Gurús segovianos en la COP25

Nacho Sáez
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Francisco Esteban Lefler y David Bartolomé han participado como ponentes en la Cumbre del Clima para ofrecer su diagnóstico ante desafíos como la subida del nivel del mar o la movilidad sostenible

Gurús segovianos en la COP25

Aunque finalmente no ha tenido repercusiones en las reservas hoteleras, Segovia también ha participado de la Cumbre del Clima. Un grupo de alumnos de tercero de Primaria del colegio Maristas Segovia tomó parte en un acto organizado en el Ministerio de Educación y Formación Profesional, y se unió a otros escolares procedentes de distintos lugares con los que han elaborado un decálogo que recoge la mayor parte de las propuestas de los Maristas. Paralelamente, la asociación Geología de Segovia presentó su programa ‘Apadrina una roca’, que promueve la conservación del patrimonio geológico de España y que cuenta con más de 1.050 padrinos y madrinas que velan por la conservación de los más de 3.000 lugares de interés geológico que están reconocidos en el Inventario de Lugares de Interés Geológico.

Tampoco faltó presencia segoviana en la gran manifestación que se celebró por las calles de Madrid. Medio centenar de ciudadanos se subieron al autobús que partió desde la Plaza de Toros para unirse a las miles de personas que exigieron un compromiso real y ambicioso a la comunidad internacional. Una movilización civil para pedir en la calle que la Cumbre del Clima se traduzca en políticas concretas y aplicables para salvar el planeta y que no se quede en una mera declaración de buenas intenciones.

Mientras, dentro de los pabellones del Ifema, expertos llegados desde todos los puntos del mundo han ofrecido su diagnóstico y las posibles soluciones para combatir el calentamiento global. Entre ellos dos segovianos. David Bartolomé es el director de Desarrollo de Negocio de Share Now, una de las empresas líderes en el alquiler flexible de vehículos eléctricos, y lleva trabajando 13 años en el sector de la movilidad sostenible. Antes de recalar en aquella compañía, pasó por el área de Innovación en Movilidad y Empresa de la Fundación Movilidad y, posteriormente desempeñó labores de consultoría en la Empresa Municipal de Transportes de Madrid.

Francisco Esteban LeflerFrancisco Esteban Lefler - Foto: EfePor su parte, Francisco Esteban Lefler se convirtió el pasado mes de junio en el nuevo presidente de la Asociación Mundial para las Infraestructuras de la Navegación, adonde llegó tras ser el máximo responsable de la Asociación Técnica de Puertos y Costas. También ha trabajado en FCC.

La intervención de Francisco Esteban Lefler en la Cumbre del Clima giró en torno a los conceptos de resiliencia y adaptación. Como máximo responsable de la Asociación Mundial para las Infraestructuras de la Navegación (PIANC en sus siglas en inglés), su diagnóstico sobre los desafíos que plantea el cambio climático tiene un peso específico, especialmente en torno a cuestiones como los fenómenos meteorológicos extremos o la subida del nivel del mar. Esta última se encuentra en el origen de la advertencia que realizan los expertos: se estima que en 2050, 200.000 españoles vivirán en tierras de riesgo de inundación anual con la subida del nivel del mar.

«En la lucha contra el cambio climático hay fundamentalmente dos bloques. Uno la mitigación –que sería todo lo que tiene que ver con reducir las emisiones– y otro muy importante es la adaptación», explica este segoviano de adopción, que hace hincapié en que los efectos del calentamiento global «seguirán avanzando» aunque gobiernos y empresas alcancen un acuerdo para reducir a cero las emisiones. «Por eso, resulta esencial la adaptación y la resiliencia, que es una cualidad fundamental de las infraestructuras para hacer frente a la subida del nivel del mar, cambios de pauta en las precipitaciones o fenómenos meteorológicos extremos», subraya. Esteban Lefler se refiere a la necesidad de diseñar y construir sistemas de transportes que sean capaces de «recuperar cuanto antes todas sus capacidades después de haber sufrido una situación extrema» y hasta «resistir  un fallo catastrófico».

En algunas playas de Cádiz ya han  comenzado a tomar precauciones. «Es responsabilidad de todos. Lo primero que hay que tener es la percepción de que la adaptación es necesaria. La no adaptación tiene consecuencias. Por una parte en daños, y por otra, en consecuencias económicas muy claras. Es un deber de las administraciones en el ámbito de sus competencias y es una necesidad para el capital privado», indica el presidente de la Asociación Mundial de Infraestructuras para la Navegación, que continúa: «Hay una percepción generalizada de que la adaptación es complicada y muy cara, pero no es cierto. Hay medidas que se pueden adoptar de forma escalonada y con un coste razonable. Pensar en una inversión en un margen de 30 años es disuasorio para una empresa porque hay una dispersión de resultados a futuro muy grande y los modelos aún no son totalmente precisos. La inversión tiene que establecerse de manera incremental, con un planeamiento robusto y flexible para ir adaptándose a la evolución real», argumenta.

