Es que no traje la cartera. Es que llevo un billete de 50 y es por no cambiar. Es que tengo lo justo para hacer un pago en cuanto salga de aquí. Es que mis hijos o mi mujer han debido cogerme el dinero sin avisar…

Las conocidas excusas de mal pagador están llegando a un punto esperpéntico en el Barça, donde Quique Setién está en los juzgados intentando que le paguen el finiquito que firmó. El club, en una maniobra nunca vista anteriormente, alega que el cántabro «no está capacitado» para entrenar, como demuestra, agárrate, que cogió al equipo líder y no ganó la Liga o, entre otras muchas cosas, el 2-8 de Lisboa ante el Bayern. Son ésos los peregrinos argumentos que presentará el Barça ante la autoridad pertinente para no pagar a Setién, un entrenador que te puede gustar o no, pero a sus 62 años no parece ni un inútil ni un timador (¿Cómo quedaría el Barcelona, además, si esta teoría fuese aceptada… cuando destituyó a Valverde para contratar, pues, a un incapaz?).

Semejante excusa, un alegato que no se sostiene por ningún lado, permitiría a los clubes (por ejemplo) decir que a Fulanito van a pagarle sólo dos de los cuatro millones de sueldo «porque falla más ocasiones de las que pensábamos», que a Mengano directamente no van a pagarle porque el entrenador ha decidido que hay dos centarles mejores y él no va a jugar, o que a ese entrenador van a recortarle el sueldo porque el club pagó un dinero por Mengano que no se está amortizando. ¿Les parece surrealista? Pues deberían leer la carta que le envió el Barça a Setién para negarle los cuatro millones adeudados o la estrategia de los servicios jurídicos del club para que el juzgado declare «incapaz» al entrenador. Otro episodio lamentable en la lamentable historia de guerras intestinas del Barça.