Con muchas inquietudes

Patricia Martín
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'Los diez lugares' de Juan Carlos Horcajo, miembro de Frater Segovia.

Con muchas inquietudes Foto: Rosa Blanco

Juan Carlos Horcajo Martín (Segovia, 1961) vivió en Navas de Riofrio y después se trasladó a Segovia. Estudió en el colegio Villalpando y  en el Instituto ‘Ginér de los Ríos’, que precisamente empezó su andadura el año en el que él se incorporó. Es licenciado en Derecho por el Colegio Universitario ‘Domingo de Soto’, que pertenecía a la UCM. Desde los años 80 es miembro de FRATER (Fraternidad Cristiana de Personas con Discapacidad) en Segovia. Le gusta mucho la lectura y escuchar música.

1. Uno toque de atención. No es mucho de bares y quizás porque suelen ser espacios más bien reducidos y acceder con silla de ruedas es algo complicado o imposible en muchos casos, así que prefiere las terrazas en el buen tiempo. Cuando puede, pasa buenos ratos en las terrazas de la Plaza Mayor o de la Avenida del Acueducto, disfrutando de la consumición, la compañía, el ambiente y el sitio en sí. Para comer bien también tiene sus preferencias, el Convento de Mínimos es un local amplio, sin barreras arquitectónicas y con wc accesible, algo muy importante. 
2. Mercadona. Es un espacio amplio y accesible, donde encuentras de todo en alimentación y droguería, con una buena relación calidad/precio. Además, el factor humano es tan importante como el producto en sí y su personal es atento y agradable.
3. El Acueducto. Un elección sin lugar a dudas porque le parece casi imposible que una construcción de piedra sobre piedra, sin ningún tipo de masa que las una, perdure a través de los siglos y se conserve en tan buen estado. Los romanos sabían lo que hacían. Unos verdaderos ingenieros (entre otras cosas).
4. El Cristo del Mercado. «Mi barrio», donde ha vivido hasta hace casi un par de años. Cuando llegó, aún había casas antiguas de agricultores y ganaderos donde se guardaban las vacas y las cosechas. Con el paso de los años, ese paisaje fue desapareciendo y transformándose en lo que hoy conocemos, perdurando el núcleo central: la ermita, con su famoso ‘Cristo de las enagüillas’.
5. El Mirador de los Altos del Cementerio. Un espacio que frecuenta mucho junto a su perrita ‘Linda’ . Pararse y contemplar la línea casi recta que dibuja el horizonte con pequeño atisbo de Zamarramala y La Lastrilla, el barrio de San Lorenzo con su iglesia románica, los monasterios de San Vicente el Real y el Parral, el Acueducto, parte de la muralla, las iglesias de San Justo y El Salvador y sus nidos de cigüeñas y coronando todo este conjunto histórico y artístico, la majestuosa Catedral. Marco perfecto para relajarse y pararse a pensar.
6. Navas de Riofrío (Las Navillas). El pueblo en el que pasó sus primeros doce años, antes de vivir en Segovia. La estación del tren, la ‘Mujer Muerta’ que parecía que estirando el brazo podías tocarla, los paseos en bici y sus caídas, la escuela con esa estufa de leña, los amigos de entonces que el tiempo ha ido distanciando, los recuerdos familiares, los reyes magos, … Todos ellos recuerdos imborrables.
7. Museo Provincial. Un descubrimiento reciente gracias a una visita organizada desde Frater. A quién no lo conozca le invita a hacerlo para recoger buena parte de la historia de la ciudad, de manera material. Como la primera visita se quedó corta, espera volver sin prisa para documentarse y seguir disfrutando. 
8. Las Hoces del Duratón. Como a S. Frutos, salvando distancias y situación, las hoces son el lugar idóneo estar en pleno contacto con la naturaleza. De las pocas veces que ha estado le impresiona el río allí abajo serpenteando como queriendo hundirse aún más en el terreno. Mucha paz.
9. Pedraza. Hace tiempo que no va pero sabe que todo el mundo tiene que conocer Pedraza para sorprenderse con su estructura de villa medieval, con una única entrada, el castillo en la otra punta, una plaza de anuncio y los soportales donde tuvo la hospedería ‘La Pepa’. Un inconveniente: calles de piedras, no aptas para sillas de ruedas.
10. Punto de partida. Una ruta en coche desde la carretera del Peñigoso a Zamarramala, quedando la panorámica a la derecha. De verdad que merece la pena, a él, le encanta. 

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