Francisco Muro de Iscar

MUY PERSONAL

Francisco Muro de Iscar

Periodista


Mujeres con derechos

31/03/2019

Solo hace 38 años que se equipararon los derechos de hombres y mujeres en la administración de los bienes gananciales. Aunque en 1975 se eliminó la licencia marital para que la mujer pudiera adquirir o vender bienes o derechos, respecto de los gananciales seguía necesitando el "consentimiento" del marido. Hasta 1981.

La Constitución del 78 certificó la igualdad. Desde entonces, y muy especialmente en los últimos 15 o 20 años, la mujer ha venido luchando para el reconocimiento pleno de la igualdad de derechos, es decir, porque los derechos sean reales y no solo nominales y por acortar la brecha que separa a hombres y mujeres en casi todo. Hoy, como se ponía de manifiesto en el Santander Women Now Summit, una excelente iniciativa del Banco Santander, aunque me hubiera gustado más titularla en español, tenemos seguramente la legislación de igualdad más avanzada de Europa. El problema es que no se cumple, que no es imperativa, que no obliga. Nos pasa mucho. Hacemos leyes llenas de buenos deseos pero que en la mayoría de los casos o no tienen partida presupuestaria para hacerla realidad o, simplemente, solo se pretende el gesto. No hacen falta nuevas leyes, sino que se cumplan.

Pero esta vez va en serio. Las mujeres, que son más del 50 por ciento de la población, se lo están tomando en serio no solo saliendo a la calle sino alzando la voz. "Lo que no se visibiliza no existe", se decía en ese encuentro. Hay un compromiso que trasciende la edad, las ideologías y las clases sociales. Y empieza a haber una no sé si mayoría de hombres que también considera que ese empeño por la igualdad es imprescindible.

Es cierto que sigue habiendo muchas barreras mentales y mucha historia que es difícil de eliminar. Como decía Mabel Lozano, "el día en que haya tantas mujeres inútiles en puestos de gobierno como hombres inútiles, habremos conquistado la igualdad". Y es verdad. El día en que haya un verdadero reparto de cargas entre hombres y mujeres en el hogar, posibilidades reales de conciliación, medidas para que las mujeres que quieren ser madres puedan hacerlo sin renunciar a su carrera profesional, horarios racionales que permitan a los dos miembros de la pareja compartir todo, empezará a ser posible la igualdad.

No soy partidario de las cuotas sino del mérito, pero están ayudando a que el cambio sea más rápido, más efectivo. Han servido para que las mujeres entren en sectores muy masculinizados. Y aún quedan muchos por conquistar. Las carreras científicas y tecnológicas por ejemplo: la clave de todo está en la educación y en la familia, donde todavía hay muchos rescoldos machistas que, lamentablemente, algunas mujeres siguen animando.

Es llamativo que mujeres que se han educado en la igualdad y en la libertad no hayan sido capaces de acabar con ellos. No digo que la lucha sea solo suya. En esto, hombres y mujeres deben caminar juntos, sin una sola fisura. Todos somos igual de responsables. Pero es terrible, como destaca la última Memoria de la Fiscalía General del Estado, no solo un aumento de la violencia juvenil, sino que un porcentaje importante de chicas jóvenes comprenda, entienda y acepte patrones de control y dominio que consideran "una expresión de amor".

Hay dos feminismos, uno inclusivo que considera al hombre su aliado y otro excluyente que parece que lo quiere eliminar. La inmensa mayoría de las mujeres españolas ha apostado claramente por el primero. Y van a ganar la batalla. Con todos los hombres que entiendan que es justo.