Víctor Arribas

VERDADES ARRIESGADAS

Víctor Arribas

Periodista


Pagar por conducir

24/10/2021

Los conductores pagaremos por usar las autovías públicas. Otra vez. Ya pagamos la construcción de todas ellas con nuestros impuestos, pero por lo visto no fue suficiente y en un futuro más cercano de lo que creemos se nos castigará con otro tarifazo. Algo parecido a lo de las películas españolas: las pagamos con las subvenciones públicas que se conceden a la producción y volvemos a pagarlas (aunque esta vez de forma voluntaria) al comprar la entrada en taquilla. Cuando preparemos un viaje tendremos que sacar la calculadora para saber cuánto nos cuesta el uso de las carreteras de nuestro propio país, porque según nos explican hay que pagar el mantenimiento de las calzadas y sus elementos. Nunca antes se había planteado un peaje por usar las autovías, salvo en las de peaje que eran tan denostadas por los mismos partidos que ahora los defienden para el conjunto de toda la red viaria. Aunque entonces estar en la oposición permitía unas licencias que, ya en el gobierno, quedan retratadas.

Cuando viajas por las ultramodernas carreteras norteamericanas, pasas por arcos tecnológicos que registran tu presencia y se van acumulando los pagos en la tarjeta sin necesidad siquiera de aminorar la marcha. A final de mes te llega la factura, parecida a la que el gobierno de coalición español quiere pasarnos por usar la red de autovías. La diferencia estriba en que los conductores americanos no ven sus ingresos mermados de forma traumática por una cascada de impuestos como la que hacemos frente los españoles.

Considerar el vehículo particular como un enemigo de la sociedad es lo que tiene, que cualquier medida que se pueda implementar para perjudicar a quienes lo eligen en libertad no tarda en llegar. Es verdadera obsesión. Una animadversión que ha llevado a convertir al coche en culpable de la contaminación que provoca el cambio climático contra toda lógica. Pero no pierdan ustedes el tiempo en tratar de razonarlo: los dogmas, dogmas son, y éste como todos los demás que nos dominan y sepultan es incontrovertible. Una vez estigmatizado convenientemente por los mismos que agolpan sus vehículos oficiales en la entrada de los actos sociales, una vez convertido en el enemigo público número uno, el automóvil puede convertirse en suculenta fuente de ingresos saqueando el bolsillo de sus propietarios cuando realicen un trayecto de larga distancia entre dos puntos de nuestro país. ¿O se cobrará también la tarifa en trayectos cortos, de los que hacemos a diario para ir a trabajar?. No lo descarten. Todo lo que sea necesario para dotar al presupuesto público del músculo financiero que pueda soportar el mayor gasto de la historia. Que es lo que da votos.