La selección española femenina de fútbol mostró al mundo su determinación, su ambición y sus progresos, aun perdiendo por 1-0 ante el combinado de Alemania, en un partido que se jugó en verano y en invierno, unas veces bajo el sol y otras bajo el aguacero.
A esta nueva España ya no le incomodan esos duelos que le exigen, bien por la meteorología o bien por el rival. Se atreve, no en vano, a considerar una "suerte" batirse con las principales potencias del mundo. Incluso en la derrota. Ya no son, en cualquier caso, ni cinco ni seis las cachetadas soportadas ante las gigantes, como sí ocurría antaño, cuando Alemania se mostraba como un monstruo voraz.
Intuye ahora La Roja que puede reescribir su propia historia, como lo hacen la sub-17, la sub-19 y la sub-20, sin cadenas ni anclajes. Eso conlleva ceder el protagonismo a jugadoras que pueden promover y acelerar la evolución, como Nahikari García. La atacante de la Real Sociedad se coló en el 11 para alegría de Jenni Hermoso, repetitiva en su reclamo.
Una y otra vez había pedido la madrileña una acompañante. "Yo soy media punta", reivindicó a lo largo de la semana. Ella prefiere moverse sin ataduras y, en su nuevo rol, su calidad consiguió ser admirada y aplaudida por los 20.761 espectadores que cubrieron las butacas rojas del Stade du Hainaut, en Valenciennes.
Aupadas por la remontada ante Sudáfrica, las internacionales españolas dieron el paso adelante que les exigió Jorge Vilda. Todas comparecieron crecidas pero, especialmente, la más chata del lugar: Nahikari García y sus 1,60 metros de estatura. Su velocidad y verticalidad fueron recursos a explotar por La Roja ante la bicampeona del mundo, igualmente entregada a la emergencia de una nueva generación.
Giulia Gwinn y Sara Däbritz abanderan el remozado estilo germano, con permiso de Alexandra Popp y la eléctrica Svenja Huth. En ataque ellas no entienden de avisos -España se quedó en eso, en varios disparos de Silvia Meseguer y Nahikari- sino de goles.
Centró Huth, cabeceó Popp y remachó Däbritz ante la parálisis de Marta Torrejón, a tres minutos del descanso (1-0, min. 42).
El camino al gol puede ser muy sencillo si juega Alemania. Precisamente eso, fue justo lo que extrañó la mejorada y jubilosa selección española, que deberá mejorar algunos aspectos técnicos en su próximo partido, el lunes a las 18,00 horas contra China. Pero Nahikari García, Lucía García, Aitana Bonmatí, Patri Guijarro y compañía parecen acechar ya su primera gran victoria y solo se muestran un peldañito por debajo de las favoritas.
Francia se acerca a octavos
Antes, en el primer duelo del día, Nigeria se llevó la victoria frente a Corea del Sur (2-0) y se mantiene con vida en el grupo A. Se enfrentaron los dos equipos perdedores de la primera jornada y ninguno podía fallar si quería mantener opciones de alcanzar los octavos de final. Aunque Corea salió al partido mucho más enchufada con cuatro ocasiones, a la media hora un desgraciado gol en propia meta de Kim Do-Yeon dio aire a Nigeria, que estiró sus líneas y agarró las manijas del choque.
Con el partido más controlado, la jugadora del Barcelona Asisat Oshoala dio una exhibición física para cerrar el marcador.
El cuadro africano tendrá que enfrentarse en la última jornada a Francia, que completó el día con una victoria por 2-1 ante Noruega para alcanzar pleno de victorias.
Ante la mirada de Didier Deschamps, el combinado galo volvió a mostrarse como un equipo sólido y con aplomo. El que estaba destinado a ser el rival más duro del Grupo A, apenas pudo resistir la primera parte.
El asedio francés se vio recompensado en el inicio del segundo acto, en el que Amel Majri puso un magnífico centro desde la banda izquierda que remató de volea de forma magistral Valerie Gauvin. El 1-0 parecía que iba a tranquilizar al cuadro galo, que, sin embargo, sufrió un sobresalto inesperado. Con el partido dominado, Noruega se encontró de casualidad con el gol del empate. Lo marcó en propia meta Wendie Renard, después de rematar en su portería un centro sin peligro y suave que quiso despejar a córner y que se introdujo en su portería.
Pero ese tanto no afectó a Francia, que mantuvo su trabajo centrado en los tres puntos y los consiguió desde el punto de penalti y con incertidumbre. La colegiada alemana Bibiana Steinhaus revisó una posible patada de Ingrid Engen en la rodilla derecha de Marion Torrent y finalmente señaló una pena máxima que anotó Eugenie Le Sommer.