El ascensor al Salón costará más de 500.000 euros

D.Aso
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La pasarela aérea que se proyecta para salvar el talud eleva su presupuesto muy por encima de los poco más de 120.000 euros que valdrá el de Gascos

El ascensor será acristalado y se ubicará en el muro de contención del talud verde, en la calle San Millán, unido al paseo mediante una pasarela aérea que desembocará en el entorno de la fuente situada frente a la Puerta de la Luna. - Foto: Rosa Blanco

El ascensor que conectará la calle San Millán con el paseo del Salón costará más de medio millón de euros, según avanza a El Día la alcaldesa, Clara Luquero. Un presupuesto muy superior al que salvará el desnivel entre la calle Gascos y Vía Roma, establecido inicialmente en 124.414,12 euros, contando el proyecto y obras complementarias. 

La explicación a semejante disparidad de presupuestos está sobre todo en la pasarela aérea que va a requerir la instalación de San Millán para conectar con el Salón por encima del talud que separa ambos espacios. De hecho, en los estudios previos a la elaboración de este proyecto, que se encuentra en fase de redacción, hubo dudas que llevaron a plantearse retomar la idea que ya rondaba años atrás de instalar un remonte a lo largo de la escalinata. «No descartamos que toque hacer algún viaje a otra ciudad para conocer mejor otros sistemas, ventajas e inconvenientes, porque igual hay que decidirse por algo completamente distinto a un ascensor convencional», apuntaba en abril la entonces concejala de Obras, Paloma Maroto. Por ejemplo, «una especie de cabina que sube por un raíl». Poco después, en mayo, hubo desplazamiento a Bilbao para aprender de la experiencia de un Ayuntamiento considerado como referente en ascensores y escaleras mecánicas urbanas por la cantidad de estas instalaciones que ha ejecutado en los últimos años. Y al final, terminado el estudio preliminar de viabilidad, se ha optado por la solución del ascensor convencional porque, aunque cueste encontrarle ubicación para salvar el desnivel de la manera menos impactante posible, va a resultar «menos complicado y más limpio» que el remonte mecánico por las escaleras, según destaca Luquero.

Antes de encargar el inicio de la redacción del proyecto, el mes pasado, el Ayuntamiento presentó una ‘solicitud de informe sobre propuesta para instalación de ascensor urbano en el paseo del Salón de Isabel II’ a la Comisión Territorial de Patrimonio Cultural, que en su sesión del 18 de junio «informó favorablemente», tal y como reseñan desde este organismo autonómico. Dio luz verde a esta alternativa con la que «se salva el desarrollo de la escalinata», valoran. Y el resultado ha sido el inicio de la redacción del proyecto de ejecución de la instalación, que también deberá pasar en su momento por la Comisión de Patrimonio para su aprobación definitiva, ya con «el diseño, acabado y estudio más pormenorizado» del conjunto de la instalación.

Si no surgieran imprevistos, se proyecta por tanto «un ascensor vertical» que se situará «en el muro de contención del talud verde, en la calle San Millán, unido al paseo mediante una pasarela aérea que dará conexión desde el entorno de la fuente situada frente a la Puerta de la Luna», explican fuentes municipales. La planta del ascensor correspondiente a la calle San Millán irá empotrada en el actual muro de contención «para evitar invadir espacio en la calle», y sobre este muro nacería el cuerpo del ascensor, con estructura metálica y cerramiento de cristal laminado, rebajando de esta forma su impacto visual. 

Plazos. Llevará su tiempo hasta que este proyecto esté redactado, aprobado por el Ayuntamiento y con visto bueno de Patrimonio para tramitar su adjudicación a una empresa externa que lo lleve a cabo, aparte de que se le presume un plazo de ejecución relativamente largo que bien puede llevar a no vislumbrar su puesta en servicio antes de la segunda mitad de 2020, si no más tarde. Es una mera cuestión de plazos administrativos, no de retrasos, por muy lejos que se vea semejante horizonte, tratándose de un proyecto que los ciudadanos ya eligieron en octubre de 2018, en la votación de los primeros presupuestos participativos, activados con cargo a las cuentas de 2019. Fue en concreto el segundo proyecto de interés general más votado, mientras que el primero, el ascensor urbano de la calle Gascos, es precisamente la mejor referencia que puede tener el de San Millán sobre el proceso administrativo que le queda por delante.

De hecho, el Ayuntamiento ya aprobó en la sesión de Junta de Gobierno Local del 16 de mayo el ‘proyecto básico y de ejecución para la instalación de ascensor en la calle Gascos’ con un presupuesto de 119.229,27 euros. La alcaldesa señaló ese día que, según la información técnica que se le acababa de facilitar, su plazo de ejecución sería de ocho meses; sorprendentemente largo, según admitió. 

No obstante, el 18 de julio, el ascensor de Gascos volvía a pasar por Junta de Gobierno Local, esta vez para la aprobación de su ‘proyecto refundido básico’. Jesús García Zamora, que compareció como alcalde accidental en ausencia de Luquero, precisó entonces que finalmente el plazo de ejecución será de cuatro meses, pero antes toca resolver el proceso de licitación, que en total requerirá como poco otros «cuatro o cinco meses». Es decir, que la empresa que logre el contrato no empezará a trabajar hasta finales de este año en el mejor de los casos.No en vano, si se demorase la formalización de la adjudicación hasta el comienzo de 2020 (por resolución de hipotéticas alegaciones o cualquier otra circunstancia), podría tocar esperar a que se aprueben las cuentas del Ayuntamiento del nuevo ejercicio para que la obra tenga la correspondiente asignación presupuestaria, lo cual llevaría a retrasar varios meses más el inicio de los trabajos. E incluso si empezara la obra a finales de año, tocará lidiar con los rigores del invierno, que no suele ser precisamente un buen aliado para obras públicas exteriores.Así que en esas circunstancias, no sería descabellado tener que esperar hasta el final de la primavera o el verano de 2020 para ver funcionar ese ascensor, a pesar de que su tramitación va más adelantada que la de San Millán y que contará con un plazo de ejecución más corto, puesto que requiere una obra más sencilla. 

En este caso no hay pasarelas ni nada parecido, sino que estará pegado a la escalera que conecta actualmente Gascos yVía Roma, de forma que el ascensor, arriba, desembocará en ese rellano. Asimismo, según explican fuentes municipales, «el elemento vertical que forma el cierre del ascensor» se dividirá en dos mitades, una superior realizada «en una piel de vidrio laminado, transparente y con un menor impacto visual (resumiendo, acristalado)», y una inferior con «acabado mediante paneles de acero corten», un tipo de acero cada vez más popular, con una composición química que le da una apariencia de óxido que, por encima de la propia estética, también valorada, le da más resistencia frente a la corrosión. 

Por otro lado, el pavimento de la calle Gascos también será modificado para favorecer el acceso hasta la nueva instalación por parte de personas con movilidad reducida. Para ello se cambiará el embordillado actual por «una banda de acera realizada en hormigón semi-pulido desde la plaza de la Resolana hasta la llegada a su entorno», así como «pavimento de adoquín prefabricado de hormigón para toda la zona del entorno de la escalera y el recorrido hasta el pie del futuro ascensor». La cabina tendrá unas dimensiones de 1,40 x 1,60 metros, con una capacidad para 12 personas.

Respecto al ascensor de San Millán, el Ayuntamiento no ha precisado todavía esos detalles. Primero hay que esperar a que se apruebe el proyecto y, sobre todo, tocará tener paciencia hasta que se resuelvan todos los plazos administrativos.