Locos del fútbol

Nacho Sáez
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Los segovianos Carmelo del Pozo y David Torices 'Dupi' se han hecho un hueco en el fútbol profesional como directores deportivos de la mano de su perseverancia y pasión por este deporte.

Carmelo del Pozo (izquierda) y David Torices 'Dupi'. - Foto: Efe y foto cedida por David Torices 'Dupi'

Aunque el Hércules todavía no lo ha hecho oficial, se da por seguro que Carmelo del Pozo será su próximo director deportivo. Un movimiento en el mercado futbolístico en el que curiosamente han sido protagonistas dos segovianos, el propio Carmelo y David Torices ‘Dupi’, el otro nombre que manejaba el histórico club alicantino para ese puesto y que ha servido para reivindicar el talento de Segovia para el fútbol.

En este sentido, el mediapunta del Rayo Vallecano Jorge de Frutos es el hombre de moda. Cedido por el Real Madrid, a sus 23 años ha debutado esta temporada en Primera División con el Real Valladolid y, aunque en el mercado de invierno cambió de aires para disfrutar de más minutos, pronto se convirtió en el futbolista revelación de Segunda. Hasta el parón porovocado por la Covid-19. Ahora trata de recuperar su mejor versión.

Otros futbolistas segovianos como David Martín y Fernando Llorente, enrolados en el Rayo Majadahonda, ya se encuentran de vacaciones, mientras que Nacho Gonzalo, preparador físico de la Cultural Leonesa, prepara el ‘play off’ de ascenso a Segunda A. Pero el sello del fútbol de Segovia llega más arriba gracias a Carmelo y Dupi. El primero lleva años ligado al más alto nivel –primero como preparador físico de clubes como el Rayo Vallecano o el Betis y después como director deportivo–, pero fue en los últimos meses cuando su nombre recorrió toda España por las pintadas amenazantes que aparecieron en la casa en la que vivía en La Coruña. «Fueron injustos con él. En la primera temporada que estuvo en el Dépor se quedaron a un paso de ascender», le defiende Nacho Gonzalo, que coincidió con él en el Oviedo. 

En realidad, sus caminos se cruzaron mucho antes. Cuando era un niño, Nacho acudía junto a su padre a La Albuera para ver los partidos de la Segoviana, en la que jugaba Carmelo de portero. Años más tarde, siendo el preparador físico del propio conjunto gimnástico, coincidieron porque el exempleado deportivista se encontraba sin equipo y colaboró con el cuerpo técnico que entonces dirigía Paco Maroto.

«Es uno de los ‘top’ de los directores deportivos españoles», destaca Nacho. «Es un trabajador incansable y siempre va por delante de lo que pueda pasar. Si se encuentra en un equipo con opciones de ascender, tiene  listo un plan por si sube y otro por si no», añade. El preparador físico de la Cultural sigue manteniendo una relación fluida con su antiguo ‘jefe’ y pone el acento también en sus valores personales: «Si le respondes, nunca te va a fallar. Es muy fiel a los suyos». Como ejemplo recuerda que Mamadou Koné, ahora en el Dépor, brillaba con luz propia en el Racing de Santander y Carmelo se fijó en él para que fichara por el Oviedo. «[Koné] se rompió el ligamento y Carmelo estuvo pendiente de su recuperación en todo momento. Incluso se lo llevó al Oviedo sin tener el alta aún», cuenta Nacho, que insiste en retratar a un «gran profesional». «Está enfermo. Está todo el día viendo fútbol, viajando... Y luego siempre que puede te echa una mano, que no es algo muy frecuente en el fútbol cuando llegas a este nivel», zanja.

David Torices ‘Dupi’ no ha traspasado todavía la barrera de la Segunda División B, pero el interés que ha despertado en el Hércules pone de manifiesto «el buen trabajo que está haciendo», según su hermano, César Torices. Es el director deportivo del Melilla, que ostenta el récord de temporadas consecutivas en Segunda B (33), y en su etapa como futbolista, acumuló una larga experiencia en esta categoría. Vistió las camisetas del Tomelloso, Puertollano, Guadalajara y, en dos etapas diferentes, del Lleida, donde se retiró con 32 años (ahora tiene 42). «Siempre le gustó mucho el fútbol», evoca su hermano, ocho años mayor que él y exportero de la Segoviana, Dyc, Nava Molduras, Ávila y Puerta Bonita. «Se venía con mis padres y conmigo a los desplazamientos. Está claro que lo llevaba en la sangre».

Al colgar las botas, sus inquietudes le llevaron a formarse para continuar vinculado a este mundo. «Veo mucho fútbol, no hay otro secreto. En la primera vuelta de cada temporada filtro los jugadores que pueden interesar e intentamos anticiparnos a otros equipos que tienen más nombre o presupuesto», señalaba en 2018 en una entrevista en el ‘As’. Para su hermano, «en el Melilla ha cumplido sobradamente los objetivos». Pero es una incógnita si cambiará de aires. Antes que el Hércules, el Córdoba puso su punto de mira en él.