Por si no teníamos bastante, este país añade un grave problema a los que ya tenía planteados en los últimos meses. Son problemas de índole política y de otras índoles: la pandemia destaca entre los demás, pero los demás no son precisamente pequeños, como todos sabemos. Hoy quiero fijarme especialmente en lo que representa el juicio en que se mezclan Bárcenas, Rajoy y la estructura del Partido Popular, empezando por Pablo Casado, todos ellos y todo ello debidamente, más bien indebidamente, mezclado, como para volvernos locos cuando la primavera se acerca sin saber cómo ha sido.

Parto de la base de que lo que vaya a pasar es imprevisible, si prescindimos de la virtual certeza sobre los enfrentamienos, cada vez más sinuosos, entre las diversas fuerzas sociopólíticas del país España. La cosa comienza con la celebración del juicio que protagoniza Bárcenas, que se ha convertido en el gran personaje del momento. Su nombre simboliza el centro del enfrentamiento político, aunque no pueda decirse que se haya convertido en la persona más importante de ese universo. Se ha convertido en la más discutida y controvertida.

Detrás de todo, se atisba la gran batalla política que domina el panorama tal vez más que nunca. Luis Bárcenas se ha convertido en el símbolo de lo que no debería existir, pues la enemistad no tendría que ser la característica de las relaciones dentro de la clase política. Este personaje representa muy bien los fondos oscuros de la derecha española, como otros pueden representar los fondos de otros colores de la izquierda o incluso del centro. Se ve que la política española y el pensamiento que la acompaña forman un entramado muy peculiar y único en el panorama mundial...

Puede decirse que estos son momentos en que queda más clara que nunca la diferencia básica entre derecha e izquierda, al menos en el tema de las diferencias de comportamiento reflejadas en los modos de ser y de conducirse en la vida. Yo lamento tener que decir esto, cuando he conocido y conozco a excelentes personas de pesamiento conservador o derechista, que se ven impelidos a un comportamiento que no quisieran pero al que las circunstancias les llevan. En próximas semanas habrá ocasión para profundizar en todo esto, al compás de la evolución del juicio que acaba de comenzar.

Mientras tanto, creo que lo más importante es que nos preparemos para el intento de conseguir cambiar las perspectivas para que el comportamiento de las personas se independice de su pensamiento político y lleguemos a una situación en la que ambas cosas se indepenndicen entre sí y consigamos cambiar la perspectiva y racionalizar el pensamiento junto a las maneras de obrar. Creo que vamos a tener tiempo y que podemos aprovechar bien ese tiempo para conseguirlo.