Pilar Cernuda

CRÓNICA PERSONAL

Pilar Cernuda

Periodista y escritora. Analista política


Independientes e independientes

06/07/2019

Pedro Sánchez, en su búsqueda desenfrenada para contar con el apoyo de Podemos para ser investido presidente sin meter a Iglesias en su gobierno, ofrece al líder de Podemos conformar un gobierno con varias personalidades independientes bien vistos por la izquierda.

Nada que objetar a contar con independientes en el gobierno. Mucho que objetar en cambio a que la etiqueta de independiente sea garantía de buen gobernante. Y es aún menos garantía que a ese independiente se le exija determinada inclinación ideológica.

Lo que determina la seguridad de que alguien está capacitado para formar parte de un gobierno es que tenga una mínima experiencia de gestión. Que haya formado parte de un equipo, sepa elaborar un presupuesto, conozca cómo funciona un Estado, sus instituciones y su parlamento, y haya comprendido que la ideología no es garantía de buen gobernante, sino el aprendizaje previo en cargos de cierta responsabilidad. Y, sobre todo, que en ese independiente predomine el afán de servicio a los demás, el patriotismo, palabra que define muy bien la cualidad que debe tener el que ocupe un cargo institucional.

No siempre los nombres de relumbrón han cumplido las expectativas. No por ser buen cantante se puede ser un buen ministro de Cultura, lo que comprendió muy bien Miguel Bosé, que rechazó la oferta, pero no entendió el que se lo ofreció. Como se veía venir que Màxim Huerta no iba a destacar como ministro de la cosa, aunque sí Guirao, que había ocupado cargos de responsabilidad antes de ser ministro. Pedro Duque, importante astronauta, no lo está haciendo mejor que sus antecesores, y más vale ni pensar en qué habría ocurrido si Pepu Hernández hubiera sido alcalde de Madrid. No es capaz de pronunciar una frase que no le hayan escrito antes, así que difícilmente podría tomar una decisión sobre un asunto delicado.

Los mejores gobiernos han sido los de los presidentes que han buscado expertos en lo suyo que, además, hayan tenido puestos en los que han tenido que tomar decisiones complicadas, analizar pros y contras, formar equipos de trabajo, y equivocarse para aprender que lo que engrandece es rectificar. Adolfo Suárez solía decir que era un hombre de importantes carencias, que suplía eligiendo a los mejores colaboradores. Tenía razón, y en esa línea se movió su sucesor Felipe González, que además se ocupó de instruirse como gobernante antes de ganar unas elecciones, porque adivinaba que un día se convertiría en presidente y quería llegar a Moncloa sabiendo lo que debía saber.

Así que si Sánchez quiere independientes, bienvenidos sean. Pero no para contentar a Pablo Iglesias, ni para presumir de figuras que políticamente no tienen media bofetada y se arrugan ante el primer problema. Hay independientes a montañas para elegir, lo que hace falta es elegir a los que están preparados para formar parte de un gobierno, no para subirse a un escenario o para recibir un premio de investigación.