Fermín Bocos

CRÓNICA POLÍTICA

Fermín Bocos

Periodista y escritor. Analista político


Sánchez no olvida

10/07/2019

¿Qué parte del 'no es no' a nombrarle ministro será la que no entiende Pablo Iglesias cuando Pedro Sánchez se lo repite una y otra vez? La insistencia del líder morado roza lo patético. Y, sin embargo, desde la perspectiva de sus intereses, se entiende que insista porque el anhelado nombramiento sería su tabla de salvación al frente de un Podemos demediado tras pasar por las urnas. Atrás han quedado los días de la fulgurante ascensión del movimiento -no había precedentes de pasar de la agitación callejera y los mítines a rebosar al Parlamento con más de 70 diputados- fue cuando Iglesias perdió el contacto con la realidad. Soñó con el sorpasso al PSOE y la ambición de liderar a la izquierda española le llevó a vetar la primera ocasión en la que Pedro Sánchez pudo ser presidente. Sánchez nunca se lo perdonó. Pero desde que salió adelante la moción de censura que le llevó a La Moncloa le ha estado dando cuerda a la cometa consciente de que la vanidad es uno de los puntos débiles de Iglesias. Le ha estado dejando que hiciera cosas para salir en la televisión -otra de sus debilidades-, un día se presentaba en la prisión de Estremera para entrevistarse con Oriol Junqueras y abría los telediarios y al otro firmaba un pacto para subir el salario mínimo y volvía a reinar en los platós. 
Se dejaba querer por los tertulianos afines que le trataban como si fuera el vicepresidente del Gobierno. Y parece que ha llegado a creérselo. Pero no es el vicepresidente. Y mientras dependa de Pedro Sánchez las cosas seguirán como las conocemos. Una investidura  bloqueada con una estrategia socialista que perfila salida en la repetición de elecciones. Se ha filtrado hasta la fecha: podrían celebrarse el 10 de Noviembre. Es una forma aviesa de presionar para que rebajen exigencias quienes piden contrapartidas por apoyar la investidura. Los sondeos sobre intención de voto resumen el estado del personal en dos ideas: subirían PSOE y PP y bajarían todos los demás. Los socialistas crecerían a costa de Podemos y los populares  recuperarían los votantes de abril que se le fueron a Vox. 
Nacionalistas y separatistas, a su bola de siempre. Pese al fracaso de su encuentro con Sánchez, Iglesias no da por perdida la batalla. Se juega su supervivencia política. Sabe que sin tocar poder Podemos va camino de la irrelevancia. Lo que parece que todavía no acaba de entender es que Pedro Sánchez es un killer político y tiene memoria de elefante.