Talentos dentro y fuera del campo

Nacho Sáez
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Laura Usa, Javi Marcos, Kike Llorente y Raquel Bertolo cuentan cómo compatibilizan el deporte con los estudios, donde aplican la disciplina que les proporciona el fútbol, el fútbol sala o el atletismo.

Javi Marcos, jugador de la Gimnástica Segoviana.

Hay que elegir». El mediofondista gallego Adrián Ben recibió esta respuesta de uno de sus profesores de la universidad  –estudia Fisioterapia– cuando le pidió cambiar unas prácticas obligatorias para no perder preparación y competiciones. Un episodio que ha abierto el debate sobre los mecanismos que tienen a su disposición los deportistas españoles para poder compatibilizar cada año los estudios con la actividad física. 

El segoviano David Llorente, que forma parte del equipo nacional de piragüismo, encontró en la Universidad Isabel I de Burgos la salida para solventar este conflicto. En el 2014 comenzó a estudiar de forma ‘online’ un doble grado de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte y Nutrición Humana y Dietética al mismo tiempo que entrenaba en La Seu d’Urgell y acudía a las concentraciones y campeonatos que le han llevado por todo el mundo. La mayoría de universidades tienen programas adaptados a los deportistas de élite e incluso la UCAM de Murcia ha apostado en su promoción por fichar estrellas como Mireia Belmonte, pero ¿cuál es la situación para los jornaleros del balón o de las pistas, aquellos que carecen de un futuro profesional en el deporte pero tienen similar exigencia que los que cobran?

Laura Gómez Vera ‘Usa’ (Segovia, 19 de marzo de 1994) estudia Farmacia en la Universidad Complutense de Madrid y es una de las piezas imprescindibles del Unami femenino de fútbol sala, que ve avanzar la temporada en medio de un reguero de lesiones sin un filial al que poder recurrir. Usa va y viene de Madrid en autobús todos los días y saca tiempo para hincar los codos de donde puede. «Algunos días me quedo a comer para obligarme y es complicado, pero se consigue», explica. En unos meses acabará la carrera, el próximo año hará las prácticas y ya sólo será un mal recuerdo la grave lesión que sufrió en el 2016. Se rompió el ligamento cruzado de la rodilla izquierda y, no sólo no pudo jugar el resto de la temporada con las ‘azules’, sino que perdió el curso en la universidad.

Laura Gómez Vera, jugadora del Unami.Laura Gómez Vera, jugadora del Unami.Tuvo que repetir casi todas las asignaturas, aunque las sacó adelante con buenas dosis de esfuerzo y sacrificio. Las que le proporciona el deporte, según asegura. Desde que dio sus primeras patadas a un balón con cinco años, siguiendo el ejemplo de su hermano, no se ha separado de las canchas. «Aunque cuando tengo una mala racha en el fútbol sala me lo llevo al estudio, es una forma de evadirme y de descansar mentalmente», cuenta al tiempo que revela que su entrenador, Luis Martín, es «comprensivo» cuando faltan a algún entrenamiento por este motivo.

Kike Llorente Maroto (Segovia, 31 de marzo de 1992) se cayó de la convocatoria del Club Deportivo La Granja en el partido del pasado 27 de enero contra el Zamora porque estaba en Madrid en un examen de las oposiciones a funcionario de Instituciones Penitenciarias. «Cuando no estás cobrando nada y te estás jugando tu futuro, el míster lo entiende. Pero sólo falto cuando es inevitable porque, cuando empiezas la temporada, asumes un compromiso con el equipo. Prefiero quedarme estudiando por la noche que perderme un entrenamiento», remarca este licenciado en Química por la Universidad Complutense que aspira a trabajar en el futuro en los laboratorios de Instituciones Penitenciarias, una vez que obtenga plaza y consiga promocionar dentro del cuerpo.

