Francisco Muro de Iscar

MUY PERSONAL

Francisco Muro de Iscar

Periodista


El respeto y los valores

05/12/2022

Hace unos días tuve la oportunidad de moderar el debate anual que anualmente organiza el Foro por la Convivencia del Consejo Escolar de la Comunidad de Madrid. El tema era "el respeto y los valores como herramienta para fortalecer la convivencia en los centros escolares". Un debate realmente interesante en el que participaron personas notables que cuidan de nuestro medioambiente, del impresionante patrimonio cultural y monumental que tiene nuestro país, del respeto a la diversidad en los centros --en este caso de las personas con síndrome TEAF, trastorno provocado por el consumo de alcohol durante el embarazo-- o que buscan dar oportunidades a los jóvenes y luchar por la dignidad global de cada uno de ellos. Respeto, dignidad y valores en los centros educativos. Un debate que pueden buscar en la web del Consejo Escolar y que afecta a los alumnos, a los profesores y a las familias. ¿Y fuera de los centros educativos?

¿Cómo van a pedir respeto los políticos a los ciudadanos cuando no se respetan a sí mismos? Los debates en el Parlamento; los insultos a un lado y a otro; los que cortan un tipo de improperios pero pasan por encima de otros, según de qué lado vengan; la mediocridad generalizada; los acuerdos fuera del lugar donde se deberían producir; la pésima técnica legislativa porque impera la ideología sobre el sentido común y la eficiencia; la mentira en el principal lugar de representación de los ciudadanos; y la falta absoluta de asunción de responsabilidades cuando hay errores demostrados son hechos cotidianos, cada vez más frecuentes. No solo no piden perdón o disculpas, sino que alardean de ello. No han llegado a pegarse, pero falta poco. ¿Qué es lo que están viendo los estudiantes que mañana van a ser nuestros representantes? ¿Qué pueden aprender?

Nadie respeta a nadie y casi ninguno respeta la verdad. Los valores que imperan y que proponen unos y otros son la aniquilación del adversario, el descrédito del otro, los pactos al precio que sea necesario. Unos preguntan lo que les interesa a ellos y otros responden lo que les da la gana. Más que violencia verbal, lo que hay es chantaje por parte de quienes tienen un puñado de votos, trágala por quienes los necesitan y pactos contra natura, mientras algunos rebuznan y no sólo a un lado del hemiciclo. No hay debate, no hay un mínimo nivel dialéctico. Hay, sobre todo, mediocridad, desmesura, oportunismo, fobias, falta de respeto a la Constitución y a los poderes del Estado, al estado de Derecho, a la democracia.

En España hay muchos problemas urgentes. La economía sobrevive --basta ver el nivel de desplazamientos de este acueducto-- aunque la inflación esté desbordada: Las cifras del paro son buenas, pero engañosas. Las grandes empresas ganan más que nunca, pero las medianas y pequeñas se hunden y la desigualdad crece. Uno de esos problemas urgentes, que no necesita dinero para resolverlo, es el del respeto a los demás y a uno mismo, el de trabajar por la dignidad de todos, el de la atención a la diversidad. La protección de los valores que nos han hecho lo que somos y que nos unen. Hay que fortalecer la convivencia y no dinamitarla. Hay que trabajar en los colegios y en las familias, en los medios de comunicación. Pero hay instituciones que deberían ser ejemplares. Y la primera es el Parlamento. Hoy, sin duda, no lo es.