Bulas con letras de molde

A.M.
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El Museo de Segovia acoge una exposición con documentos que dan testimonio de la circulación de indulgencias en Cuéllar, desde 1484 a 1544, de gran importancia a nivel internacional

Bula de indulgencias hallada en Cuéllar por la que se recaudaban fondos para la catedral de Segovia - Foto: Rosa Blanco

Que la Iglesia tuvo un papel fundamental en la llegada de la imprenta a España, con la publicación del primer libro que recogía las actas del Sínodo de obispos celebrado en Aguilafuente (Segovia),?que nació en los talleres del impresor Juan Parix de Heidelberg,? ? en la capital, donde permaneció hasta 1476, también lo demuestra con otro tipo de documentos, como las bulas de indulgencias.? ? 

La exposición ‘Las bulas de Cuéllar. Imprenta y devoción en Castilla», que se podrá visitar hasta el 15 de septiembre en el Museo de Segovia, centra parte de su contenido en los documentos surgidos ya de letras de molde, recuperados en la tumba de Isabel de Zuazo en la iglesia de San Esteban, en la villa cuellarana, en 2008, dentro de una más amplia intervención de restauración y excavación del templo, que conforman un conjunto de gran valor histórico y bibliográfico. Se lleva a cabo, por un lado, fruto de la cooperación entre el Museo de Segovia, dependiente de la Consejería de Cultura y Turismo, y el Ayuntamiento de Cuéllar y la Facultad de Ciencias de la Documentación de la Universidad Complutense de Madrid.

En esta muestra, inaugurada por el director general de Politicas Culturales de la Junta de Castilla y León, José Ramón González, no solo se exhiben una parte representativa de las bulas halladas en Cuéllar impresas –de Cruzada, para la Catedral de Segovia, hospital de Santiago de Compostela, San Pedro de Roma, redención de cautivos, cofradía del Corpus Christi)– y un pequeño libro impreso de oraciones de San León, de principios del XVI, luego prohibido por la Inquisición,? ? por supersticioso, un ejemplar único en el mundo, sino que ofrece al visitante restos de los ajuares de las tumbas; las conocidas bulas de Borja, de la Catedral de Segovia;? ? bulas tomadas por reina Isabel la Católica –de Borja y de Cruzada–,? ? del Archivo General de Simancas, y dos trazas (planos) originales de la construcción de la última seo del gótico.

Asimismo se pueden ver las ordenanzas impresas de Cuéllar (1499 y 1546), el libro de bautismo de la parroquia de San Pedro de Cuéllar, donde aparece testimoniada Isabel de Zuazo; monedas de la época, restos del panteón de los duques de Alburquerque en el convento de San Francisco de Cuéllar, un díptico y unas tablas del siglo XV, además de varios cuadros que ayudan a comprender el contexto de las bulas (muerte o purgatorio). Muchas son piezas únicas en el mundo, una gran parte son incunables.

El profesor de la Universidad Complutense de Madrid Fermín de los Reyes, investigador tanto de historia de la imprenta, como de incunables españoles y bibliografía, uno de los comisarios de la exposición junto al director del museo, Santiago Martínez Caballero,? explica que el hallazgo de las bulas de Cuéllar se produce en la intervención arqueológica en la iglesia de San Esteban, en este caso en la tumba de Isabel de Zuazo, esposa del regidor cuellarano Martín López de Hinestrosa.? 

Junto al cadáver se encontraba un paquete que, tras un TAC y un examen forense, fue recuperado y restaurado en el Centro de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de Castilla y León, ubicado en Simancas.? ? 

En él había restos de 66 bulas de indulgencias y un librito de oraciones. Las bulas de indulgencias son muy variadas, pues las hay de Cruzada, de la guerra contra los turcos en Rodas, para la Catedral de Segovia –la antigua y para la construcción de la moderna-, el hospital de Santiago, la Basílica de San Pedro, de Roma, el monasterio de Montserrat, los monasterios de Cenarruza (Vizcaya) y Santo Domingo (Vitoria), y orden de la Santísima Trinidad. 

De los Reyes añade que «nos muestra la gran difusión de las indulgencias y cómo éstas llegaban a todas las localidades, como ocurrió con Cuéllar; nos hablan de la espiritualidad y devoción, así como de acontecimientos históricos como la toma de Granada y posterior campaña en el norte de África, la defensa ante los turcos, la construcción de la Catedral de Segovia, así como la gran preocupación que había en aquellos tiempos por el más allá».

Como investigador considera que se trata de «un magnífico conjunto, tal vez el más importante del mundo no por su cantidad, que también es elevada, sino por testimoniar la circulación de las indulgencias en un contexto muy definido, como es Cuéllar, y en un amplio periodo, pues abarcan desde 1484 a 1544, sesenta años muy importantes». Desde el punto de vista de la imprenta, han aparecido ediciones hasta ahora desconocidas, como las de la Catedral de Segovia, que son incunables de los que no se tenía constancia, así como otros muchos ejemplares únicos en el mundo. No obstante, no hay impresos segovianos, pues entonces no había imprenta en la ciudad, pero se ha conocido que se producían los encargos de impresos en Salamanca. 

Las bulas han sido identificadas, incluso los fragmentos, tras un minucioso análisis, lo que ha permitido averiguar bastantes datos sobre su impresión y circulación, de acuerdo con De los Reyes.  Además, ha hallado documentación referente a los encargos de las bulas por el Cabildo de Segovia a varios agentes, por lo que se conoce cuál era el proceso de publicación, los precios y beneficios obtenidos y una serie de detalles de gran importancia. Hay también testimonios documentales de fraudes con las bulas en Segovia, que es el siguiente paso en la investigación. Aparte están los grabados de algunas de estas bulas, como el que muestra, por primera vez, el martirio de los santos Valentín y Engracia, hermanos de San Frutos. 

Del estudio realizadopor Fermín de los Reyes se desprende que el Cabildo encargaba la publicación de las bulas a dos intermediarios: un fraile y un vecino de Cuéllar. Éstos, a su vez,? pagaban la imprenta y predicaban las bulas, para lo que contaban con un plazo de 18 meses. El beneficio para la Catedral era de un 35% del total recaudado por la bula: 12 maravedíes de los 34 que costaba una bula de vivos (un real de plata = 34 maravedíes) y 6 maravedíes de los 17 que costaba una bula de difuntos (medio real de plata = 17 maravedíes). Para evitar fraudes y que los intermediarios vendieran bulas por su cuenta, todas debían estar firmadas por el mayordomo de la catedral. Había una pena de un ducado de oro (375 maravedíes) por cada bula que se encontrara sin firmar.