La vida de Águeda Muñoz Marqués ha pasado a girar en torno a la cocina de su casa. Allí mata el aburrimiento en compañía de su hermano («Me gusta cocinar y estos días ya hemos hecho bizcochos y algún plato más») y de allí obtiene parte del material que su entrenador le ha recomendado para mantenerse activa. Con paquetes de arroz y de garbanzos se ha fabricado unas pesas, cuenta riéndose. Ese trabajo de gimnasio improvisado, en el que echa en falta poder hacer sentadillas («Pero 60 kilos no tengo de donde sacarlos), lo complementa  esta atleta y estudiante con sesiones de bicicleta estática. 

«Si le das fuerte, puedes simular un rodaje o unas series», subraya mientras repasa el momento de la temporada por el que atraviesa: «He terminado las competiciones de invierno y ahora tendría que empezar a preparar el aire libre». Es consciente, sin embargo, de que «las cosas no pintan bien» y de que se tiene que adaptar a un nuevo estilo de vivivir. «Para mí no es solo el hecho de no poder entrenar. Es que soy una persona que sale de casa a las diez de la mañana y no vuelve hasta las diez de la noche. Pero no puedo estar desanimada porque ahora hay cosas más importantes en las que pensar», concluye.