A finales del pasado mes de octubre, el Ministerio de Agricultura dio el visto bueno al nuevo pliego de condiciones de la Denominación de Origen (DO) de los Vinos del Bierzo, que entre otras novedades incorporaba diez nuevos municipios al radio de acción del organismo regulador. Con estos nuevos territorios, la DO Bierzo suma 240 hectáreas de viñedo a las cerca de 3.000 que ya se explotaban en la comarca. Sobre el terreno, los alcaldes de estos ayuntamientos se mueven entre la esperanza y la impaciencia, a la espera de que la medida comience a traducirse en la creación de puestos de trabajo y actividad económica en zonas que antaño fiaron su porvenir a la minería y que ahora buscan nuevos filones que permitan la supervivencia de sus pueblos.
En ese sentido, la nueva decena de municipios eleva hasta 32 los ayuntamientos bercianos incluidos en la figura de protección con la que los caldos de la comarca salen a los mercados exteriores amparados por una vitola de calidad. Se trata de Fabero, Toreno y Berlanga del Bierzo, en el valle del Sil; Oencia, Sobrado y Trabadelo, al oeste de la comarca; Igüeña, Folgoso de la Ribera y Torre del Bierzo, en los valles del Boeza y el Tremor; y Benuza, al sur de la comarca. Todos ellos tienen en común la particularidad de haber estado ligados a la actividad minera, ya sea de carbón, o de otros materiales como la pizarra, el plomo, el zinc o el wolfram, lo que provocó que, a lo largo del pasado siglo, en muchos de ellos se abandonara una actividad tradicional como la viticultura por las más modernas y rentables actividades extractivas.
Tras sufrir en sus propias carnes las consecuencias del cierre de la práctica totalidad de la actividad minera de interior, estos territorios buscan nuevos sectores que puedan impulsar la ansiada reconversión económica y ven en la pujanza internacional de los vinos del Bierzo una tabla de salvación a la que asirse para evitar el naufragio que les acecha.
Valle del Sil
En la cuenca minera del Sil, la alcaldesa de Fabero, Mari Paz Martínez, considera que la inclusión del municipio en el paraguas de la DO puede “preparar el terreno y facilitar el camino” para la implantación de empresas o viticultores que se animen a rescatar el antiguo viñedo. Además, en un municipio que orienta su oferta turística hacia el pasado minero, la regidora confía en que esta medida sirva para impulsar el sector del enoturismo. “De momento no ha tenido ninguna incidencia, pero no perdemos la esperanza”, resume.
En Toreno, el alcalde, Laureano González, lamenta que en estas zonas “se ha perdido la cultura del vino” que sí ha sabido sobrevivir en las zonas bajas de la comarca. Al respecto, el regidor recuerda que, en su momento, muchos vecinos se acogieron a las ayudas públicas por arrancar sus viñas. “Queda algún nostálgico, pero desde el punto de vista industrial y comercial va a ser difícil reactivarlo”, apunta. En ese sentido, señala al tradicional minifundismo que impera en estos pueblos como uno de los problemas que dificulta el crecimiento del sector y reprocha a los responsables de la Junta que frustrasen el proyecto de concentración parcelaria que intentó impulsar en 2016. “Tener una viña de una hectárea aquí es imposible, en la mayor parte de las fincas no cabe un tractor”, lamenta. Además, muchos de esos antiguos viñedos son herencias de padres o abuelos y sus actuales propietarios residen fuera, lo que provoca el abandono de muchas de esas parcelas.
En la misma línea, el alcalde de Berlanga del Bierzo, César Álvarez, constata que la mayor parte de los viñedos del municipio quedaron abandonados a lo largo del siglo pasado y confía en que las campañas de recuperación de este cultivo milenario impulsadas por la DO y el Banco de Tierras del Consejo Comarcal sirvan para “animar a nuevos proyectos”. “En esta zona hay cepas viejas que dan vino de muy buena calidad”, señala el regidor, que recuerda que el vino en esta altitud tarda unos 20 días más en madurar con respecto a las zonas bajas de la comarca.
Bierzo Alto
En la otra gran cuenca minera de la comarca, la del Bierzo Alto, la inclusión de esta decena de nuevos municipios en la DO se recibió como una gran noticia especialmente en la localidad de Albares de la Ribera, una de las poblaciones donde el tradicional apego a la viña se ha mantenido con mejor salud. De hecho, en estos meses transcurridos desde la aprobación del nuevo pliego de condiciones ya se ha solicitado una licencia para la apertura de una bodega con viñedos propios, señala el alcalde de Torre del Bierzo, Gabriel Folgado.
