Fernando Lussón

COLABORACIÓN

Fernando Lussón

Periodista


Un congreso ¿tranquilo?

15/10/2021

Comienza el cuadragésimo congreso federal del PSOE con las aguas calmadas y con las perspectivas de proyectar una imagen de unidad dentro de la organización, y otra de que es  el representante de la izquierda responsable, a pesar de las acusaciones de radicalidad.  Se prevé que sea una reunión tranquila y sin grandes discrepancias, pero los congresos, como las armas, los puede cargar el diablo y al final de los debates trasladarse algunos mensajes e ideas que no eran los que preveían sus organizadores. O puede que haya quien rebata las conclusiones alcanzadas al día siguiente de que se cierre el cónclave. Lo ocurrido en la última Convención Nacional del PP es una muestra de ello. 

El periplo del secretario general del PSOE, Pedro Sánchez por la dirección del partido no ha podido ser más accidentado, defenestración incluida, y recuperación del poder por la fuerza de la militancia y con cierto sometimiento a las horcas caudinas de los disidentes derrotados, aunque todavía queda un dúo de barones que levantan la voz. Si Pedro Sánchez ha impuesto "la ley mordaza" dentro del partido también es cierto que ninguna organización convertida en una jaula de grillos ha llegado muy lejos. Si, como ha comenzado a hacer tras la última remodelación del Gobierno, Sánchez da juego en la dirección del partido a todas las sensibilidades existentes y reparte responsabilidades entre quienes se opusieron a su candidatura habrá logrado, al menos de momento, un periodo de sosiego interno que le va a ser muy necesario para afrontar el nuevo próximo ciclo electoral. La presencia en el congreso de Valencia de los expresidentes Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero, el primero con sonoras críticas a su sucesor, hasta el punto de sentirse 'huérfano' en el partido y apoyar a sus adversarios, y el segundo a favor de obra, marcará ese nuevo rumbo, aunque el 'sanchismo' sea la corriente dominante.  

Desde el punto de vista organizativo, la nueva ejecutiva también consolidará el reciente entendimiento entre Moncloa y Ferraz, que deja atrás la etapa de Iván Redondo que tantas suspicacias levantó entre la dirección socialista, con nombramientos que harán de enlace entre ambos puntos del poder político y mantendrá a algunas de las personas que le apoyaron desde el primer momento. Desde el punto de vista programático, volverán a estar sobre la mesa debates nunca del todo resueltos porque están relacionados con las necesidades del líder del partido en cada momento. El cambio de la España "plurinacional" a la "España multinivel" que se propone ahora supone una retorsión de las ideas que se podía salvar aludiendo a la Declaración de Granada, que algunas heridas sanó, y que se refiere a la necesaria vía hacia el federalismo como punto de llegada de la España de las autonomías, a lo que ha de sumarse la armonización fiscal que tantas comunidades piden y que aterra a Madrid.  

Otros debates tradicionales como el de monarquía o república no tienen mucho recorrido dado que el PSE se ha constituido en el principal aval de Felipe VI, y la tradicional petición de revisión de las relaciones Iglesia- Estado es un hueso tan duro de roer que no es momento para abordarlo.  Lo que marcará la dirección del nuevo PSOE son las propuestas relativas al mercado de trabajo, la inmigración, la insistencia en la recuperación económica justa, el feminismo y la ecología.