Editorial

Exagerado optimismo de Sánchez en torno al proceso de la vacunación

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Compareció en el Congreso Pedro Sánchez sabedor de que la sociedad española está exhausta y consciente de que hay sectores, unos más que otros, que precisan de un estímulo urgente. El turismo, la hostelería y el pequeño comercio se han convertido, por aquello del distanciamiento social, en las principales fisuras abiertas de la lucha contra la crisis sanitaria. A ellos se dirige una inyección económica de 11.000 millones de euros en ayudas, ya veremos de qué manera, que Sánchez ponía sobre la mesa. Como mandan los cánones, llegaba a una cita complicada, a rendir cuentas, con un anuncio bajo el brazo. Fondos insuficientes para el principal partido de la oposición, cuyo líder ponía el foco en incrementar las ayudas hasta los 50.000 millones. No le falta razón a Pablo Casado, que evidenció para bien de todos un tono más conciliador, pues la herida del turismo y derivados tardará en suturar y requerirá de más esfuerzos económicos. De hecho, del Informe de Coyuntura Turística, presentado este martes, se desprende que en 2020 la aportación del sector al PIB se desplomó 7 puntos, hasta el 5,5%, debido a que España recibió 65 millones de turistas extranjeros menos que en 2019.

A la mejora de la situación económica no contribuye una evolución sanitaria que, aunque reduce la incidencia acumulada del virus hasta cerca de los 200 casos, navega entre ola y ola. Sánchez hizo balance de un año de pandemia apelando a la unidad y poniendo en valor herramientas como una cogobernanza que, sin embargo, ha evidenciado más grietas, con flagrantes casos de inseguridad jurídica, que puntos de encuentro. Lamentó una primera desescalada «demasiado rápida» obviando su temprana comparecencia en la que celebró que la sociedad española había vencido al virus. Empeñado una vez más en levantar el ánimo de sus compatriotas con ilusiones infundadas, el presidente volvía a elevar de forma exagerada las expectativas de vacunación reiterando su objetivo de inmunizar al 70% de la población en verano. Supondría alcanzar los 33 millones de vacunados para entonces cuando, a día de hoy, solo se ha inmunizado a tres.

Es preciso incidir en un proceso de vacunación que avanza a cuentagotas y cuya eficacia se puede ver comprometida por las incipientes variantes, cepas y mutaciones que amenazan con amargarnos el feliz y rápido descubrimiento del bálsamo global contra la covid. No ayudan las dificultades de las farmacéuticas para cumplir sus compromisos y atender a los requerimientos de los distintos estados en tiempo y forma. Una inquietud que, ayer, España y otros cuatro países trasladaban al resto de jefes de Estado y Gobierno de la UE. El contexto actual requiere, por supuesto, de inyecciones económicas como la anunciada por el Gobierno, pero la mejor fórmula para evitar recurrir a parches tan necesarios como eventuales, que alivian pero no curan, es activar una vacuna cuya generalización entre la población, pese al optimismo que dibuja Sánchez, no se vislumbra en un horizonte cercano.