Fernando Lussón

COLABORACIÓN

Fernando Lussón

Periodista


A la caza del votante perdido

20/09/2019

La convocatoria de nuevas elecciones para el 10-N ha traído como consecuencia un gran descontento de los votantes que afecta a todos los partidos. Esa sensación se puede traducir en una pérdida de votos en una doble dirección. Es muy probable que casi todos los partidos pierdan apoyos y se produzca un trasvase de votos en todas las direcciones, y habrá muchos ciudadanos que directamente se decanten por la abstención, de ahí que todos ellos se hayan lanzado desde el minuto uno a la caza del votante perdido por el resto de los partidos.

La pérdida de votos de cada partido es algo que se ha medido en las encuestas desde que la incertidumbre se adueñó de la vida política y responde al malestar de los votantes por haber sido incapaces de interpretar sus deseos de que se diera luz verde a un gobierno progresista, o de centro izquierda. Los dirigentes que encabezan sectores más o menos críticos de los partidos han abogado por permitir que la legislatura comenzase a andar y luego se dedicaran al juego de equilibrios en qué consiste la política cuando no hay mayorías suficientes.

El monolitismo impuesto por Pedro Sánchez en la dirección de su partido y la comodidad en la que se encuentran los principales barones, que en algún momento le hicieron de contrapeso, se ha traducido en que no hay división interna sobre la estrategia seguida con Unidas Podemos. Los socialistas están convencidos de que el Partido de Pablo Iglesias perderá presencia parlamentaria que redundará en su beneficio. De hecho en Unidas Podemos ha habido voces que pedían que se permitiera gobernar a Pedro Sánchez al que se las harían pagar todas juntas en la negociación de cada una de sus propuestas. Más que al PSOE, el votante de UP es más posible que se vaya a la abstención o al voto nulo, el verdadero voto de cabreo,  que no se cuenta.

A priori Ciudadanos parece que será uno de los paganos de la fiesta electoral. En este caso sí que se han expresado votantes y dirigentes a favor de permitir al PSOE gobernar armando una mayoría más que sobrada para afrontar las reformas que el país necesita. Su deslizamiento a la derecha, que por el momento continuará en estos primeros compases le hace alejarse de ser percibido como el partido bisagra que es lo que llevó a muchos de sus votantes a optar por la formación naranja. Los defraudados por la izquierda volverán al PSOE mientras que en la derecha un PP más moderado, menos pendiente de Vox pero con voluntad de recuperar la mayoría natural de la derecha, espera a los votantes perdidos por Rivera y Abascal.

El voto que va a la abstención será transversal y lo perderán todos los partidos, aunque unos más que otros. Los socialistas pueden sufrir sus consecuencias porque Sánchez era quien tenía que hacer todo lo posible por formar gobierno. Pero mientras que todos intentarán ir a la caza del voto perdido por los partidos colindantes, no todos tendrán la misma preocupación por animar a acudir a las urnas a los votantes que se van a quedar en casa. Y se podrá percibir con claridad que habrá quien incluso insista en el hartazgo de la ciudadanía por las sucesivas elecciones, porque saben que los que van a votar, cuando se produce un alto nivel de participación, no son de los suyos.