Tal vez lo más significativo del rifirrafe que se ha desarrollado estos días a partir del ya famoso "protocolo" a aplicaren los procesos de interrupción del embarazo, sea la profusión de opciones y alternativas que enseguida se han planteado, tanto en el ámbito político, como en el mediático, en cuanto se han abierto algunas costuras en la coalición. Ciertamente que no eran las primeras: la grieta en la relación del Gobierno regional con los agentes sociales, que aquí estaba muy asentada en una cultura recíproca del diálogo social, sea más profunda que la producida ahora; pero el tema de ahora es más propicio para levantar pasiones y sentimientos, por todo lo que implica, y estamos cerca de procesos electorales varios, lo que no es baladí en absoluto.

Veamos, pues: se ha planteado si el Presidente de la Junta puede cesar al Vicepresidente y a los consejeros de VOX. Y vaya si puede; ya lo hizo con los de Ciudadanos. Pero entonces fue para convocar unas elecciones y en un contexto en que era muy perceptible que Ciudadanos estaba en caída libre, lo que no ocurre con VOX en este momento. También se ha planteado si sería factible políticamente deshacer la coalición, sin disolver el Parlamento, sea de mutuo acuerdo, y sustituyendo el acuerdo actual de gobierno por otro de apoyo parlamentario a un gobierno del PP en minoría, sea sin acuerdo y con ruptura, buscando alguna complicidad con el principal partido de la oposición, para seguir gobernando, también en minoría y con negociación permanente, opción que pudo haberse ensayado tras aquellas elecciones de hace un año y que nadie propuso seriamente. Incluso se han planteado, supongo que sólo a título de mera elucubración, las posibilidades que habría de presentar una moción de censura, desde la oposición, o una moción de confianza, desde el propio gobierno, en un caso y en otro para medir la solidez de la coalición.

Qué duda cabe que todo se puede plantear. El problema está en las circunstancias de hoy y en las exigencias de mañana. En vísperas como estamos de decisivos eventos electorales, y con especial incertidumbre sobre lo que pueda pasar después, no parece que el momento sea muy adecuado para mover el tablero hasta tal punto que se caigan las piezas. Pero ya saben lo que dijo aquel prohombre al que reprocharon un cambio de actitud: "es que cuando yo digo que jamás haré tal cosa, me refiero solamente a este preciso momento".