Todo listo para lucirse

Nacho Sáez
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El Club Rítmica Segovia despide el curso este martes con la última de las seis exhibiciones que ha celebrado este mes. Es la guinda a un trabajo enfocado a la diversión.

Belén Hernanz (izquierda), María Ballesteros y Diana Rodríguez posan para este reportaje.

Padres y abuelos tienen listas sus cámaras de fotos y vídeo para inmortalizar el momento más esperado por las niñas que forman parte del grupo del Club Rítmica Segovia que se ejercita en el pabellón Enrique Serichol. Llega la exhibición de fin de curso, dos horas para mostrar todo lo trabajado durante meses y para lidiar con la emoción y los nervios. Nadie quiere fallar en una cita en la que las gradas estarán llenas y en la que se pondrá la guinda a esta actividad hasta septiembre. 

Será  este próximo martes 18 de junio a partir de las 19:00 horas en el propio Enrique Serichol, donde se vivirá la última fiesta del Club Rítmica Segovia, que ya se ha  despedido en los colegios Claret, Diego de Colmenares, Villalpando, Santa Eulalia y en el Marqués del Arco de San Cristóbal de Segovia.  Comienzan las vacaciones tras un curso que ha sido «agotador», tal y como reconoce una de sus responsables, Diana Rodríguez, que al menos ha encontrado, dice, «más ganas en las niñas». «Y eso nos motiva a nosotras y se nota en los resultados», añade en mitad de una clase en la que las gimnastas van entrando y saliendo sin descanso de la pista al ritmo de la música.

Desde la más pequeña, Macarena Huertas (tres años) a la más mayor, Mónica del Castillo (18), todas tienen un papel asignado aunque no compiten. El Club Rítmica Segovia renuncia de momento a acudir a los campeonatos y está enfocado a la diversión, lo que no quiere decir que sus responsables no impongan un elevado nivel de exigencia y que los entrenamientos no sean intensos. La excelencia marcó su juventud. Tanto la de Diana Rodríguez como la de María Ballesteros y Belén Hernanz, que llegaron a colgarse medallas nacionales. «Fue una época muy dura pero también muy bonita», cuenta Rodríguez, campeona de España de gimnasia rítmica en 1992, con 16 años.

Micaela Blanco, durante un ensayo del ejercicio que realiza en solitario.Micaela Blanco, durante un ensayo del ejercicio que realiza en solitario.Entonces entrenaba de lunes a domingo durante cinco horas diarias. Era una época en la que estaba reciente el vigésimo puesto conseguido por María Martín en los Juegos Olímpicos de Seúl 1988, pero tras ellas la gimnasia rítmica se estancó en Segovia. «Se perdieron quince años», remarca Rodríguez, agradecida por el apoyo que reciben ahora del  Ayuntamiento, aunque no puedan contar con un pabellón en exclusiva para su deporte como sí ocurre en otras ciudades en cambio.

Laura Sanz y Micaela Blanco, que tienen 15 y 13 años respectivamente, destacan «los valores que aprendes» con la gimnasia «y la libertad que se siente». No forman parte de esa mayoría que en el paso de la infancia a la adolescencia cuelgan las mallas, uno de los principales lastres que arrastra el Club Rítmica Segovia. «Nuestras gimnastas utilizan los teléfonos móviles o las tablets para ponerse vídeos y ensayar. En casa están todo el día», apuntan sus responsables a la hora de hacer hincapié sobre los efectos beneficiosos de este deporte frente a peligros actuales como el acoso digital o la adicción a las redes sociales.

Más fotos:

Las más pequeñas ensayan para la exhibición de fin de curso.
Las más pequeñas ensayan para la exhibición de fin de curso.
Otro momento de uno de los últimos entrenamientos.
Otro momento de uno de los últimos entrenamientos.

Y como este club hay otros que apuestan por impulsar la gimnasia rítmica en Segovia, como el Segorítmica. En este fin de curso todos están listos para lucirse.