Aurelio Martín

UNA COL

Aurelio Martín

Periodista


Revuelta naranja

16/08/2019

Puede que la transición solo fuera posible dirigirla por un partido de centro, que contó con amplio respaldo de los electores, hasta que se fue asentando la democracia, pero aún iba a llegar el zarpazo del intento de golpe del 23F y los duros años del plomo del terrorismo etarra.  Después, todos los intentos de mantener una fuerza centrista han ido siendo absorbidos por los mayoritarios, que, después de un periodo de convivencia con diferentes opciones, parece que vuelven a ser los preferidos, según los sondeos.   
No es sencillo nadar entre dos aguas,  los electores a veces no entienden el papel de quien puede ejercer de árbitro y sacar adelante políticas positivas, vigilando la gestión de quien manda, su razón de ser, a cambio de mantener gobiernos, tanto a nivel nacional, como autonómico, provincial o local. Por regla general, los electores no han sabido dar valor a esa pluralidad de fuerzas de la que tanto se habla, aparte de que sean incapaces de lograr superponer el interés general por el exclusivamente partidista.
Ciudadanos nació con fuerza como opción centrada en un momento en que este espacio podría ofrecer réditos en las urnas, aunque actualmente, vistos los acuerdos en diferentes instituciones, la imagen que dan es que han llegado para formar parte de gobiernos y colocarse con buenas remuneraciones dejando al margen sus banderas de regeneración y transparencia.  Con un líder, Albert Rivera, que tiene un lenguaje que en otra época se podría considerar guerracivilista y escaso respeto institucional, para tratar de ocupar el espacio del Partido Popular, lo que no llegará a alcanzar, los naranjas han sufrido varias crisis, la primera comenzando por el cambio de su perfil ideológico pasando de socialdemócrata a liberal. Las fugas de miembros han continuado por la actitud del presidente de no abstenerse en la investidura del candidato a presidente Pedro Sánchez, mientras le resulta más rentable arrojarle perlas como la del respaldo de su «banda».  
En Segovia también hay revuelta con un enfrentamiento entre algunos de los escasos miembros del partido con la concejala y diputada provincial Noemí Otero y el secretario de Acción Institucional Alfonso Martín Gómez, que se han ido abriendo paso sin consultar con las bases, al menos es lo que denuncia la exportavoz municipal María José García Orejana, acumulando sueldos, hasta el punto de que Otero es la política mejor pagada del conjunto de los representantes locales y provinciales, por su sueldo en la Diputación y las dietas que reciba por acudir a las comisiones municipales, aunque votara en contra. Martín Gómez también ha encontrado su encaje en las nóminas provinciales, después de que no fuera elegido concejal de Torrecaballeros, a donde se presentó con idea de desembarcar en la institución provincial por vía de las urnas.  
Difícil tiene Ciudadanos para recuperar la credibilidad después de haber realizado varios enjuages, incluidos los acuerdos con la ultraderecha, de los que reniega, y con una estructura que, por el momento, se ha acomodado entre las críticas de los suyos.