La industria local sube precios por la escalada de la luz

D. A.
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Afirman que la nueva crisis puede terminar afectando al empleo, mientras las eléctricas les cancelan sus contratos de suministro con condiciones previas a la escalada. Unas 50 empresas se interesan por la compra agrupada de energía que plantea FES

Ontex estrenó paneles solares para autoconsumo en 2020 y quiere instalar más.

Segovia carece de industria electrointensiva (léase metalúrgica, siderúrgica, química o de gases), que es las que está haciendo paradas de producción por la subida de la electricidad, al tener esta un peso específico clave en sus estructuras de costes. Pero las empresas de la provincia ya sufren esta nueva crisis de otras formas que van más allá de sus propios recibos de luz, empezando por los precios que asumen al adquirir sus materias primas. De hecho, tal y como advierte a El Día el presidente de FES, Andrés Ortega, «prácticamente todas, grandes y pequeñas de todos los sectores, se están viendo en la necesidad de trasladar al menos una parte de sus subidas de costes a los precios finales de sus productos». Da igual perfumes que pañales, mazorcas de maíz o persianas. «La situación es alarmante» y aunque reduzcan sus márgenes comerciales, el límite lo marca la necesidad de seguir siendo viables. Con «serio» riesgo de dejar de ser competitivas y siendo conscientes de que, si se ven por ello en situación de reducir actividad, «inevitablemente afectará al empleo».

No en vano, la subida de la luz no sólo tiene su reflejo en el recibo de cada cual, ya sea doméstico, comercial o industrial. Se acaba pagando varias veces desde el momento en que repercute sobre el coste de cualquier materia prima que demande electricidad, lo cual es decir prácticamente todas. Es un calambrazo en cada eslabón de la cadena, una vez se compra aluminio, cartón, plástico o madera a precios ya disparados, para después asumir los sobrecostes propios en los procesos de transformación que acomete después cada empresa para poner sus artículos en el mercado. 

La subida que se aplique en los precios finales depende a su vez de la capacidad que le quede a cada empresa para reducir márgenes comerciales, así como del momento en que haya empezado a notar la subida de la luz en sus recibos en función de la periodicidad de sus contratos. No obstante, el presidente de FES confirma que ya son varias las empresas segovianas que han recibido cartas de sus compañías de suministro para comunicarles que les cancelan los acuerdos que tenían vigentes por considerar que se han quedado desfasados en el nuevo escenario, acogiéndose por ello a cláusulas de salida o descuelgue activadas sobre todo tras el paquete de medidas impulsadas por el Gobierno el mes pasado para paliar la escalada de la luz a costa de topar los beneficios de las eléctricas. Está sucediendo en toda España y Segovia no es precisamente una excepción. 

Planta de Huercasa en Sanchonuño.Planta de Huercasa en Sanchonuño.La situación afecta a pequeñas, medianas y grandes empresas con contratos de precio fijo a varios años. Algunas incluso los renovaron hace pocos meses y aun así se están viendo en esa tesitura: «Tenían ya unos precios cerrados y ahora deben volver a negociar», lamenta Ortega. «El problema lo estamos teniendo ahora y es serio, con lo que esto supone teniendo en cuenta que las hay con facturas eléctricas de dos millones de euros por año», y unas subidas interanuales que pueden superar el 40%. De esta forma, aunque la existencia de contratos firmados antes de que empezara la subida haya facilitado un impacto más escalonado, ahora ya es cuestión de tiempo, y además poco, que el problema se extienda a todas.

En este nuevo escenario ha cobrado especial relevancia la iniciativa de FES de ofrecer a sus asociados un servicio de compra agrupada de energía en baja tensión. El sistema «se basa en la unión de fuerzas, ganando tamaño para obtener una posición que permita acudir al mercado y comprar a mejor precio del que se conseguiría de manera individual». Las empresas que se sumen participarán en una subasta del suministro de 2022 que tendrá lugar en noviembre y a la que se invitará a todas las eléctricas de España. 

Del interés que ha despertado tal iniciativa da buena cuenta el hecho de que medio centenar de empresas de la provincia se apuntaran a la sesión informativa que celebró la patronal a lo largo de la tarde de este pasado jueves. «Llevamos desde antes de la pandemia pensando en poner en marcha este servicio y el momento no puede ser más oportuno», aprecia el presidente de FES. «Los ahorros pueden llegar a ser muy importantes para todo tipo de negocios», y matiza que quienes no participaran en la charla pero tengan interés por este servicio «están a tiempo de sumarse», contando con que la subasta es el mes que viene.

CASOS EN SEGOVIA. Huercasa suele firmar acuerdos de suministro anuales o bienales y su factura eléctrica ronda el millón y medio por ejercicio. Su último contrato antes de la escalada le venció en junio y a partir de entonces ha tenido que encajar una subida del 30%, pero su compañía le insta ahora a renegociar otra vez. «Plantea otra revisión de precios y si no aceptas, debes salir al mercado libre en un momento en el que la situación es la que es», lamenta el director general del grupo, Manuel Moracho. «Nos ofrecen precios por debajo del mercado actual, pero si ahora debes sumar otro 15%, aparte del 30% de estos últimos meses, ya te pones en una subida que puede ser del 40, 45 o 50% por encima de lo que pagabas hace un año». Un intervalo en el que también se han topado con «subidas de dos dígitos» en el papel o los plásticos para envases y embalajes. Cabe la hipótesis de que dentro de unos meses se estabilicen precios y se baraja que pueda suceder entre el segundo y tercer trimestre de 2022, pero cerrar ahora contratos por plazos más largos también puede conllevar que el problema se extienda más allá.