De cara al futuro, el regidor apunta al interés que otras bodegas pueden tener en la plantación de nuevos viñedos y muestra su esperanza de que el sector contribuya a la creación de puestos trabajo, una vez finiquitado el sector minero que fue el alma del municipio. “Ojalá sea así, tengo esperanzas porque el terreno es propicio para la instalación de viñedos y bodegas”, asegura Folgado, que recuerda que ya han cristalizado en la zona algunos proyectos de recuperación del viñedo viejo como el emprendido por la bodega Casa Aurora.
Menos interés, por el momento, despierta la ampliación en los vecinos municipios de Igüeña y Folgoso de la Ribera, donde la presencia de viñas es más reducida. En el primer caso, el cultivo es casi testimonial y se reduce a unas pocas parcelas concentradas en la localidad de Quintana de Fuseros, apunta el alcalde, Alider Presa. En Folgoso, en cambio, hay cerca de cuatro hectáreas de viñedo repartidas por el territorio, pero su explotación no ha despertado aún el suficiente interés para la creación de un proyecto comercial. “En el valle hay buena viña, pero se está vendiendo la uva a distintas cooperativas”, lamenta el alcalde, Gabino Colinas.
Bierzo Oeste y Benuza
Al oeste de la comarca, ya en el límite con las zonas gallegas de Valdeorras y Quiroga, Sobrado y Oencia también se suman a la DO Bierzo. En este territorio que también vivió su particular fiebre minera de la mano del wolfram y que alberga en su subsuelo otros minerales valiosos como plomo y zinc, la viticultura encarada a la recuperación de los antiguos viñedos de altura ya movilizó en 2017 a la bodega Demencia, que emprendió un proyecto de este tipo en la localidad de Cabarcos, recuerda el alcalde, Antonio Moldes.
Por su parte, Arsenio Pombo, alcalde de Oencia, lamenta que el acuciante problema de la despoblación del medio rural complique las posibilidades de este municipio para emprender un proyecto bodeguero. “Falta gente joven para plantar viñas y el vino autóctono ya hace años que desapareció”, explica el regidor. A escasa distancia, en Trabadelo, el tercer municipio del Bierzo Oeste cuyos terrenos se incorporan a la zona de producción regulada, el alcalde, Ricardo Fernández, recuerda que el principal cultivo de la zona es el castaño y que la viña tiene mucha más importancia en otras poblaciones cercanas como Villafranca, Valtuille o Parandones.
Por último, Benuza, el municipio más al sur de la comarca y la puerta de acceso a la vecina Cabrera, es una zona donde la pizarra es la reina de la economía. El alcalde, Agapito Encinas, explica que la inclusión del territorio municipal en el paraguas de la DO despierta el interés de varios vecinos de Puente de Domingo Flórez, una población en la que el sector ya ha empezado a dar sus primeros pasos, que habrían mostrado su disposición a adquirir algunos de los viñedos viejos que sobreviven sobre el rico suelo de la zona.
Proyecto de futuro
Desde el Consejo Regulador de la DO Bierzo, su presidenta, Misericordia Bello, reclama “altura de miras” y paciencia para empezar a ver los resultados sobre el terreno tras la ampliación del territorio de acción del organismo regulador de los vinos. “Es un proyecto de futuro a largo plazo, algo que necesita tiempo, se han puesto los cimientos para hacer un área de producción más grande y dar la posibilidad a estos municipios que fueron vitivinícolas para que vuelvan a serlo”, explica.
En ese sentido, la responsable del Consejo Regulador recuerda que en estos municipios, “la viticultura fue una actividad abandonada porque se fueron a la minería, ahora la minería les ha abandonado a ellos y nosotros les damos cobijo”. Al respecto, con su inclusión en la DO, a los productores de estos ayuntamientos se les posibilita certificar y calificar sus uvas, así como incluir sus viñedos en el registro de la DO. También se facilitan nuevas plantaciones, en caso de que los interesados dispongan de los correspondientes permisos, y se impulsa la creación de actividad económica, fomentando el establecimiento de nuevas bodega cuyos productos puedan estar protegidas por una figura de calidad.
A todo ello, añade Bello, cabe sumar la “visibilidad internacional” que estos municipios podrían ganar a través del Consejo Regulador y del “prestigio” y el “posicionamiento exterior” que la DO Bierzo está consiguiendo en los últimos años en los mercados internacionales. En esa línea, la presidenta de la DO señala que estas zonas también podrán acogerse al nuevo sistema de zonificación, que permite clasificar los vinos según unidades geográficas menores.