El cruce de dardos de los técnicos de la Sego y del Zamora

Nacho Sáez
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La polémica que rodeó los últimos minutos del encuentro que disputaron ayer continuó después en sala de prensa.

El gimnástico Álex Conde es atendido sobre el césped de La Albuera tras una falta de un jugador del Zamora. - Foto: Juan Martín Gimnástica Segoviana

El emocionante y polémico final del duelo que disputaron este miércoles la Gimnástica Segoviana y el Zamora todavía coleaba horas después de que el árbitro salmantino Sánchez Ingidua hiciera sonar su silbato y se certificara el empate a uno con el que se saldó este partido que se debería haber disputado el 12 de enero pero que fue aplazado por el compromiso copero que afrontó el conjunto zamorano aquel fin de semana ante el Mallorca. Días de unión del fútbol castellano y leonés que contrastan con el mal rollo que han generado los instantes finales del encuentro entre el primer y el segundo clasificado del grupo octavo de Tercera División. 

La negativa del Zamora a devolver un balón después de que la Segoviana lo hubiera lanzado a la banda para que fuera atendido uno de sus jugadores, los seis minutos de tiempo de descuento decretados por el colegiado, la expulsión por protestar de Dani Calleja, que estaba en el banquillo, y el gol del empate anotado ‘in extremis’ por el equipo zamorano encendieron la mecha, aunque hasta ese momento el fútbol había sido el único protagonista. La polémica continuó en la sala de prensa, donde los dos entrenadores se lanzaron varios dardos con caras muy serias. Aunque elogió a la Segoviana en diferentes momentos de su comparecencia ante los medios de comunicación, el técnico del líder, David Movilla, acusó a su rival de perder tiempo y justificó su decisión de no ceder la pelota a su rival después de que Dani Arribas se tirara al suelo en su área aquejado de molestias y el portero gimnástico, David García, enviara el balón fuera junto a los banquillos. «Llevamos 25 jornadas haciendo lo mismo», comenzó Movilla al ser preguntado por esta cuestión. «El reglamento lo dice bien claro. Si hay alguna acción que el árbitro interpreta que puede tener gravedad para algún futbolista, debe parar el juego», añadió. 

Sin embargo, su respuesta continuó y puso en duda que Dani Arribas sufriera realmente molestias. «Ha habido seis asistencias a jugadores de la Segoviana y he visto a Arribas entrar al campo rápidamente en cuanto ha salido fuera. Es evidentemente que no requería [asistencia]», trató de razonar el entrenador de Barakaldo, al tiempo que defendió la posición adoptada por su equipo: «Ellos utilizan el recurso legítimo de la pérdida de tiempo, pero nosotros no contribuimos». «Hay un árbitro que debe establecer el criterio», zanjó.
CRÍTICAS. La jugada estaba aún caliente y no fue necesario preguntar por ella al entrenador de la Segoviana, Manu González, para que deslizara la primera crítica hacia su rival. «La mitad de nuestros titulares hoy (por el miércoles) viene de trabajar o de estudiar, y el Zamora imprime un ritmo de juego que es de una categoría superior. Pero los dos estamos en Tercera, aunque a veces parece que están en otra categoría u otra dimensión», apuntó al final de su primera valoración sobre el encuentro. Después. ya abundó acerca de esa acción del Zamora antideportiva para unos y correcta para otros.

«Dani Arribas viene de trabajar y en el minuto 94 es normal que se le suban los gemelos, los isquios y hasta las pestañas. Que diga Movilla que no devuelve el balón me parece un gesto totalmente antideportivo, y más de un equipo que debe ser un ejemplo porque va líder, porque está haciendo récords, porque tiene todo a su favor para quedar primero y ascender...», reflexionó González, que fue un poco más allá: «Un gesto así el primer día que vas perdiendo me parece poco respetuoso hacia Dani Arribas el primero, porque está poniendo en duda su humildad. Le respeto mucho como entrenador [a Movilla], me parece el mejor de la categoría, pero cuando vas perdiendo hay que saber encajar las derrotas y el Zamora no ha sabido».

El técnico de la Segoviana se quejó también de la actuación arbitral en el epílogo de una noche que, al margen de polémicas, dejó un partidazo.