David BartoloméDavid Bartolomé - Foto: D.S.Los conceptos establecidos están en pleno cambio. «Hasta ahora las infraestructuras costeras y portuarias se venían concibiendo y desarrollando a partir del pasado, de las estadísticas que hay desde que existen mediciones. Ahora está claro que eso se ha quedado corto. La resiliencia, por ello, es el nuevo paradigma del diseño. No podemos diseñar para lo que ha pasado sino para lo que puede pasar, manteniendo un ritmo de inversiones adecuado sin inmovilizaciones excesivas antes de tiempo», razona el también expresidente de la Asociación Técnica de Puertos y Costas, que alerta de que los fenómenos climáticos extremos «son cada vez más frecuentes».

Él vive en Segovia, que como el resto del mundo no es ajeno a este problema. «Los contaminantes no tienen fronteras», destaca. «La subida del nivel del mar está muy lejos para los segovianos, evidentemente, pero la acción del cambio climático también se ve en las sequías, la irregularidad de las precipitaciones y sus efectos para la navegación fluvial. Afecta a todos los usos del agua, el uso agrícola, el uso urbano… Luego nuestro medio ambiente atmosférico es de mucha calidad, estamos al lado de la sierra, pero no hay vallas para todo lo que nos vamor cargando en la tierra», zanja.

Tras 13 años de trabajo en el sector, David Bartolomé (Segovia, 29 de agosto de 1975) se encuentra plenamente comprometido con la movilidad sostenible. «Como sociedad no damos importancia a que las víctimas mortales de accidentes de tráfico son menos que las personas que mueren por enfermedades derivadas de la emisión de gases a la atmósfera», lamenta. Él está convencido de que en las ciudades está el origen de los problemas pero también las soluciones, que en el caso de los medios de movilidad llegarán de la mano del transporte colectivo, las bicicletas, los patinetes... Y el transporte compartido, en el que es experto este segoviano como director de Desarrollo de Negocio de Share Now, una de las empresas líderes en el alquiler flexible de vehículos eléctricos.

«La obsesión por tener coche propio va a ir decreciendo año a año, sobre todo dentro de las ciudades por las restricciones cada vez mayores que va a haber para circular», anticipa. El Gobierno prepara una ley que obligará a los municipios con más de 50.000 habitantes censados a contar con zonas de bajas emisiones no más tarde de 2023. «Otra cosa es cómo se defina. En Londres no hay problema para circular por el centro con el coche, pero hay que pagar un pastón», apunta Bartolomé. Las polémicas que ha generado Madrid Central considera que son positivas: «Es interesante que la movilidad se convierta en moneda política. Eso quiere decir que es importante y que se está hablando de ella donde se toman decisiones».

En este sentido la sociedad civil, las administraciones públicas y las empresas tienen que llevar a cabo una labor «coral», en su opinión. Ejemplos de buenas prácticas observa en muchos sitios. En Madrid por la implantación de tres compañías de transporte compartido y su «muy buen» transporte público «frente a capitales como Roma, donde es muy malo». En su tierra natal, Segovia, por la tendencia a acudir caminando a los sitios, «aunque aún hay mucha dependencia del vehículo privado».

Que no eléctrico ya que el parque de coches de este tipo continúa siendo mínimo en la provincia y a nivel nacional. A pesar de esta circunstancia, el director de Desarrollo de Negocio no firma su epitafio. «Al vehículo eléctrico le auguro todo el futuro del mundo», remarca. «Son procesos que tardan décadas. En el motor de combustión se han invertido billones de euros durante más de cien años... El avance es lento pero positivo. En los próximos dos años se van a a presentar más de 200 modelos de vehículos eléctricos», añade.

La concienciación encarna el primer paso. «Espacios como esta COP25 o figuras cono Greta, tan criticada lamentablemente, son importantes para orientarnos», indica Bartolomé, que visualiza un auge del transporte colectivo a la demanda en Segovia. «Las paradas físicas serán sustituidas por otras virtuales que se crearán cuando haya demanda. En cambio no hay población suficiente para el desarrollo de plataformas como Share Now», termina.