Ignacio Fernández

Ignacio Fernández

Periodista


Mareando

11/07/2019

En resumen: después de la ‘Edad Dorada’ del comienzo del euro, cuando los españoles se bajaron del pupitre y se subieron al andamio, tras la explosión gigante que se llevó por delante un 10 por ciento de la riqueza país entero, llegó una época pelele caracterizada por una colección de miles y miles de políticos ‘amateur’ cuyo fin es el machito y cuya mecánica es la contienda. Ni ellos se aplican ni sus votantes les exigen observancia de la ortodoxia en la administración del erario público ni adscripción. La consigna es: el inmovilismo. La declinación «yo, mi, me, conmigo».
El pacto alcanzado en Castilla y León, en este sentido, se mueve por una senda excepcional en este momento de bloqueo, donde la de sumar es una operación excluida. La semana que viene tendremos el gobierno que Mañueco e Igea han trenzado priorizando las coincidencias y subordinando las divergencias. Ahora le toca al machadiano camino que se construye caminando, al aserto de que dos no discuten si uno no quiere y, sobre todo, que el que paga, manda, y ése es el contribuyente, que merece buen servicio y mejor desempeño.
Algo que en otros lugares parece olvidarse. No digo yo que en Madrid región o en Madrid / Moncloa no se vaya a cerrar un acuerdo ‘in extremis’. Pero, mientras tanto, ¿quién se responsabiliza del retraso? ¿Quién está considerando sus consecuencias? Ni está en La Moncloa ni se le espera al Gobierno que tenga capacidad de construir unos presupuestos del Estado, algo a lo que deberían estar dedicando el tiempo que les pagamos aquéllos que en lugar de hacerlo, malgastan su tiempo en geoestrategias de salón.
La lección que nos acaba de dar Grecia es humillante: los helenos a los que tanto quisimos enseñarles y tanta caña tuvimos que darles, acaban de poner un presidente al día siguiente de elegirlo. Aquí seguimos mareando la perdiz. Vergüenza debería darnos.