La sonrisa de la Mona Lisa no es de cine

Sofía Esteban
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La sonrisa de la Mona Lisa no es de cine

Leonardo da Vinci fue capaz de trazar la sonrisa más misteriosa de todos los tiempos, pero el autor italiano nunca hubiera podido disfrutar de una película. La capacidad visual del genio del Renacimiento para reproducir el movimiento era increíblemente inusual, hasta el punto que pudo observar las características del vuelo de una libélula cientos de años antes de que las cámaras de alta velocidad ayudaran a hacerlo, según revela el enésimo estudio que trata de descifrar el enigmático rostro de la Mona Lisa. Al parecer, la mayoría de las personas podemos recordar casi al instante la cara de una persona sonriendo, pero solo unos pocos tienen la capacidad de hacerlo cuando empieza a sonreír. Y no parece broma. Yo llevo unos minutos intentándolo y nada. Ese preciso momento, según el profesor David Thaler, pudo ser el que pintó el artista e inventor en su famoso óleo. Una habilidad innata y poco frecuente que, no obstante, le hubiera privado del séptimo arte si los Hermanos Lumière hubieran nacido unos siglos antes, ya que observaría los fotogramas de uno en uno, pero su brillante mente sería incapaz de juntarlos.