unidad de acción nacional contra la pandemia, con correcciones exprés a leyes que utiliza como subterfugio para disimular el error. Y recrimina el ‘autobombo’ de Sánchez por el acuerdo europeo, que prefiere atribuir cicateramente en exclusiva a líderes de otros países y en cuya gestación Sánchez se habría comportado como simple gregario, un ‘ciclista cansado’. Todos han satisfecho a sus propias tribus. ¿A quién le importa la realidad?