Ocho segovianos y ocho retos por los huérfanos de Mozambique

Nacho Sáez
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El Grupo Tejedor Lázaro ha recaudado 5.400 euros con una iniciativa solidaria puesta en marcha de la mano de un grupo de deportistas segovianos.

José Luis Tejedor, antes de lesionarse en la París-Brest-París. - Foto: DS

La participación de Manuel Vicente Ortega en la Maratón de Valencia ha puesto la guinda a una de las iniciativas solidarias más singulares impulsadas en este 2019 en Segovia. El Reto Gaiato buscaba recaudar fondos para los niños huérfanos de Mozambique de la mano de una serie de retos deportivos. El del mencionado Manuel era volver a completar una maratón siete años después de que los médicos le aconsejaran que se olvidara de correr por culpa de una condromalacia rotuliana grado 3 en la rodilla derecha. Como Manuel, otros siete segovianos lanzaron sus retos. 

Todo ello de la mano del Grupo Tejedor Lázaro, promotor de una idea que nació después de uno de los viajes del director general de esta compañía segoviana, José Luis Tejedor, a Mozambique. Allí comprobó que casi 30 años de continuos conflictos bélicos han hecho de este país africano una tierra destruida con cerca de dos millones de niños huéfanos, los ‘gaiatos’. «Una cuarta parte de ellos, además, padece las consecuencias del sida, que tiene en Mozambique uno de los índices más altos a causa de la transmisión materno filial», explica Tejedor, que estaba decidido a luchar para ayudar a ofrecer un futuro y unas condiciones de vida dignas a los gaiatos, «rechazados y discriminados por las instituciones y en alto riesgo de exclusión o vulnerabilidad».

Lo siguiente fue buscar desafíos deportivos que sirvieran para canalizar el carácter solidario de los familiares y amigos de los retistas, de los aficionados al deporte y, en definitiva, de todos aquellos que conocieran esta iniciativa. Juan Antonio Alanis Marcos se propuso realizar 101 kilómetros en 24 horas y se marchó a la localidad malagueña de Ronda, que tiene una de las pruebas de ultrafondo más populares de España. «La experiencia fue un mix de dureza, esfuerzo, sacrificio, alegría, insistencia, motivación, reflexión, dudas, pasión, adrenalina, emoción, amistad, generosidad, buen rollo...», subraya.

Álvaro Llorente muestra la medalla lograda en el Oceanman de Benidorm.Álvaro Llorente muestra la medalla lograda en el Oceanman de Benidorm. - Foto: DS

Algunos de esos sentimientos experimentaron también Samuel Gala y Darío Arribas, que acudieron a la Irati Extrem, una marcha cicloturista de libre velocidad que comienza en la localidad navarra de Otsagabia y discurre por uno de los rincones más desconocidos del Pirineo navarro y francés. «Eran las ocho y media de la mañana y, entre los 1.500 participantes, allí estábamos nosotros. El día estaba soleado pero en las cumbres amenazaba lluvia. Empezamos a un ritmo suave sabiendo que era una prueba muy larga donde conviene ir guardando fuerzas, y los tres primeros puertos los superamos sin problemas. Rápidamente nos presentamos en el kilómetro 40, en ‘El Muro’, donde empieza la verdadera Irati Extrem. Desde ahí ya no hubo un sólo metro de descanso», relatan estos aventureros, que como Álvaro Llorente en el Oceanman de Benidorm y Jorge García y Jesús González en el Ultratrail del Mont Blanc alcanzaron el objetivo.

Jorge García y Jesús González se abrazan durante el Ultratrail del Mont Blanc.
Jorge García y Jesús González se abrazan durante el Ultratrail del Mont Blanc.

El único que no terminó su reto por culpa de una lesión fue José Luis Tejedor, lo que no fue impedimento para que entre todos hayan recaudado 5.400 euros. Serán entregados íntegramente a la Fundación Mozambique Sur.