Obra en el puente de la Alameda para evitar su derrumbe

D. A.
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Unas placas metálicas lo tendrán que proteger durante meses desde la próxima semana, hasta que se redacte el proyecto de rehabilitación y se pueda ejecutar

El miércoles se despejó el puente de ramas y otros restos que se habían quedado atascados.

Unas placas de metal deberán proteger durante meses el puente de la Alameda, situado cerca de IE University y la antigua fábrica de borra, para evitar su derrumbe tras haber perdido parte de su estructura externa la semana pasada como consecuencia de su progresivo deterioro por la riada del 11 de diciembre. Una solución de urgencia que se materializará al comienzo de la próxima semana y que deberá aguantar durante meses, a la espera de que el Ayuntamiento de Segovia redacte un proyecto de rehabilitación y se den las condiciones para llevarlo a cabo. «Lo suyo sería aprovechar el periodo estival, cuando el cauce vaya más bajo», explica el concejal de Obras, Miguel Merino, así como «tratar de recuperar las piezas de mampostería originales» que cayeron al Eresma o «utilizar materiales lo más homogéneos posibles».

«En este momento no nos hemos parado a pensar siquiera en si el proyecto lo va a redactar la Concejalía de Vías y Obras o la de Patrimonio», reconoce. «Sí tenemos claro que habrá que acometerlo con cierto brío, pero lo más urgente ahora mismo es tratar de protegerlo para que esto no vaya a más». 

Después de producirse la última crecida del Eresma, que llegó a superar los 62 metros cúbicos por segundo el 11 de diciembre, frente a los 5 de esta semana, se detectaron fisuras por las que se decidió acordonar el puente para cerrarlo al tránsito peatonal. Desde entonces ha estado bajo vigilancia por parte de Bomberos y los servicios municipales de Medio Ambiente y Vías y Obras, que el miércoles 23 advirtieron del desprendimiento de piedras de uno de sus ojos que ha llevado a tomar la solución de urgencia de las piezas de metal para protegerlo.

Un trabajador se acerca al ojo dañado del puente con la ayuda de un camión grúa para tomar medidas de cara a la creación, después en el taller, de las protecciones metálicas. La imagen se tomó el martes.Un trabajador se acerca al ojo dañado del puente con la ayuda de un camión grúa para tomar medidas de cara a la creación, después en el taller, de las protecciones metálicas. La imagen se tomó el martes.Los daños son «importantes», reconoce Merino, y al haber perdido parte de su estructura externa, el deterioro se acelera por el lavado constante al que se ve sometida la estructura que lo soporta. De ahí que ya el martes una empresa tomara medidas in situ, con la ayuda de un camión grúa, para calcular las dimensiones de  las piezas de metal que debía crear en su taller y que finalmente se esperan poner el lunes, asegurando el mantenimiento de un puente que carece de protección patrimonial específica, pero tiene su Historia. 

LARGO PULSO CON EL RÍO. Tal y como detalla la concejala de Patrimonio Histórico, Clara Martín, «el aspecto del puente actual es del último tercio del siglo XVIII», pero consta documentación de múltiples reparaciones por las crecidas periódicas del Eresma tanto de su estructura actual como de otras previas derribadas y creadas de nuevo en siglos anteriores. Incluso en el XII.

«De 1641 data la primera referencia al puente de los Huertos», prosigue la concejala de Patrimonio Histórico, por actas municipales de ese mismo año donde consta su arreglo; y más reparaciones recogidas en actas de 1687 y 1688. Hitos que, como señala Martín, «dan idea» de cómo su estructura se veía constantemente afectada por las riadas. «En 1733 consta una gran avenida», según reseña Díez Herrero en una publicación científico-técnica divulgativa de 1999, ‘A todo riesgo XIII’. Otra intervención en 1740 también está documentada, así como una en 1756 por la que el maestro de obras del Palacio de Riofrío, Vicente Gargollo, trabajó «en la composición del puente», de nuevo según actas municipales.

En 1779 se repararon los pretiles a la entrada del «puente nuevo de la Alameda Grande», cita que puede referirse a la obra de Gargollo. «Es posible que fuera promovida por la Sociedad Económica de Amigos del País en los trabajos de ordenación de caminos y paseos en torno a Santa Cruz la Real y la cuesta de Santa Lucía, pero no hay documentación que lo pueda confirmar», matiza Martín. De esa documentación de entonces se deduce, en cualquier caso, la data en el siglo XVIII del aspecto actual de un puente que ahora anhela una reparación que le proteja con más solvencia de las embestidas periódicas del Eresma.