«La situación es preocupante porque al final ese impacto nos vemos obligados a trasladarlo a los precios de venta», admite Moracho. «Asumiremos una parte, pero otra la tendremos que trasladar, así que confiamos en que nuestros clientes, como los supermercados por ejemplo, y la sociedad en general, entiendan las subidas que se puedan producir en este contexto».

Entretanto, Huercasa intenta capear las circunstancias con ajustes en su sistema de trabajo para ganar eficiencia. «No podemos adaptar los turnos (para evitar las horas más caras de luz) porque tenemos un proceso muy próximo al fresco: producimos, cocinamos y vendemos. Pero sí que estamos hablando ahora de reforzar más la digitalización y montar más sistemas de monitoreo que nos permitan poner automatismos que permitan aprovechar el frío de la noche para refrigerar, de forma que gastemos menos de día por el consumo de los motores de cámaras frigoríficas», explica el director general del grupo. Asimismo, también cuenta con nuevas inversiones en instalaciones fotovoltaicas para generar su propia energía de autoconsumo: «Lo que produzcamos en nuestro tejado nunca va a ser suficiente para cubrir nuestras necesidades energéticas, pero sí para alcanzar alrededor de un 30% de lo que consumamos», amortiguando así una parte de la escalada.

Ontex también quiere generar más energía para autoconsumo. «Estamos en el entorno del 25% e intentaremos aumentar ese porcentaje», apunta el director de la factoría segoviana de pañales y otros productos de higiene íntima, José Ignacio Luengo. La subida de la luz no le ha impactado todavía porque su compañía eléctrica le ha respetado el precio que tenía cerrado para este ejercicio, pero ya ha recibido las tarifas que deberá digerir para el próximo. «La subida de costes está asegurada en 2022, a la par también con la inflación, que está desbocada», advierte. «No nos planteamos paros de producción porque hacemos productos básicos de uso diario, y tampoco estamos pensando en trabajar más en fines de semana o de noche, pero todo esto va a afectar a la cuenta de resultados y el margen de operación, y si no se repercute una parte sobre el cliente final, una empresa se hace inviable», argumenta. 

«Es un problemón sobre todo a nivel de España, Italia y otros países europeos, pero no todos», ya que en Francia o Alemania, por ejemplo, disponen de otros modelos energéticos menos afectados por las subidas. «Por eso podemos perder competitividad», ya que cualquier multinacional va a evaluar siempre los costes de producir en unos u otros países a la hora de asignar nuevas producciones o redistribuirlas entre las fábricas que tengan repartidas por el continente o el resto del mundo. Y si se pierde actividad, obviamente también empleo.

«Esto es matemático: con más producción, más empleados, y con menos producción, despidos», resume Luengo. «No hay ninguna empresa que pueda absorber una bajada de producción del 10 o el 15%, por ejemplo, si no es con un ERTE o un ERE. Y esto no es cuestión de Ontex, sino de cualquier empresa», subraya. «Los grupos internacionales buscan producir donde ganan más dinero», o lo que es lo mismo, donde deban encajar menores costes de producción. «Nuestros gobernantes deben tener claro que si esto no se soluciona, hay producciones que pueden migrar a otros países que tengan una carestía menor en el precio de la energía, y evidentemente esto puede tener consecuencias para la economía española si no se corta en un tiempo razonable», sentencia el director de la factoría segoviana de Ontex, que da empleo directo a unas 400 personas.

Desde un subsector muy diferente lidia con problemas similares Persianas Hernando, que cuenta con 47 trabajadores. «A mí no me ha llegado carta para avisar de la cancelación de mi contrato de suministro eléctrico, pero ya tengo denegada la posibilidad de continuar en las condiciones actuales durante 2022 y me toca negociar el mes que viene», lamenta Emilio Hernando, quien baraja por ello entrar en la compra agrupada de energía que ha planteado FES. 

SUBIDA DE LUZ INDIRECTA. El problema de la subida de la luz, por tanto, Hernando no espera verlo en su propio recibo hasta el próximo año, pero ya lo sufre de forma colateral por el precio que paga por materias primas como el aluminio. Y eso cuando recibe lo que demanda, ya que tampoco es ajeno a la crisis derivada de problemas de abastecimiento; por ejemplo por falta de microchips, indispensables para la motorización de toldos o persianas.

Le ocurre parecido al Grupo Copese, tal y como apunta su consejero delegado, José Muñoz: «En nuestro caso no cambiamos horarios debido al incremento de los costos de energía, aunque evidentemente sí nos afecta», señala. No obstante, «ahora mismo la subida más importante y que más nos inquieta es la de los costes de los cereales (materia prima para la elaboración de piensos para su ganado), que se están disparando».

Volviendo al caso de Hernando, alrededor del 90% del coste de producción de una persiana de aluminio, sin ir más lejos, le viene dado por lo que paga por la materia prima, y el aluminio es precisamente el metal que más energía requiere para su fabricación, hasta el punto de representar actualmente en torno a la mitad de su valor. «Después hay que tener en cuenta que del 10% restante, en torno a un tercio puede ser nuestro propio consumo de luz, más que el coste de personal», destaca.

Todo suma en esta endiablada espiral de costes y crisis cruzadas que acaba impactando sobre los márgenes comerciales y, en consecuencia, también sobre los precios que se fijan al cliente. «Es inevitable para nosotros y para cualquiera», remarca Hernando. En unos casos ya ocurre y en otros ocurrirá en breve si la escalada persiste. Y al consumidor final, por tanto, le toca pagar más (o le acabará tocando) por una persiana, un pañal, una mazorca de maíz o prácticamente cualquier otro producto, mientras ve cómo también sus propios recibos (dependiendo también del tipo de contrato que tenga) no dejan de subir.