La superficie de plantas aromáticas ya superan las 850 ha.

P. Velasco
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La apuesta de Castilla y León por cultivos como la lavanda y el lavandín la sitúan como la tercera productora de este cultivo, tan solo por detrás de Castilla-La Mancha y Murcia

Recolección de lavanda en un campo de la provincia de Palencia - Foto: David Nieto

Nunca llegarán a las miles de hectáreas de cereal o a las 24.000 de remolacha pero las plantas aromáticas se van haciendo un hueco entre los cultivos de la Comunidad y en los últimos años la siembra de variedades como lavanda o lavandín han permitido situar a Castilla y León como la tercera productora a nivel nacional, solo por detrás de Castilla-La Mancha y Murcia. Su superficie ha crecido en los últimos años y ya superan las 850 hectáreas en toda la región.

Este tipo de cultivos, entre los que destacan la salvia, la lavanda y el lavandín, generalmente se producen en áreas pequeñas y se pueden encontrar en las provincias de Palencia, Valladolid y Burgos que son las zonas más cercanas a las destilerías que ya están en marcha en la Comunidad y que son imprescindibles para su salida al mercado.

El fomento de este tipo de cultivos quiere ir más allá y desde el Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León (Itacyl) se promueve el desarrollo de clones de semillas de otras variedades como salvia o tomillo para que también comiencen a producirse en la región de una forma coordinada. «Este proyecto habría que enmarcarlo dentro del plan de bioeconomía para apoyar al sector hacia un desarrollo productivo sostenible de la economía agroalimentaria», explica el subdirector de Investigación y Tecnología del Itacyl, Pablo Gómez Conejo, que recuerda que esta línea se adapta al cambio climático y a las circunstancias actuales de producción sostenible.

«Son cultivos que medioambientalmente tienen un impacto muy positivo, bastante respetuosos con la tierra porque no agotan los suelos como pueden hacer otros y luego son bastante eficientes a la hora del consumo de agua, son casi de secano, por eso interesa que se fomenten y que sean productivos. A lo que se debe sumar la existencia de un mercado y una demanda, que en este caso es muy global, de aceites esenciales», destaca.

La presencia de las aromáticas se consideraba hace cinco años como «rara», tal y como explica la investigadora del Itacyl, Carmen Asensio Sánchez-Manzanera, que matiza que prácticamente todo el cultivo que hay en la región se dedica principalmente a lavanda y lavandín. «Lo que realmente queremos es diversificar esas especies porque hay otras autóctonas como puede ser el tomillo o la salvia que todos conocemos pero no hay cultivo real porque no hay variedad», señala la investigadora que trabaja en este proyecto para desarrollar clones de estas especies «para mejorar la calidad y que se puedan cultivar».

De momento se han realizado trabajos de prospección con tomillo, mejorana, espliego y salvia. «Posteriormente hemos hecho ensayos concretos para seleccionar clones y después tenemos que continuar con el proyecto que nos permitiría liberar variedades en unos cinco años», comenta.

Suelos pobres

Las posibilidades de desarrollo de las plantas aromáticas en Castilla y León son amplias, ya que se dan en zonas de suelos pobres y muy rústicos. «La idea de estas especies no es tanto utilizar tierras fértiles que se están utilizando ahora mismo para cultivos más rentables, sino para producir a un nivel de rendimiento alto de producción habitual», señala la investigadora del Itacyl, que detalla que lo que buscan son nichos en zonas pequeñas porque en ningún momento se está pensando en un cultivo a gran escala de muchísimas hectáreas, sino en una alternativa para aquellas zonas que tienen las dificultades de conseguir rendimientos en los cultivos tradicionales, por ejemplo donde no hay agua o los suelos son más pobres.

«En los últimos años hay más concienciación de los agricultores y parece que en la diversificación está el futuro, por lo que hay un mayor interés. No vamos a pensar que esto va a ser de grandes superficies, porque no vamos a sustituir al cereal, pero si que puede ser complemento para muchas explotaciones y la gente lo puede ver así», indica Asensio Sánchez-Manzanera.

Problemas

Estos cultivos en expansión se encuentran con algunas trabas como que los agricultores deben tener un servicio de análisis para conocer la calidad de su esencia a la hora de tratar con los comerciales que comprar aceite esencial para los franceses. Además, existe un problema de organización en torno a la cosecha, ya que el cuello de botella es la disponibilidad de destiladora. Como cualquier producto, el procesamiento tiene que ser lo más rápido posible después de su recolección.

Otra reclamación de los productores es que se reconozcan esas plantaciones -tanto las nuevas como las ya existentes- como cultivos susceptibles de la ayuda agroambiental, que ha sido aprobada en Castilla-La Mancha y que ha hecho aumentar notablemente la superficie de estas especies. Hay que tenerlo en cuenta, «porque el mercado puede ir generando crecimiento».