Hace un año que comenzó a estudiar las oposiciones y, además, echa extras en el restaurante La Portada. «Muchos días me levanto a las seis y media de la mañana, estoy estudiando hasta la hora de comer, me vuelvo a poner, voy a entrenar y a veces me quedo también un rato por la noche. El deporte te da disciplina», apunta. El vestuario de La Granja se define por su juventud y un buen número de sus integrantes se encuentra en la universidad. «Mis apuntes han visto mundo porque a veces me los llevo cuando tenemos viajes y no los llego a tocar, porque en el autobús es muy difícil concentrarse», se ríe Kike, que pone el acento en la constancia como clave para el éxito a la hora de compatibilizar los estudios y el deporte: «Si quieres algo, no te queda otra que sacrificarte».

Kike Llorente, jugador del CD La Granja.Kike Llorente, jugador del CD La Granja. - Foto: Rosa BlancoSu labor como defensa central le obliga a ello también dentro del campo. Igual que a Javi Marcos (19 de agosto de 1995), que se desempeña en la misma posición y estudia segundo de Magisterio de Educación Primaria en la Universidad de Valladolid. Es la una del mediodía del martes y acaba de terminar las clases de ese día en el Edificio Vicerrector Santiago Hidalgo, que aún acoge aulas a la espera de que estén concluidas las obras de la segunda fase del campus María Zambrano. «Va todo sobre ruedas», señala el joven futbolista de la Gimnástica Segoviana, recién pasados los exámenes del primer cuatrimestre, en los que sólo ha tenido que realizar una recuperación. Sus estudios anteriores de TAFAD (Técnico Superior en Actividades Físicas y Animación Deportiva) le permitieron al principio convalidar alguna asignatura y ya está pensando en dónde hará las prácticas el próximo curso.

«Alguien que es competitivo en el deporte lo acaba siendo en todo. A mí me sirve para intentar siempre sacar las mejores notas, porque eso te sirve para elegir en qué colegio haces las prácticas», comenta mientras recuerda cómo de niño su madre «siempre estaba encima» para que no descuidara los estudios. «Le tengo mucho que agradecer», añade. La pasada temporada estuvo en la órbita de varios equipos, pero al final decidió quedarse en la Segoviana. «No fue por la carrera», desvela; «Magisterio lo hay en casi todos los lados,  pero vivir en Segovia, para mí, es un privilegio».

La atleta Raquel Bertolo.
La atleta Raquel Bertolo.
Al ser convocado con la selección UEFA tuvo que pedir permiso en la universidad para perder prácticas, pero ¿sacaría mejores notas si dejara el fútbol? «No. El tiempo que estoy entrenando me sirve para despejarme». En eso coinciden todos.

RAQUEL BERTOLO. La falta de un módulo cubierto de atletismo –una asignatura pendiente eterna del deporte segoviano– empujó a Raquel Bertolo (Segovia, 4 de noviembre del 2000) a tomar la decisión de marcharse a estudiar una carrera fuera de Segovia. Está en Valladolid, donde cursa el primer año del Grado de Administración y Dirección de Empresas (ADE). Pero no es una más. Tiene una beca que le permite vivir y entrenar en la Residencia Deportiva Río Esgueva, donde estos días prepara su próxima participación en el campeonato de Castilla y León sub-20 en pista cubierta (23 de febrero) y el campeonato de España en esa misma categoría (2 y 3 de marzo). «Por las mañanas voy a clase, después me marco unos objetivos de estudio, luego voy a entrenar y por la noche repaso», cuenta esta joven del barrio de Nueva Segovia especialista en la velocidad. Compite en 60, 100 y 200 metros lisos, distancias que exigen unas condiciones de entrenamiento muy específicas. «Los días que hiela y nieva es imposible entrenar en Segovia, así que ha sido una suerte que me dieran esta beca», apunta, al tiempo que reconoce que buscó una carrera que también pudiera estudiar en Segovia por si llega el momento en el que le retiran esa ayuda. En el primer cuatrimestre sólo ha suspendido una asignatura y, deportivamente, quiere bajar sus marcas personales.